Análisis de Yars' Revenge PSN (PS3, Xbox 360, PC)
El regreso de títulos clásicos a la modernidad es uno de los elementos más frecuentes en la actual generación de videoconsolas. Durante estos últimos años hemos visto franquicias aparentemente olvidadas vivir nuevos momentos de gloria gracias a las posibilidades que brindan los nuevos sistemas de entretenimiento y, en especial, al mercado de descargas digitales que acompañan las videoconsolas domésticas y portátiles. No siempre vuelven títulos queridos por los usuarios, y, más de uno se llevará las manos a la cabeza al ver sus franquicias favoritas olvidadas en un cajón durante una infinidad de tiempo. Sin embargo, las desarrolladoras están al tanto de las exigencias de los usuarios, y, de vez en cuando, rescatan títulos con el fin de probar suerte y ofrecer experiencias de juego vinculadas con el pasado. En esta ocasión podremos disfrutar de un nuevo título ambientado en un clásico entre clásicos: Yar’s Revenge, uno de los grandes de la difunta Atari 2600 que sin duda despertará interés entre los pioneros del mundo de los videojuegos.
La nueva puesta en escena de la magnífica obra que nos visitó hace décadas ha sido posible gracias al esfuerzo de Killspace, estudio que utiliza el servicio de Xbox Live para presentar una nueva interpretación del título. Yar’s Revenge recoge el testigo de la obra original y la barniza con las ventajas que ofrece la nueva generación de videoconsolas.
No estamos delante de un remake propiamente dicho, sino que se han introducido unos cambios bastante notables para la ocasión con el fin de atraer no sólo al jugador que en su día vivió la amenaza de los Qotile, sino para atraer al público joven con una aventura que recuerda a los grandes títulos del género, como Panzer Dragon o Sin & Punishment.
La historia de Yar’s Revenge nos pone en la piel de una de las últimas Yars que quedan en el universo. Esta raza híbrida entre humanos e insectos ve sus últimos momentos de gloria bajo la sombra de una raza hostil procedente de otro planeta, los Qotile, que no contentos con destruir la gran parte de la raza protagonista pretende lavar el cerebro a los pocos supervivientes para ponerlos en contra de los suyos. Nuestra misión es evidente, tendremos que armarnos de valor y volar hacia los confines del mundo para acabar con la raza enemiga. Nada nuevo bajo el sol, aunque quizá algo más de caracterización a los protagonistas así como más profundidad dentro de la obra -y una traducción al castellano- hubiera aportado un valor añadido a la obra.
Dejando a un lado el problema de la traducción, Yar’s Revenge se concibe como una obra arcade sobre raíles de la vieja escuela adaptada a los tiempos modernos. La acción será una constante durante toda la partida, y el control propuesto para la ocasión es uno de los elementos más llamativos de la obra, desafiante y placentero a partes iguales. Con el stick izquierdo controlaremos a nuestra protagonista, mientras que el derecho lo emplearemos para colocar el punto de mira sobre los enemigos que aparecerán en la pantalla. Tendremos diversos tipos de ataque, ya sea con el disparo básico o empleando el arma más poderosa habida y por haber: el Cañón Zorlon, que precisará de recargas cada vez que lo empleemos debido a su potente ataque. El control puede parecernos un poco complicado al principio debido a la distribución de los botones empleados para atacar, pero controlarlo y dominarlo no nos llevará más que un par de partidas.
A medida que vayamos avanzando por la aventura iremos conociendo más detalles sobre la historia y motivaciones de los enemigos, así como un acercamiento más de cerca a la historia de la raza protagonista, aunque sin demasiadas revelaciones. Sin embargo, y tal y como hemos dicho con anterioridad, la puesta en escena de dichas escenas es un poco pobre, presentándose con una estética anime estática y subtítulos que desaparecen demasiado rápido. Para más inri, el título viene sin voces, por lo que la caracterización de los personajes es completamente nula.
Pero sin duda, donde falla estrepitosamente el juego es en el momento de la acción. Como buen título arcade, los numerosos enemigos deberían ser una constante durante el transcurso de las partidas, y, de hecho, lo son, pero la inteligencia artificial de éstos deja mucho que desear. No es lógico ver enemigos que dudan en disparar, o movimientos tan robóticos a la par que predecibles que lo único que conseguirán es que el jugador comience a bostezar. Por suerte, esto no ocurre con los enemigos finales, que tienen un patrón de conducta mucho más trabajado y, por suerte, son bastante más divertidos de derrotar. Por si esto fuera poco, hay que sumarle que la poca variedad de enemigos -comunes- es alarmante, viendo poco más de cinco enemigos diferentes durante todo el videojuego -algunos con cambios sutiles de color, etcétera-. Muy poco gratificante.
La ambientación es correcta, con unos entornos trabajados que casan muy bien con la estética que propone la obra, aunque algo más de detalle y dinamismo le habría venido bien para ganar enteros. Los personajes, como decíamos, son bastante más pobres que el conjunto global, lo que da una sensación de inacabado muy poco satisfactoria para el jugador. La música, sin embargo, cuenta con pistas muy trabajadas que nos animarán a terminar con todos los enemigos de la pantalla. Un título de estas características requiere música rápida, electrónica, y, de hecho, consigue su cometido sin ningún tipo de duda. La única pega que le encontramos al apartado sonoro es la ausencia de voces.
Por otra parte, la obra ofrece un modo historia que, como viene siendo habitual en este tipo de juegos es bastante corto. Superar Yar’s Revenge no nos llevará más de tres horas en función de lo diestros que seamos con el control, además se han incluido tres modos de dificultad para aumentar el reto de cara al jugador. Por suerte, la desarrolladora ha preparado un modo de retos donde tendremos que volver a superar las fases con ligeros cambios -sin escudo, empleando únicamente el disparo básico, etcétera-. También se ha incluido un multijugador cooperativo para que se sume a la aventura un amigo, aunque por desgracia la vertiente multijugador de la obra no acepta el modo online, así que todo queda en casa, algo incomprensible en los tiempos que corren.
En definitiva, Yar’s Revenge fue, en su día, uno de los grandes títulos de Atari 2600. Por desgracia, la nueva entrega preparada para la alta definición no ha estado a la altura de las circunstancias. La obra se ha presentado de manera precipitada, sin mimo, lo que disgustará a los que un día jugaron a la obra clásica y, por consiguiente, apartará la mirada de los posibles nuevos jugadores que podrían haberse hecho eco del lanzamiento. No obstante, el título se deja jugar, aunque no será recordado como lo fue en su día el clásico. Una pena.