Análisis de The Long Reach (PS4, PSVITA, Xbox One, Switch, PC)
Hoy en día es importante intentar hacer algo nuevo. Cuando parece que está todo inventado, siempre aparece una nueva manera de innovar, o de mezclar géneros para ofrecernos algo que no habíamos jugado antes. The Long Reach coge el terror e introduce puzles más propios de una aventura gráfica de los 90. El resultado es, cuando menos, interesante, aunque a veces estos dos géneros chocan.
Un experimento que ha salido mal
The Long Reach es un juego de terror en dos dimensiones que bebe de las aventuras gráficas clásicas para diseñar sus puzles.
A nivel jugable y visual recuerda inevitablemente a Lone Survivor, pero pronto descubriremos que es un título con personalidad propia en ambos aspectos.
La historia comienza presentándonos poco a poco una serie de comportamientos poco normales en los humanos, y nos va dejando entrever que son causa de un experimento que no ha salido bien. A nivel narrativo, el argumento está bastante bien medido, dosificando la información entre los personajes, los documentos que encontramos y los propios escenarios. Sin ser una historia inolvidable, es lo suficientemente buena como para mantenernos interesados a lo largo de toda la partida.
A nivel jugable, el concepto funciona bastante bien. Hay mucha exploración y mucho sabor clásico a la hora de progresar, necesitando recorrer una y otra vez los escenarios para encontrar objetos y así poder acceder a nuevas zonas. La progresión también está bastante bien medida, enseñándonos poco a poco cómo se comportan los enemigos y cómo tenemos que actuar cuando nos los encontramos.
La parte más interesante, y que nos ha parecido un arma de doble filo, son sus puzles. Algunos están genial y son perfectamente intuitivos, como usar una alarma para ensordecer a un enemigo y que no escuche nuestros pasos. Otros… no tanto. Muchos de los puzles desafían la lógica en favor de soluciones propias de las aventuras gráficas de los años 90, en las que más de una solución era más cuestión de ensayo y error que otra cosa.
Esto no tiene por qué ser algo necesariamente malo, pero la atmósfera de una aventura gráfica y de un juego de terror es totalmente diferente. Si en una aventura gráfica te pasas media hora intentando resolver un puzle no hay problema; en un juego de terror, si te pasas media hora escuchando la misma música, esquivando al mismo enemigo y recorriendo el mismo pasillo, se rompe la atmósfera y resulta contraproducente para la experiencia.
Aquí la percepción obviamente variará entre jugadores, ya que habrá quienes puedan quedarse atascados más tiempo con más frecuencia, y quienes tengan una experiencia más fluida. Nosotros pensamos que a veces el juego no hace demasiado por ayudar, con situaciones como el protagonista diciendo "tengo que esconderme" justo al lado de un sitio para esconderte, pero teniendo que irte en realidad a otra habitación para poder avanzar.
Aun así, si estamos siempre muy pendientes y atentos a todo lo que ocurre a nuestro alrededor, encontraremos pistas para averiguar cuál es el siguiente paso. Requiere más atención que el survival horror habitual, pero si por el contrario venimos con la experiencia de las aventuras gráficas, estaremos más entrenados para ellos.
Perdido en un mundo 2D
En lo audiovisual, The Long Reach está a un buen nivel, y consigue crear con éxito ambientes opresores propios de un juego de terror. En especial nos ha sorprendido el uso de la luz, un aspecto que podríamos presuponer que estaría limitado por tratarse de un juego en dos dimensiones, pero que consigue ofrecernos situaciones muy elaboradas no sólo en lo visual, sino también en lo jugable.
Es una pena que la aventura transcurra principalmente en escenarios cerrados, ya que los pocos escenarios abiertos nos parecen mucho más atractivos en lo visual. Comprendemos que Painted Black Games ha querido tenernos en espacios cerrados para fomentar el terror, pero de vez en cuando se echa en falta algo más de variedad. En cualquier caso, ya os decimos que luce bien dentro de su estilo.
En lo sonoro las melodías y los efectos trabajan juntos para tenernos siempre en tensión y saltar en el momento justo. Hay un aspecto que nos ha molestado un poco, y es que ciertas melodías no tienen un loop para extender su duración, sino que puedes escuchar claramente cómo simplemente se reproducen de nuevo al terminar. Cuando estás, por ejemplo, atascado resolviendo un puzle y la misma canción se repite hasta la saciedad, acabas volviéndote un poco loco.
Por último, hay también diálogos bastante elaborados en los que podemos tomar decisiones que no parecen afectar demasiado al desarrollo, pero que al menos nos dejan definir la personalidad de nuestro protagonista. Mencionar también una buena traducción al castellano, utilísima para poder seguir la narrativa sin problemas.
Un miedo diferente
The Long Reach es un juego de terror con un toque original, donde pesan más los puzles que el miedo como tal. Siempre se agradece recibir nuevas propuestas que den un giro a fórmulas, y aunque en este caso hay veces en las que no todo termina de encajar, en general nos ha parecido una experiencia tan acertada como recomendable.
El título de Painted Black Games está más dirigido a los que le gustan los puzles que los que buscan un survival horror, pero si disfrutas con ambos géneros, no tenemos la menor duda de que te lo vas a pasar en grande. Seguramente vas a tener que echarle algo de paciencia con algunos puzles, pero la aventura merecerá la pena.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código de descarga proporcionado por Avance Discos.