Análisis de King's Quest - Chapter IV: Snow Place Like Home (PS4, PC, Xbox One, PS3, Xbox 360)
No son pocos los juegos que a pesar de su innegable calidad suelen acabar quedando relegados a un segundo plano y tapados por otros lanzamientos más grandes, ruidosos o más afines con los gustos del público actual. Ya sea por falta de una buena campaña de marketing o por tratarse de una propuesta muy especial dirigida a un sector de jugadores muy concreto, lo cierto es que casos como estos se llevan produciendo en la industria desde sus mismos inicios.
Probablemente en estos momentos se os hayan venido a la cabeza varios títulos que han sufrido este destino, algo que suele venir acompañado de cierto sentimiento de rabia al ver cómo obras que nos han dado tantísimos buenos momentos no obtienen el reconocimiento que se merecen, independientemente de que las críticas reivindiquen lo buen juego que es o no.
Esta es la sensación que tenemos desde julio de 2015, fecha en la que King's Quest, una de las sagas de aventuras gráficas más veteranas e icónicas, regresó al mundo de los videojuegos con un fantástico reinicio que no tardó ni cinco minutos en cautivarnos con sus múltiples virtudes: una narrativa ejemplar, una puesta en escena envidiable, unos personajes tremendamente carismáticos, un apartado audiovisual entrañable, un sentido del humor muy fino y un mimo y dedicación en todos sus aspectos que no estamos acostumbrados a ver en productos episódicos descargables.
Aunque con su segundo capítulo la cosa flojeó un poco, con el tercero el equipo de desarrollo volvió al buen camino, volviendo a confirmar y a demostrar su talento con el cuarto episodio que hoy nos ocupa y que aquí analizamos, dejándonos para el recuerdo una aventura que apunta a convertirse en un relato inolvidable y que merece más atención de la que está recibiendo.
La aventura de ser padre
Con Snow Place Like Home, The Odd Gentlemen ha querido darle una vuelta de tuerca al tono de la historia, apostando por un enfoque más maduro, adulto y mucho más íntimo y sentimental, tal y como comprobaremos en los primeros compases, con un Graham que acaba de ser padre e intenta dormir a sus bebés, dando lugar a una escena llevada a cabo con un gusto exquisito y que nos ayudará a empatizar rápidamente con nuestro carismático rey y su nueva situación.
Sin entrar en demasiados detalles sobre lo que ocurre para evitar spoilers, el guion da un salto de 18 años. Con sus hijos ya adultos, la familia real se embarca en un viaje de vacaciones, aunque como era de esperar, las cosas no tardarán en torcerse cuando descubren que la torre que iban a visitar es en realidad un gigantesco laberinto repleto de puzles y trampas mortales, algo que no podría hacer más feliz a nuestro protagonista ante la perspectiva de vivir una nueva aventura que contar a sus nietos en el futuro.
Como os hemos comentado hace nada, la trama de este episodio tiene muchos más tintes dramáticos que sus predecesores, con un Graham que ya ha madurado y terminado de sentar la cabeza, y en la que no se duda en profundizar en las complejas relaciones entre padre e hijo. De hecho, cuenta con algunas escenas que han llegado a impactarnos por todo lo que consiguen transmitir y hacernos conectar con sus protagonistas, lo que demuestra lo bien escrito y narrado que está el capítulo, aunque al final la moraleja es justo la que cabría esperar de un cuento de hadas como este: no hay nada más importante que la familia.
A pesar de tratarse de un relato más serio y adulto, esto no significa que no haya buenas dosis de humor capaces de sacarnos unas buenas carcajadas a poco que nos despistemos, así que reír os vais a reír, aunque sea menos que antes. Y sí, no faltan los constantes chistes con juegos de palabras que tanto le gustan a este atrevido monarca.
Pero donde más nos ha sorprendido este episodio ha sido en su jugabilidad, ya que esta ha ganado muchísima importancia respecto nuestras peripecias anteriores. Al estar encerrados en un laberinto donde cada sala es un puzle en sí mismo, tendremos que resolver todo tipo de acertijos, los cuales se convierten en los grandes protagonistas del capítulo.
Casi todos ellos se basan en recorrer una línea de energía para poder abrir la puerta de salida de la habitación en la que nos encontremos, aunque a esta sencilla premisa se le dan multitud de vueltas y giros para hacer de cada rompecabezas algo único y diferente, obligándonos a pensar mucho y a fijarnos bien en nuestro entorno para averiguar qué es lo que tenemos que hacer.
Lo bueno es que esto viene acompañado por un agradecido incremento de dificultad, algo que echamos muchos de menos en los tres relatos anteriores. Es decir, aquí los puzles no son meros trámites anecdóticos y sin dificultad alguna basados en saber qué objetos de nuestro inventario utilizar, sino que son desafíos lo suficientemente estimulantes como para obligarnos a utilizar nuestra materia gris activamente.
Por lo general tienen una dificultad media y con algo de paciencia acabaréis sacándolos sin muchos problemas, aunque ya os avisamos que hay al menos uno de ellos que es un auténtico hueso duro de roer y que nos tuvo tres cuartos de hora dándole vueltas a la cabeza hasta que nos vino la "iluminación" y descubrimos su solución, obligándonos a hacer uso de nuestro pensamiento lateral y dejándonos con una sensación de victoria que hace mucho tiempo que una aventura gráfica no nos transmite.
Sin duda, nos hemos llevado una grata sorpresa, ya que era algo que no nos esperábamos y que le da un toque diferenciador al episodio, volviendo de este modo a las raíces del género, lo que contentará a los fans más veteranos. Ojo, la narrativa sigue siendo importante y un pilar fundamental de King's Quest, aunque ahora no lleva ella sola todo el peso del juego y nos da un papel más activo como jugadores. Eso sí, esta vez no hay casi ninguna decisión que tomar, por lo que se sigue un camino más lineal y condicionado por nuestras acciones pasadas.
Gráficamente volvemos a estar ante un juego con un apartado artístico excepcional, dando como resultado unos paisajes y escenarios de gran belleza y unos buenos diseños de personajes, algo a lo que hay que sumarle unas animaciones muy conseguidas durante las secuencias de vídeo que hacen que nuestros protagonistas sean muy expresivos.
Evidentemente, si nos detenemos en el apartado técnico nos daremos cuenta de algún que otro bug de clipping con la capa de Graham y unas texturas de una calidad justita. Además, tampoco le vendría mal una mayor cantidad de polígonos para disimular algunos elementos con ángulos muy marcados, y los efectos podrían ser mejores. A pesar de ello, la impresión de estar ante las ilustraciones de un cuento que han cobrado vida está siempre presente y nos hace disfrutar enormemente de cada una de las imágenes que nos deja, al igual que su magnífica puesta en escena. Cada plano y ángulo de cámara está cuidadosamente estudiado para reforzar la narración, y eso es algo que se nota y se agradece.
Finalmente, el sonido vuelve a ser uno de sus puntos fuertes y nos regala una fantástica banda sonora de bellísimas composiciones que siempre está al servicio de la imagen para adaptarse a todo lo que vemos, llegando incluso a recrear efectos con su música, por lo que cada secuencia tiene su propia canción compuesta en exclusiva para ella, otro detallazo que nos deja ver el mimo y la dedicación que se ha puesto en la creación de esta aventura.
Los efectos también son de mucha calidad y el doblaje es sencillamente perfecto gracias a un elenco de grandes actores que han sabido dar vida a sus personajes como nadie. Eso sí, tanto voces como textos están en inglés y ya os avisamos que no en uno precisamente fácil por culpa de la gigantesca cantidad de juegos de palabras que se realizan, por lo que no nos extrañaría que su falta de traducción tenga algo que ver con esto. De hecho, hay un puzle que no vemos forma posible de que pudiese traducirse al español sin tener que modificarlo por completo y perdiese su sentido original.
Conclusiones
King's Quest - Chapter IV: Snow Place Like Home nos ha encantado y demuestra una notable evolución respecto a sus predecesores, ofreciéndonos una historia más madura y emocional que eleva la dificultad considerablemente para poner ante nosotros un auténtico festival de puzles y rompecabezas con los que poner a prueba nuestra materia gris. Y todo ello sin perder por el camino su esencia ni el dechado de virtudes con el que nos conquistaron los capítulos anteriores, como su fantástica narrativa, su puesta en escena o el arrebatador carisma de sus personajes. Si todavía no os habéis adentrado en el reino de Daventry y no tenéis problemas con el inglés, tenéis una cita con el rey Graham que no deberíais perderos.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga para PlayStation 4 que nos ha proporcionado Activision.