Análisis Withering Rooms: Rule of Rose, Clock Tower y un poco de ‘Souls’ (PC, PS5, Xbox Series X/S)

Está claro que, salvo contadas excepciones como Hi-Fi Rush, no vamos a ver a las grandes editoras invertir mucho dinero en algo arriesgado. Si queremos innovación y nuevas ideas, vamos a tener que mirar al mercado independiente. Por suerte, en este lado de la industria no faltan ideas que nos sorprendan, y Withering Rooms es el último título independiente que nos ha sorprendido una y otra vez, desde su idea hasta su ejecución.

El terror que recordamos con ideas actuales

Withering Rooms es un juego de terror y supervivencia en tercera persona y de desarrollo lateral, que combina la jugabilidad de títulos como los Clock Tower originales en dos dimensiones, con la ambientación de Rule of Rose, un diseño un tanto Souls y un toque de roguelike. Como veis, no le falta de nada, y aunque semejante batiburrillo pueda sonar un tanto extraño, la verdad es que funciona muy, muy bien.

Aquí nos vamos hasta la época victoriana para controlar a una chica que, tras ser diagnosticada con una enfermedad desconocida, ingresa en un psiquiátrico donde comienza a recibir tratamiento. Nuestra protagonista despierta dentro de sus sueños, en la mansión conocida como Mostyn House, donde nos aguardan amigos y enemigos, a cuál más raro que el anterior. Aun siendo un sueño, ya os podéis imaginar que vamos a querer escapar de esta mansión lo más rápido posible.

No tardaremos en aprender que podemos morir en este sueño, pero sólo de manera temporal, ya que volveremos a despertar en una habitación... aunque habiendo perdido todos los objetos que habíamos acumulado, si bien no el progreso. La clave también es que cada vez que morimos las habitaciones de la casa se reorganizan, haciendo que tengamos que volver a enfrentarnos a un mapa relativamente desconocido. Como decimos, no empezamos desde cero, y si nuestro siguiente objetivo antes de morir estaba en la cocina, simplemente tenemos que encontrar dónde está la cocina ahora. Además, desde casi el inicio del juego podemos ir desbloqueando maneras de guardar objetos permanentemente, salvándolos así del «olvido» de las muertes.

Una experiencia modernamente clásica

Una de las cosas más complicadas de los survival horror, ya sean independientes o superproducciones, es el combate, y Withering Rooms lo resuelve sorprendentemente bien. Ojo, es primero contacto muy tosco, casi propio de la época de PlayStation 2, pero interesante y justo. Pronto veremos que es más ágil de lo que parece, que podemos esquivar e incluso dar volteretas, y cómo la acción básica del tramo iniciando se va complicando con magias, objetos y armas que vamos desbloqueando.

La magia nos permite utilizar escudos, ataques de fuego, crear trampas... pero a costa de maldecirnos. Y cuanto más malditos estamos, más cosas raras van a pasar en la mansión. Cuando llegamos al máximo de maldición, empezamos a perder vida a una velocidad alarmante. Como veis, es un título con muchas posibilidades en lo que respecta al combate, y aunque podemos escondernos e intentar pasar desapercibidos, a diferencia de otros juegos del género, aquí hay que luchar. Necesitamos los recursos que los enemigos dejan al morir, así que no vamos a llegar muy lejos simplemente corriendo.

Además, el repertorio de enemigos es notable, y aunque la mayoría tienen ataques bastante «básicos», el juego sabe apañárselas para crear situaciones variadas, en las que, por ejemplo, podemos encontrarnos con dos enemigos persiguiéndonos en la oscuridad –y sí, pueden perseguirnos entre salas, salvo en las «seguras»–, mientras corremos a ciegas en busca de un lugar seguro donde combatir.

La mansión de Mostyn House

Otro elemento muy importante para que Withering Rooms nos haya gustado tanto es su ambientación. Vaya por delante que en lo técnico es un juego muy, muy limitado, pero su objetivo es precisamente ese: recuperar esas sensaciones de la época dorada de los survival horror. Tanto el diseño de la mansión, como de los enemigos, como de los extraños personajes que también conoceremos nos han encantado. Creemos que todo tiene muchísima personalidad y variedad, y hace que se distinga del típico juego de terror genérico.

Además, intercala puzles aquí y allá con mucho acierto. Puzles que no son nada del otro mundo, pero que al menos hacen un esfuerzo por ser interesantes y animarnos a pararnos un segundo para leerlos, entenderlos y resolverlos. Por supuesto, la historia se cuenta con secuencias de vídeo (muy simples, también) y los típicos documentos repartidos por los escenarios, y aunque no es la más espectacular que recordamos, creemos que al menos es diferente y entretenida.

Como buen juego de terror clásico, nos ofrece diferentes finales, y os animamos a darle, al menos, una segunda vuelta, porque es fácil perderse muchas cosas durante la primera. Nosotros hemos tardado unas ocho horas y medias en darle la primera vuelta, aunque esto va a depender de la suerte que tengáis llegando al siguiente objetivo, las veces que muráis, lo que os desviéis, etcétera. Eso sí, no tiene textos en nuestro idioma, algo que puede ser un problema para resolver algunos de los puzles y, obviamente, seguir la historia.

Un título interesante para quienes busquen algo nuevo dentro del terror

Withering Rooms nos ha sorprendido gratamente. Es un juego que, indudablemente, está hecho por fans del survival horror, y que quiere recuperar esa esencia que tenían los clásicos y que se ha perdido, intentando, de paso, actualizar la fórmula con ideas modernas. Puede pecar de simplón en muchas ocasiones, o de no ser particularmente terrorífico, pero creemos que ejecuta con mucho acierto una idea que acaba funcionando muy bien, añadiendo tensión a cada habitación y cada batalla. Es posible que la idea de morir y perder casi todo, y que cuando despiertes la mansión haya reorganizado todas sus habitaciones te encante o la odies, y esa es precisamente la clave para saber si este juego es para ti o no.

Hemos realizado este juego en PlayStation 5 con un código de descarga proporcionado por Perp Games