Análisis de Terminator: Dawn of Fate (PS2)

La todopoderosa Infogrames se anotó hace algo más de un año un tanto en su enorme libretita azul de "Mis Licencias", al hacerse con los derechos para producir videojuegos basados en las películas de Terminator, que pronto serán trilogía. Las por el momento dos películas de James Cameron cosecharon un increíble éxito en los años 80 y 90 (cuando fueron estrenadas las dos), destacando especialmente Terminator 2 por su impresionante uso de los efectos especiales en el inexpresivo villano T-1000, que luego es vencido por un Chuache al que le quedó para siempre la coletilla de "Hasta la vista, baby", como le marcó el "Volveré" del primer Terminator.
Dicho y hecho, Infogrames se puso manos a la obra en un juego basado en las películas, o más concretamente en su universo, en un año 2027 en el que John Connor, antiguo ladrón de cajeros reconvertido en líder de la resistencia, intenta evitar que su madre o su infancia sean asesinados por terminators enviados al pasado por Skynet, que por si alguién no lo sabía es una supercomputadora que tomó consciencia de si misma y que no se le ocurrió otra cosa que hacer que EE.UU. y Rusia se bombardeasen mutuamente con mísiles nucleares.
Dawn of Fate transcurre en ese futuro, que por cierto ha sido muy bien recreado en base a lo mostrado en la primera película de Terminator, y nuestra misión será llevar a Kyle Reese (el héroe de Terminator) al pasado, o mejor dicho, hacer que llegue hasta la máquina del tiempo para así viajar a los 80 y salvar a Sara Connor del T-800 –y de paso, dejarla embarazada de su futuro jefe-. Para ello, manejaremos a tres personajes diferentes: el propio Reese, Alexander Stone y Catherine Luna. Sin embargo, los tres se manejan exactamente igual y tienen las mismas habilidades.
Dotado de una muy buena ambientación de lo que sería el futuro dominado por Skynet, muy al estilo de los mostrado al principio de Terminator, Dawn of Fate goza de un buen apartado gráfico y sonoro pero hace aguas, océanos tal vez, en la jugabilidad, que es lo que a fin de cuentas hace que un juego sea divertido. DoF es un juego de acción lineal en cuyas misiones tendremos que cumplir una serie de objetivos que irán surgiendo por el camino, y que también iremos resolviendo sobre la marcha sin demasiada complicación, mientras hacemos frente a unos mecánicos pero no por ello inofensivos enemigos, en su gran mayoría Terminators "de gama baja", no tan duros de pelar como Arnie. Este planteamiento no sería malo, ni tampoco demasiado diferente del resto de los juegos de acción, si estuviese acompañado de un buen control y de un sistema de juego menos repetitivo y algo más razonable.
Los enemigos aparecen sin cesar, disparándonos y sin darnos muchas opciones para esquivar o evitar esos disparos. Nosotros les haremos frente con una serie de armas de fuego y con un arma "Melee" que muchas veces resulta más útil y poderosa que cualquier cañón de neutrones futurista, lo cual no tiene demasiado sentido como podéis comprender. Pero lo que realmente acaba de estropear un sistema ya de por sí monótono y no demasiado divertido es la cámara, que al estilo Resident Evil cambia constantemente de punto de vista, causando dos graves problemas: ángulos muertos y confusión en el control; como ocurre en Devil May Cry, el control no cambiará de "orientación" inmediatamente después del cambio de cámara, lo cual hace el trauma más llevadero, pero aún así no llega a evitar la confusión dado que la acción del juego es rápida y los cambios de cámara muy numerosos. En general, tras unos primeros minutos entretenidos, el extraño control, lo monótono de las situaciones y la limitadísima inteligencia artificial de los enemigos acaban convirtiendo a Dawn of Fate en un prodigio de la capacidad inmersiva: acabamos sintiendo la pesadilla que es ese futuro apocalíptico.
Los apartados gráfico y sonoro maquillan, y nunca mejor dicho, los fallos en la jugabilidad de Dawn of Fate. Gráficamente no es una obra maestra y tiene sus pros y sus contras, mostrando unos buenos escenarios pero algunos modelados de personajes que dejan que desear. Los escenarios parecen sacados de los flashbacks de Terminator, sin resultar por ello demasiado repetitivos; el estilo post-apocalíptico ha sido bien aplicado sin resultar monótono. Os modelados, como ya decíamos, no son lo definidos y complejos que querríamos, ni su animación es un prodigio de la... animación. En cambio, los efectos gráficos están a un buen nivel, con una buena iluminación y efectos interesantes como el de deformación por calor o los de las armas. Finalizando este ambiguo pero en general buen apartado gráfico, las secuencias cinemáticas han sido muy bien realizadas y dirigidas, y tienen una buena capacidad de introducirnos en este futuro apocalíptico que fue descrito con un par de pinceladas en las películas.
El sonido es sin duda alguna lo mejor del juego. Terminator: Dawn of Fate goza de una excepcional banda sonora, que incluye el tema principal de las películas entre otros, y unos efectos de sonido muy buenos, algunos de ellos idénticos a los de las películas. Las voces no han sido dobladas al español pero gozan de buena calidad en inglés. Finalizando con el apartado, llama mucho la atención la cantidad de opciones de sonido que ha implementado Paradigm. Están los clásicos modos "Mono" y "Stereo", el soporte para Dolby Pro Logic 2 y hasta una opción para escucharlo con auriculares.
El control del juego es el estandar de cualquier aventura: movemos al personaje con la seta izquierda, y realizamos las acciones estándar, como el manejo de las dos armas o el clásico "Usar", con los botones frontales. Una de las cosas que mejoran ligeramente la jugabilidad es un modo en primera persona que podemos utilizar para apuntar a los enemigos, pero en el que no podemos movernos, algo que resulta ciertamente incómodo. Ofrecer la opción de convertir a Dawn of Fate en un FPS habría eliminado las molestas cámaras para los que así lo deseasen; aunque la jugabilidad seguiría siendo igual de repetitiva. Este modo resulta muy útil para apuntar a los enemigos, y también se usará el mismo sistema de control cuando nos pongamos a los mandos de una torreta; un detalle de las torretas que me ha gustado bastante es el medidor de calor, sustituyendo a la típica munición. Como todo buen aparato que funciona con rayos chiripitifláuticos, su munición es infinita ya que estos se obtienen de la fusión fría o algo por el estilo, y lo único que tendremos que tener en cuenta es el calor; la torreta se irá calentando según disparamos, y si llega a su límite dejará de funcionar hasta que se enfríe. Por lo tanto, deberemos dosificar bien los disparos y mantenerla siempre moderadamente fría, ya que la velocidad de enfriamiento cuando no está bloqueada es mucho mayor que cuando ya se ha sobrecalentado.

Como conclusión, resulta decepcionante ver lo que han hecho con una licencia de este calibre, aunque no es ninguna sorpresa considerando la trayectoria de la industria en los últimos ... 25 años. Pocos "juegos con licencia" acaban estando a la altura de su título, y Terminator: Dawn of Fate no es una excepción. Aunque posee un buen apartado técnico, la cámara destroza una jugabilidad que ya de por sí estaba marcada por un desarrollo bastante lineal y monótono. Sólo para los fans coleccionistas.