Análisis de Katamari Forever (PS3)
Los conceptos más minimalistas en ocasiones son los que mejor funcionan dentro de los videojuegos. Un claro ejemplo lo tenemos con el conocido -y famoso en todo el mundo- Tetris, donde lo único que hay que hacer es encajar las piezas para formar líneas. Simple y adictivo como él solo. La serie Katamari es una de ellas, apostando más por la originalidad a la hora de presentar su -primer- proyecto, desmarcándose así de la competencia y creando un videojuego único en el mercado. Único y tremendamente divertido, todo sea dicho. Tras su paso por PlayStation 2 y Xbox 360, Katamari hace inclusión en el mercado de PlayStation 3 de manera exclusiva con un remix de niveles de anteriores entregas y nuevas opciones, así como nuevos personajes hilarantes que volverán a hacernos reír como lo hizo el Rey del Cosmos en su día. Ves preparando las zapatillas de correr porque ha llegado la hora de rodar sin parar.
Cuando un videojuego cuenta con un diseño artístico que derrocha originalidad por los cuatro costados, con personajes que parecen haber sido dibujados por un crío de ocho años, la historia no puede ser, de ninguna de las maneras, seria. Y la historia de Katamari Forever nos enseña al Rey del Cosmos, protector de todo cuanto conocemos, con un pequeño problema: se ha estrellado -y nunca mejor dicho- contra una estrella y ha perdido parte de la memoria. El príncipe, y protagonista absoluto de la serie, será el encargado de hacer funcionar el legado del Rey, construyendo un nuevo robot con su apariencia para que cuide del universo mientras su padre se recupera. Y así aparece un nuevo problema, con el robot destruyendo todas y cada una de las estrellas que hay en el universo. ¿Nuestra misión? Devolverle la memoria al Rey y construir nuevas estrellas para un universo vacío.
Como podemos ver, la historia no es demasiado enrevesada, aunque sus personajes sí lo son. Es por ello que en más de una ocasión nos echaremos las manos a la cabeza al leer los hilarantes diálogos que hace gala el juego, con un popurrí de escenas que realmente tendrían cabida en formato televisivo. Pero dejando a un lado el componente ficticio y pasando a lo que nos interesa, el videojuego, hay que aclarar que Katamari Forever no se trata de una entrega más a la antigua usanza, sino que, como hemos dicho con anterioridad, se trata de una mezcla entre fases de antiguos juegos con nuevos elementos y escenarios. Un tributo perfecto a la serie, y, de hecho, en Japón el título se llama Katamari Damacy Tribute, plasmando perfectamente lo que Namco Bandai ha querido crear.
Así mismo, contaremos con el pequeño príncipe para solucionar los problemas causados, diferenciando de esta manera los dos tipos de fase que tendremos. Por un lado contamos con las fases tributo, que están ingeniosamente ligadas a la pérdida de la memoria del Rey original; mientras que será el RoboRey quién nos de acceso a las nuevas y divertidas fases. A medida que vayamos progresando en el juego podremos jugar unas fases u otras, siempre teniendo en primer plano la trama argumental de la obra.
Planteamiento diferencial
Hemos hablado de la historia de Katamari, haciendo hincapié en que los personajes son bastante peculiares dentro del mundo de los videojuegos, aunque más de un jugador se estará haciendo la eterna pregunta: ¿Qué es un Katamari? La respuesta es bien sencilla: una pequeña bola que atrapa todo lo que pasa por su lado, desde chinchetas, gominolas y acumulaciones de polvo hasta árboles grandiosos, casas y demás estructuras. La peculiaridad de esta bola es que a medida que la vayamos arrastrando hacia nuevos contenidos, ésta irá creciendo en cuanto a volumen y masa, llegando a controlar esféricos del tamaño de un bloque de pisos, tranquilamente. Y de esto es, precisamente, de lo que trata el videojuego.
Lo único de lo que tenemos que preocuparnos cuando estamos jugando a Katamari es de disfrutar, puesto que el planteamiento es tan sencillo y divertido que tanto si queremos como si no, acabaremos intentando llevarnos todos los objetos del escenario de la manera más rápida. Empezaremos controlando al príncipe con su katamari que apenas podrá llevarse por delante una goma de borrar, un caramelo o un cortauñas y antes de que nos demos cuenta habremos crecido, y estaremos arrasando con todo. El diseño de niveles está muy conseguido, con multitud de objetos para nuestro saco y caminos y rutas que, si bien es cierto cuando somos pequeños no podemos entrar, a medida que vayamos creciendo se abrirán y nos darán acceso a más objetos que conseguir. Lo mismo ocurre con los objetos, puesto que en un primer momento puede parecer que estamos ante un ítem que no podemos conseguir, pero si volvemos después de dar un par de vueltas por el escenario nos daremos cuenta de que ése y varios objetos del mismo tamaño han pasado a formar parte de nuestro repertorio personal de objetos. Muy gratificante.
La cantidad de objetos que la desarrolladora ha puesto a nuestra disposición es alarmante. Cientos de objetos completamente diferentes estarán repartidos por los distintos escenarios de Katamari Forever, dejando al jugador la posibilidad de conseguirlos todos, lo que es un auténtico reto no apto para jugadores impacientes, o completar el juego con lo mínimo. Además, repartidos por el escenario, habrán objetos ocultos y especiales que serán indispensables si queremos completar el videojuego al 100%, como son los Primos, personajes parientes del protagonista que podremos controlar; y los regalos, que nos permitirán llevar complementos en nuestro personaje y así hacer combinaciones de lo más variopintas.
Como apunte señalar que pese a que podamos equiparnos con objetos e incluso cambiar el personaje, nuestras habilidades, velocidad y demás parámetros serán completamente los mismos, por lo que dejando a un lado el cambio de gráficos, no nos aportará nada nuevo a la jugabilidad más allá de hacer una distinción en su vertiente multijugador (offline) entre personajes. Es curioso que un modo tan competitivo como es el Online, que ya lo incluyó su predecesor en la máquina de nueva generación de Microsoft, haya sido olvidado para esta nueva entrega, dejando como única vertiente multijugador el modo para dos jugadores en la misma consola. Eso sí, contaremos con un menú para comparar nuestras puntuaciones con las de jugadores de todo el mundo.
Por supuesto, el videojuego no será todo sonrisas ya que contamos con enemigos que nos quitarán objetos del katamari y un marcador con el tiempo para conseguir el objetivo pactado, que puede ser llegar a una cierta estatura con el esférico o limpiar un entorno de objetos. Puede parecer fácil completar un nivel en la obra de Namco Bandai, pero si queremos conseguir una buena puntuación podemos estar tranquilamente varias horas hasta que cogemos el puntillo del a fase.
Rodando voy, rodando vengo.
Katamari Forever pone a disposición del espectador un planteamiento de juego nunca visto antes en otras sagas, y por ello necesita un control adaptado a sus necesidades. Quizá, éste sea uno de los grandes problemas del juego, puesto que es un videojuego exigente, con un control que en un principio puede parecernos fácil hasta que damos la primera vuelta por el escenario. Girar es una completa odisea si no tenemos claro cómo funcionan los sticks analógicos del juego, así que habrá que practicar mucho si queremos conseguir llevar la bola a nuestro destino. De esta manera controlaremos al príncipe con las dos palancas del mando, deslizándolas hacia el mismo lado para llevarla pelota hacia ese lugar. Sin embargo, cuando debemos girar la pelota los controles se complican, debiendo girar sólo un stick en función del lado al que queramos llegar, lo que, sumado la velocidad del príncipe y la presión del modo contrarreloj puede hacer que más de un jugador se bloquee.
Así mismo, también tendremos distintas habilidades para hacer la experiencia mucho más enriquecedora, como es rodear el katamari rápidamente (pulsando las dos palancas hacia dentro) o realizar un salto para llegar a una plataforma elevada. Ésta última habilidad podrá ejercerse con botones superiores del mando de PlayStation, o, si lo preferimos, realizando un leve movimiento hacia arriba con el sensor de movimiento que incluye el propio mando, aunque lamentablemente no siempre funciona, y podemos encontrarnos con un salto mal calibrado o simplemente con los pies en el suelo.
El control se hace especialmente duro en los momentos en los que tenemos que ir por superficies estrechas para llegar a sitios desconocidos, como puede ser un puente hecho por un bolígrafo y demás, puesto que el katamari no deja ver con claridad por dónde estamos pisando, y, sumado a un control excesivamente exigente puede hacer que más de uno caiga por su propio peso, frustrando de esta manera al jugador. Otro de los problemas más sonados del juego es la cámara, que no funcionará correctamente si nos colocamos en superficies cerradas y llevamos un katamari demasiado grande. Por suerte podremos graduar la cámara para evitar algunos de estos problemas, aunque en ocasiones es inevitable.
Propio como él solo
Otro de los factores más significativos de la serie Katamari Damacy es la sencillez con la que están presentados sus personajes y universo. Si bien es cierto que el diseño artístico del videojuego es muy "de autor", los videos que incluye el juego a modo de presentación no hacen más que demostrar que con un par de buenas ideas y mucha imaginación podemos presentar un mundo completamente dispar, potenciando la originalidad en vez de crear un concepto ya existente. El motor gráfico del juego nos muestra unos entornos muy coloristas, con abundancia en el color -excepto en las fases del Rey original, que serán en blanco y negro e irán recobrando el color a medida que avancemos- y con un diseño minimalista bastante bien conseguido.
Por desgracia el motor no aguanta el tipo cuando conseguimos demasiados objetos, sufriendo alguna que otra ralentización debida a la mala optimización de la obra. Si bien es cierto que son pocas las bajadas de la tasa de imágenes por segundo que hemos sufrido a lo largo del juego, hay que comentar que afectan a la jugabilidad de manera puntual, haciéndonos perder unos valiosos segundos que pueden hacernos llegar a lo más alto. Tendremos varias opciones en cuanto a la técnica se refiere, pudiendo seleccionar diversos filtros como blanco y negro, la técnica de cell shading e incluso con un apartado gráfico que haga que el entorno y los personajes parezcan bocetos hechos a lápiz. Muy curioso.
La música, por otra parte, es otro de los sellos identificativos de la serie, con una banda sonora que se nos quedará grabada en el cerebro mientras rodamos por los escenarios. La gran mayoría de melodías que aparecen en Katamari Forever son temas vocales en perfecto japonés, lo que hará que más de uno se pregunte sobre si realmente es necesario que, en ocasiones, se cambien las músicas entre regiones, como ha ocurrido ya en títulos de Dragon Ball o en la serie Tales of. La música que presenta la obra es perfecta para rodar con el príncipe, motivándonos a llegar a nuestros objetivos e incluso a superarlos.
El tamaño importa
Katamari Forever es una más que digna entrega para los usuarios de PlayStation 3, que llevarán al príncipe hacia nuevos desafíos en los que aumentar en tamaño sus propios katamaris. Por desgracia la obra no contiene ni un ápice de originalidad con respecto a las anteriores entregas, además no permite juego online, cuando Beautiful Katamari, de Xbox 360, sí contaba con este modo, que, dicho sea de paso, era realmente adictivo. Pese a todo, esta nueva entrega divertirá a todos y cada uno que hayan disfrutado de las anteriores entregas, y es un exponente excelente para iniciarse en la aventura espacial de Katamari. ¿Te atreves a rodar?