Análisis de The King of Route 66 (PS2)
Sega es una de esa compañías que tradicionalmente ha dado rienda suelta a su creatividad, algunas veces a costa de disgustos de todo tipo (especialmente económicos), pero difícilmente podría entenderse la historia de las máquinas recreativas sin las apuestas arriesgadas de esta compañía nipona. Una apuesta no demasiado arriesgada pero sí un poco extraña fue 18 Wheeler American Pro Trucker, un juego del año 2000 que corría sobre la placa Naomi, y que por lo tanto tuvo su respectiva conversión a Dreamcast un año después, visitando también PlayStation 2 más tarde. 18 Wheeler podría describirse como un "Crazy Taxi de camiones", con el cambio que supone pasar de conducir un taxi ágil y veloz a un camión algo más lento y mucho más largo y complicado de girar.
Pese a que el juego no fue ni mucho menos un superventas ni uno de los preferidos de la crítica, AM#2 no abandonó a los camioneros y el año pasado lanzó su secuela en los recreativos, con numerosos cambios y una jugabilidad más variada, además de peculiaridades típicas de los arcades como una especie de microfono que obviamente no ha sido mantenido en esta versión PS2 que hoy analizamos.
Ésta llega un año después que la original, con más modos de juego que la versión arcade y distribuida por Acclaim España, que a partir de ahora se encarga de los juegos de Sega en nuestro país.
The King of Route 66 nos sigue poniendo en la piel de un solitario pero imprescindible camionero que recorre una de esas carreteras interestatales americanas señalizadas por unos carteles con la forma del escudo del FC Barcelona y un número. La ruta 66 enlaza la zona industrial de los Grandes Lagos con la costa Oeste, comenzando en Chicago y recorriendo buena parte del suroeste americano hasta llegar a Los Ángeles, pasando por todos esos estados de la conquista del oeste de los que no se habla demasiado salvo para hacer chistes en los late night shows americanos. Como es fácil de suponer, esta ruta está controlada por una banda de camioneros llamada Tornado, a medio camino entre los sindicatos de Hoffa y los Ángeles del Infierno, y nosotros deberemos liberar a las oprimidas gentes de esta carretera humillando en cada fase a un malvado cappo camioneri.
En esto consiste más o menos el modo de juego principal, "The King of Route 66" que ha sido aderezado con una no-linealidad mucho mayor (aunque aún así pequeña) que la de 18 Wheeler además de minijuegos. "The Queen of Route 66", modo creado para la versión consola, nos hace pasar por los mismos territorios completando misiones en los circuitos, con minijuegos de recolección. Haciendo esto conseguiremos dinero que podremos utilizara para mejorar nuestro camión. Por último, los modos "complementarios" Challenge, Rival Chase y Versus. El primero ofrece minijuegos de todo tipo y bastante divertidos mientras que el segundo nos mide cara a cara contra los miembros de Tornado. El último es el siempre adictivo modo para dos jugadores.
Los dos modos principales son, como podéis imaginar, el rey y la reina. En The King of Route 66, que es esencialmente el modo arcade, competiremos de estado en estado en circuitos que o bien serán duelos directos con un rival, o bien llevar una carga (que podremos elegir, lo que cambia la dificultad) a su destino (y también compitiendo con un rival de Thornado). Por lo tanto, acaba reduciéndose a una carrera con un rival, solo que no es una carrera, digamos, realista, donde puedes sacarle ventaja a éste, sino que nuestro adversario corre más que nosotros. Da igual lo bien que conduzcamos porque él siempre estará o bien pisandonos los talones o sacándonos ventaja. Es entonces cuando dos elementos de suma importancia entran en juego: los nitros y los atajos. Los nitros son los típicos turbos que nos darán unos segundos de supervelocidad, mientras que los atajos estarán presentes en prácticamente todas las pantallas, que no son exactamente circuitos lineales sino que a veces tienen varios caminos, entre ellos algún que otro oculto, que podremos aprovechar.
Esto hace que el principal modo de juego alargue bastante su corta vida, puesto que muchas veces, por un mal giro (girar un camión de varios pares de ruedas a cien por hora no es precisamente fácil) veremos como nuestro contrincante tira millas y gana nuestra carrera. Podremos repetir cada fase las veces que queramos, perdiendo, eso sí, una parte del premio final en metálico. No siempre estaremos corriendo, ya que nos surgirán minijuegos de aparcar, como los de 18 Wheeler, pero mucho más sencillos (nada de dar grandes giros en marcha atrás).
The Queen of Route 66 cumple su función de alargar la vida del juego con minijuegos algo repetitivos pero bastante adictivos, ya que siempre estaremos peleandonos contra el crono y tendremos que usar todas nuestras artimañas a nuestro alcance para recoger todos esos objetos colocados en los sitios más rebuscados en el tiempo límite. Completándolos, accederemos a extras para personalizar cada uno de los camiones disponibles.
Hay dos cambios en la jugabilidad con respecto a 18-Wheeler que destacaría: El primero es la eliminación de las marchas, teniendo ahora solo dos (marcha adelante y marcha hacia atrás, es decir, ninguna marcha) cuando antes podíamos cambiar de la marcha baja a la marcha alta, y era ahí donde residía parte de la escasa profundidad de 18-Wheeler. El segundo es que ahora los circuitos son por norma general más cortos que los del primer juego (aunque son más), y eso puede agradar a algunos pero decepcionar a otros.
Los apartados técnicos y sonoros del juego son simplemente decentes; el juego muestra unos escenarios llenos de detalles e incluso con partes destructibles y vehículos bien modelados, pero no destaca en ninguno de sus aspecto mientras que tampoco tiene fallos graves. La falta de sensación de velocidad es comprensible considerando que los camiones no van muy rápidos (en términos videojugables, porque un camión de 18 ruedas a 150 kilómetros por hora sería bastante terrorífico en la realidad). En cuanto al sonido, tampoco nada destacable, la típica música rock con toques genuinamente americanos, efectos de sonido clásicos y predecibles para los motores y los choques, y no demasiadas voces, en el idioma de Shakespeare.
En conclusión, qué se puede decir sobre The King of Route 66. No es el juego más esperado del mes ni de la semana, y posiblemente pasará sin pena ni gloria por las tiendas. No es una compra demasiado recomendable ya que aunque posea varios y variados modos de juego la durabilidad sigue sin ser demasiado grande salvo que cuentes con un amigo o familiar para jugar con él en el modo de dos jugadores. Sin embargo es un juego que sí resulta bastante divertido mientras dura y que no sería mal candidato para un alquiler. O si simplemente queréis probar cómo es eso de conducir un camión gigante, este es sin duda vuestro juego.