Análisis de Penarium (PS4, PC, Xbox One)
Team17 y Self Made Miracle nos ofrecen una propuesta indie dirigida a los usuarios más veteranos y pacientes de PS4, Xbox One y PC. Y es que bajo el nombre de Penarium se esconde un título que rememora los viejos tiempos de los 8 bits… con todo lo que eso conlleva.
Un chaval llamado Willy es el gran protagonista de esta especie de desafío plataformero circense que es este título. Aburrido de llevar una vida como granjero, Willy es engañado por un maestro de ceremonias un tanto "especial" de un circo ambulante de todo menos particular.
Y por especial queremos decir sinvergüenza, ya que dicho personaje engaña vilmente a nuestro protagonista haciéndole creer que va a pasar un día apasionante en el circo… para acabar siendo pasto de un espectáculo bastante cruel pero realmente entretenido.
Saltos de la vieja escuela
La propuesta que nos ofrece este título no puede ser más sencilla. El modo Campaña, que viene a ser el principal, nos insta a salir con vida de las ansias de carnaza del director de un circo muy particular y su público insaciable. ¿Y qué es lo que debemos hacer? Pues simplemente, saltar de un lado a otro de un escenario fijo sin scroll lateral conectado entre ambos lados (es decir, que si te "sales" de los límites de un lado vas a parar al otro) y esquivando todas las trampas que nos preparan. Treinta niveles englobados en tres zonas distintas (que debemos ir habilitando) que ponen a prueba nuestros reflejos de manera desatada.
Sí, porque esta producción es de esas en las que cuesta superar cada nivel. Incluso el tutorial se las trae. Cada salto debe ser medido con una precisión casi milimétrica, especialmente a partir de la segunda mitad del juego, donde las trampas y los obstáculos son cada vez más letales y abundantes.
Misiles teledirigidos, cuchillas, ametralladoras o láseres fulminantes son algunas de las trampas que debemos ir superando. Y todo mientras realizamos alguna de las tareas que nos encomiendan ya sea perseguir globos, explotar barriles o pulsar unos interruptores con forma de botones de diferentes tonalidades. Unos objetivos tan insulsos de desempeñar como enganchantes una vez que le coges el gustillo al juego. Jugabilidad 2D de marcada influencia 8 bits que seguramente atrapará a los seguidores de este tipo de propuestas pero que, igualmente, puede acabar desesperando a los usuarios más noveles o inexpertos.
Afortunadamente tenemos un aliado de excepción. Y es que el control no puede ser más sencillo y fiable, fundamental en esta clase de títulos. Saltar, doble salto y correr hacia la derecha e izquierda son las únicas acciones que es posible llevar a cabo. Y todo eso sin caernos de las plataformas en las que debemos permanecer, ya que si nos despeñamos al fondo del escenario… no habrá red que nos salve, como en los mejores circos.
Diversión complementaria
Junto a este modo Campaña que acabamos de explicaros, se suman un par de modos de juego adicionales. Por una parte está el tradicional Arcade, el cual nos invita a obtener el mayor número de monedas posible para alcanzar la puntuación más elevada que podamos sin perder la vida. Y por otro lado, el modo Multijugador nos ofrece piques uno-contra-uno antológicos en su faceta Versus (aunque echamos de menos la presencia de un número mayor de participantes); mientras que también nos permite superar retos cooperativos. Sin ser el título más largo y completo del momento, por lo menos la oferta es atractiva y suficiente.
También queremos destacar el sentido del humor que atesora el juego. Y es que los discursos que nos regala el director del circo antes de cada nivel tienen su gracia, textos que han sido traducidos a nuestro idioma.
Para terminar, basta con que echéis un ojo a las pantallas y vídeos que acompañan a este análisis para saber qué nos depara esta obra en materia gráfica. Simplicidad de objetos, escenarios y personajes, estética 8 bits y poco más. Más que suficiente para un título de esta guisa. Y lo mismo sucede con el sonido, que más allá de algunas exclamaciones y ciertos diálogos hablados (en inglés), no hay mucho más que podamos señalar.
Conclusiones
Fiel a la era de los 8 bits, esta producción nos ofrece un reto plataformero realmente satisfactorio para los usuarios más expertos. Jugabilidad tradicional 2D, control preciso y gráficos muy sencillos son sus pilares principales, a lo que se suman modos de juego complementarios bien integrados y un toque de humor.