Análisis Asterix & Obelix XXL3: The Crystal Menhir, un regreso decepcionante (PS4, PS5, Switch, Xbox One, PC)

Astérix y Obélix son, sin lugar a dudas, dos de los mayores iconos de la cultura moderna que ha dado Francia al mundo. Los cómics de los galos creados por René Goscinny y Albert Uderzo son bien conocidos a nivel internacional y, como todo producto de éxito y con millones de copias vendidas en múltiples países, no tardaron en diversificarse a otros medios, como el cine y los videojuegos.

De hecho, nuestros carismáticos personajes han tenido muchísima suerte en el terreno del ocio electrónico, especialmente en la época de las consolas de 8 y 16 bits, con aventuras tan inolvidables como la primera entrega de Master System, la de Super Nintendo o la mítica recreativa de Konami, por mencionar tan solo unos ejemplos.

Si bien con el tiempo fueron perdiendo su lustre y cada vez menos estudios se atrevieron con este tipo de adaptaciones, uno de los últimos juegos que nos dejaron fue Asterix & Obelix XXL, una alocada aventura de plataformas 3D muy disfrutables y con mucha personalidad que llegó a tener una secuela todavía mejor, ambas para sistemas de 128 bits y las portátiles de la época. No es que fuesen ninguna maravilla, pero sí que supieron satisfacer nuestras ganas de pasar un buen rato abofeteando romanos.

Por ello, cuando Microïds anunció que se había hecho con los derechos de los galos y que estaba preparando la tercera entrega de la saga XXL, nos costó contener la emoción por volver a visitar este fantástico universo. Sin embargo, el resultado final no podría haber sido más decepcionante.

Los ya no tan irreductibles galos

La primera en la frente con Asterix & Obelix XXL3: The Crystal Menhir nos la llevamos nada más iniciar el juego. Si pensabais que esto iba a ser otra aventura de plataformas 3D, nos entristece comunicaros que el parecido con sus predecesores es inexistente, ya que se ha apostado por un título de acción con cámara aérea en el que ni siquiera existe el botón de salto, dejándonos claro que el "XXL3" de su nombre se ha incluido de forma muy poco honesta y con el único fin de intentar atraer a los consumidores.

Pero bueno, que no sea exactamente lo que nos prometieron o lo que esperábamos no quiere decir que sea necesariamente un mal juego, aunque, por desgracia, tampoco consigue cumplir como juego de acción, resultando en una aventura tediosa, aburrida, extremadamente simple y repleta de fallos que solo consigue ofrecer algo de diversión cuando jugamos en cooperativo junto a un amigo.

La premisa argumental es bien simple: Panorámix, el venerable druida de la aldea en la que habitan nuestros protagonistas y el creador de la imprescindible poción mágica que les da una fuerza sobrehumana, recibe un mensaje de una antigua amiga suya que ahora se encuentra en peligro, lo que hará que Astérix y Obélix emprendan un nuevo viaje para encontrarla, aunque para ello tendrán que reunir todos los fragmentos del Menhir de Cristal, un poderoso artefacto con propiedades especiales.

Como podréis suponer, la historia no es nada del otro mundo y no duda en hacer uso de todos los clichés y chistes habituales de los cómics, pero perdiendo gran parte de su gracia por el camino con unos diálogos insulsos y a los que les falta cierta garra. Al menos, la personalidad de los personajes se ha captado muy bien y si eres muy fan de ellos te resultará inevitable entornar una sonrisa de complicidad con la cantidad de referencias y guiños que se hacen a sus aventuras pasadas.

Están locos estos romanos

Centrándonos ya en su jugabilidad, decir que tendremos que recorrer una serie de países repartiendo tortas a diestro y siniestro mientras encarnamos a ambos guerreros. En el caso de que juguemos en solitario, podremos alternar el control entre uno y otro y solo nos bajará la vida con el daño que reciba el galo al que controlemos, algo que se nos antoja imprescindible, ya que la IA aliada es nefasta: se choca con todo y casi nunca da ni un solo golpe, por muchos enemigos que haya en pantalla, obligándonos a lidiar con todos ellos.

Se nota que es un título pensado para jugarse en cooperativo, ya que hay varias secciones en las que ambos personajes deben colaborar y el hecho de tener que cambiar constantemente entre ellos hace que estos momentos resulten tediosos y muy incómodos, especialmente cuando nos alejamos un poco de nuestro compañero y este decide teletransportarse hasta nuestra posición. Evidentemente, el multijugador es exclusivamente local, así que no vais a poder compartir esta aventura con nadie a través de internet.

Los controles no podrían ser más sencillos y básicos, pudiendo realizar un combo de golpes simples y utilizar cuatro habilidades especiales que son prácticamente las mismas para ambos personajes: un gancho con el que romper escudos y lanzar volando por los aires a los romanos, girar sobre nosotros mismos para convertirnos en un torbellino de destrucción, una embestida y la posibilidad de agarrar a nuestros enemigos para atizar al resto de rivales con ellos.

A esto tenemos que sumarle que Obélix puede golpear con su menhir y llamar a Ideafix para que muerda a los enemigos, mientras que Astérix puede rodar para sortear abismos y tomarse la poción mágica para ganar en fuerza y velocidad temporalmente (ojo con esto, pues al igual que en los cómics, beberla no nos hará invulnerables). Y esto es todo, ya que no aprenderemos nuevos movimientos ni nada parecido, relegando el sistema de progresión a una tienda en la que podremos mejorar las habilidades de las que disponemos, el número de golpes de nuestro combo principal y la extensión de nuestros diferentes medidores.

La variedad de enemigos brilla por su ausencia y la presentación de nuevos rivales está muy mal gestionada, ya que en el primer capítulo nos introducen a casi todos los tipos de romanos a los que nos debemos enfrentar. Esto provoca que nos pasemos gran parte de la aventura repitiendo combates con muy pocas diferencias entre ellos y en los que aporrearemos botones abusando de las mismas técnicas una y otra vez (el torbellino es absurdamente útil, especialmente contra grupos numerosos), algo que llega a sus máximos niveles de aburrimiento cuando asaltamos los campamentos romanos, repletos de tiendas de las que no paran de salir enemigos a menos que las destruyamos.

"Por suerte", es posible superar muchísimas partes del juego corriendo y pasando de los romanos, ya que llegaremos a un punto en el que combatir lo sentiremos como una molestia innecesaria que querremos evitar en la medida de lo posible, y eso, en un juego de acción, no podría ser peor señal.

Como veis, los mamporros predominan, aunque también hay que reconocer que el título se esfuerza, con mayor o menor fortuna, en introducir algo de variedad con batallas sobre hielo, escoltas, momentos de sigilo e incluso resolución de puzles. De hecho, el capítulo que más nos ha gustado de toda la aventura prescinde de los combates para centrarse en los rompecabezas y en el "plataformeo" (por llamarlo de algún modo), con secciones muy divertidas de superar en cooperativo. Probablemente, si se hubiese encontrado un mejor equilibrio entre todos estos elementos estaríamos hablando de un juego mucho más recomendable y apetecible, aunque tristemente no es el caso.

Tampoco es que se trate de un viaje especialmente largo, ya que puede ser superado perfectamente en cinco o seis horas si vamos al grano, aunque si queréis encontrar todos sus coleccionables y superar todas sus misiones secundarias (pequeñas pruebas instanciadas que suelen consistir en arenas de combate), la cifra se os irá por encima de las diez horas con relativa facilidad.

Audiovisualmente discreto

A nivel visual no mejoran demasiado las cosas. Sí, los personajes son perfectamente reconocibles, el estilo artístico de los cómics no está mal adaptado y algunas animaciones son muy graciosas, como cuando mandamos a un romano a volar y sus sandalias se quedan en el suelo, pero en términos generales estamos hablando de un producto con un apartado gráfico e impropio de esta generación, con escenarios vacíos y sin vida (visitar la aldea de nuestros héroes para solo encontrar cuatro personajes mal contados en ella es desolador), texturas muy pobres, una iluminación que deja mucho que desear, efectos poco trabajados y unas secuencias de vídeo lamentables. Al menos, es agradable a la vista.

Algo parecido se puede decir del sonido, con una banda sonora que sin ser mala, se limita a acompañar, es poco variada, se repite demasiado y no tiene casi ninguna presencia, con unos temas más o menos alegres y desenfadados que no consiguen transmitir nada. Los efectos sí que nos han gustado algo más por la contundencia con la que suenan los bofetones que damos y el doblaje en inglés no pasa de lo simplemente correcto. Eso sí, los textos están traducidos al español, aunque es una pena que no se haya vuelto a apostar por incluir voces en nuestro idioma, al igual que ocurrió con las dos entregas anteriores.

Conclusiones

Asterix & Obelix XXL3: The Crystal Menhir es una de las mayores decepciones que nos hemos llevado este año. Teníamos muchas ganas de volver a ver a nuestros galos favoritos en un videojuego, pero lo que nos hemos encontrado es un título sin alma y sin personalidad alguna que ni da lo que promete su nombre ni muestra ningún tipo de ambición por hacer bien las cosas. Al menos, es entretenido a ratos, sobre todo si tenemos la suerte de poder disfrutarlo en compañía de alguien, pero, por lo demás, solo lo recomendaríamos, y con muchas reservas, a los mayores fans de la obra de René Goscinny y Albert Uderzo.

Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para PS4 que nos ha facilitado Meridiem Games.