Análisis Little Hope: Terror y brujería interactiva para Halloween (PS4, PS5, Switch, Xbox Series X/S, PC, Xbox One)
Cuando estéis leyendo estas líneas algunos estaréis haciendo los preparativos para Halloween, que en este 2020 tan convulso tendrá que celebrarse en casita y con los amigos justos para pasar la velada. Probablemente estéis poniendo la decoración, haciendo galletitas con formas fantasmagóricas y pensando qué película de terror cutre ver con los colegas. Pero os traemos un plan alternativo que puede ser tan o más divertido: Little Hope. Supermassive Games, los creadores del exclusivo de PS4 Until Dawn, nos traen este drama interactivo (peliculita jugable, lo llaman otros) en la fecha idónea. Se trata de la segunda entrega de la antología de terror The Dark Pictures que arrancó el año pasado con Man of Medan, pero no os preocupéis porque no hace falta jugarlo para disfrutar de este, pues tan solo os perderéis alguna referencia bien escondida.
Brujas, demonios y decisiones
Little Hope es un título de terror de brujas y demonios centrado en la narrativa que se disfruta más jugando en multijugador. La jugabilidad no cambia un ápice a lo que vimos en los dos anteriores juegos de Supermassive y en muchos otros dramas interactivos. La trama nos hace avanzar por una variedad de secuencias muy lineales donde controlamos a un personaje con un stick, la mayoría de veces en escenarios con cámaras fijas; prestamos atención a periódicos, notas o carteles con un botón; y alumbramos los oscuros entornos con la linterna usando el otro stick.
Pero la chicha está en los diálogos interactivos, que en contadas ocasiones llegan cuando interactuamos con otros personajes durante los momentos de exploración, y la mayoría de veces aparecen con las continuas escenas cinematográficas que nos quitan el control del personaje.
En esos diálogos los jugadores intervienen directamente. Al elegir una respuesta u otra, o incluso eligiendo no responder, se marca el desarrollo de la conversación, y en ocasiones se decide, sin saberlo, el destino de los personajes: que mueran o sean capaces de sobrevivir hasta el final de la trama. No todas las decisiones se basan en las palabras. A veces tendremos que elegir, por ejemplo, si cogemos un arma que hemos encontrado; y en otras ocasiones, el hecho de explorar una estancia de un escenario o no hacerlo puede hacernos descubrir un objeto relevante o una información importante para el desarrollo del guión.
Aquí, tras el slasher que fue Man of Medan, estamos ante una historia de brujería inspirada por los juicios de Salem, pero como nos tiene acostumbrado el estudio, también por las tramas de terror adolescente. Los protagonistas, cuatro estudiantes y su profesor, tienen un accidente de autobús cerca del pueblo fantasma que da nombre al juego. Poco a poco se van dando cuenta de que algo no pinta bien en Little Hope, y esto se certifica cuando una niña un tanto extraña les permite tener visiones del pasado; en concreto, de 1692, cuando en la localización tuvieron lugar una serie de juicios por brujería poco justos - como en Salem, acusaciones sin fundamento de unos vecinos a otros que llevaron a ejecuciones grotescas por parte de la Iglesia.
Aunque en el desarrollo la obra de Supermassive no ha cambiado casi nada, es en la estructura narrativa donde el estudio británico ha querido hacer algo distinto. Los jugadores también podrán tomar decisiones en esos momentos del pasado que están relacionados de manera más o menos directa con el presente; así, lo que ocurre con los estudiantes que intentan escapar de Little Hope y con los habitantes del pueblo en 1692 se conecta, formando una red de decisiones interesante y que funciona. No se han quedado ahí, sino que, si uno se detiene a leer los documentos y a fijarse en los detalles, se da cuenta de que esto va más allá de una historia de fantasmas y brujas; y el final, del que no vamos a hablar para evitar destripes, da un sentido distinto a todo el conjunto que, sin ser innovador de ninguna manera, sí se siente original en un juego de este tipo.
El problema es que esas ambiciones de ser algo más que una historia de brujería le quedan grandes a un juego de este tipo y no terminan de funcionar, aunque tampoco estropean la divertida base argumental y jugable. Los cinco protagonistas, como es habitual en este tipo de terror, son todos personajes odiosos por un motivo u otro; y los diálogos, ya sea por la complejidad de hacer una trama tan ramificada o por querer dar una nota de humor, son en muchas ocasiones absurdos y otras veces directamente malos. Por ello, cuando el juego se toma en serio o trata temas algo más complejos, casi nos saca de una experiencia que debe y quiere ser, simplemente, divertida, y que siempre anda equilibrando la tensión, el terror y el mamarracheo.
Las pelis malas son mejores con amigos
Cuando se centra en eso es una experiencia genial, sobre todo al jugar con amigos. Aquí hay un modo para un jugador (que nos ha dado algún sustito y nos ha hecho disfrutar de la trama lo suficiente como para pasarnos sus casi cuatro horas de juego de una sentada), un modo cooperativo online para dos jugadores, y Noche de pelisrisas que surgen inevitablemente ante un diálogo ridículo y los momentos donde la tensión en el ambiente se puede cortar con un cuchillo, ya sea por algunas de las acongojantes situaciones del juego o porque un jugador haya tomado una decisión que le ha costado un susto, o incluso la muerte, a otro.
La experiencia, en definitiva, es similar a la ver una película de terror ligera o de serie B con colegas: no quieres pensamientos profundos ni planos demasiado largos donde no pasa nada (de hecho, el primer cuarto del juego es muy lento, pero luego todo acelera), sino acción, sustos y muertes sangrientas. Por eso no te vas a poner, jugando con amigos, a leer periódicos o a fijarte en todos los cartelitos que son realmente importantes para la trama, aunque esta se pueda disfrutar igualmente pasando de esos elementos a los que siempre se puede volver al rejugarlo, ya sea para ver los diferentes finales, las distintas situaciones que producen al tomar otras decisiones y para recoger los numerosos coleccionables.
Por cierto, aquí hay un detalle que puede parecer pequeño, pero que ha mejorado mucho la experiencia respecto a Man of Medan. En el anterior juego aparecían en pantalla acciones contextuales que no sabías qué iban a producir; por ejemplo, te podía aparecer en pantalla "pulsa A", pero no sabías si el personaje iba a recoger un objeto, a hablar con alguien o a comenzar una secuencia que dejara atrás la localización en ese momento. Ahora se deja bien clara la acción que va a desatar la pulsación del botón, e incluso se han introducido cámaras lentas para indicar que va a comenzar un Quick Time Event.
Modelados increíbles, animaciones inverosímiles
Hablando de cámaras, no podemos dejar de hablar del apartado técnico. Lo primero que notarán quienes vengan de la anterior entrega de la antología es que aquí hay menos cortes de cámara al explorar los escenarios que van en cámara fija a lo Silent Hill, que los cortes que hay son más suaves y que en muchas ocasiones se intenta que las cinemáticas y las secciones donde controlamos el personaje se sucedan sin cortes; por cierto, los fans del cine de terror van a identificar varios planos que referencian a clásicos del horror. Siguen destacando los modelados de los personajes, muy cercanos al fotorrealismo, pero las animaciones, sin estar mal, no dan la talla, lo que provoca un extraño efecto al ver esas personas tan reales con gestos tan artificiales. Por otro lado, se han mejorado los efectos de iluminación y las sombras, provocando cuadros muy interesantes y acongojantes en los momentos más oscuros de la historia.
En cuanto al sonido, el título nos llega doblado al español, pero la interpretación de algunos personajes deja que desear, sobre todo poniendo al lado la versión original; eso sí, la traducción está muy bien y con el texto de algún trofeo hemos soltado una carcajada. La música no tiene ninguna pieza que vayamos a recordar, pero acompaña; mientras que los efectos de sonido son los responsables de que las situaciones inquietantes se conviertan en terroríficas.
Conclusiones
Little Hope es un drama interactivo que lleva a los cinco protagonistas al pueblo fantasma que da nombre al juego, donde los fantasmas del pasado no han pasado al olvido. Los jugadores, a través de las opciones de diálogo que eligen y las decisiones que toman, son los responsables no solo del futuro de los estudiantes que protagonizan la historia, sino también del pasado de los habitantes de un pueblo que vivió una caza de brujas en el siglo XVII. Pero más allá de una historieta de fantasmas rejugable, Supermassive ha querido innovar con la estructura narrativa, algo que funciona y resulta interesante; pero también con la importancia del contexto argumental (periódicos, carteles, notas…) en la trama, algo que no funciona tan bien sobre todo cuando jugamos en el modo Noche de pelis con otros cuatro amigos. A pesar de sus fallos y de sus ambiciones no alcanzadas en materia narrativa, Little Hope es una evolución de lo visto en Man of Medan, y por tanto, una peliculita jugable de terror más que correcta e ideal para un Halloween en el que todos vamos a estar encerrados en casa.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para PS4 otorgado por Bandai Namco España.