Análisis de Train Valley (PC)
Desde estas líneas, en más de una ocasión, hemos defendido la integridad de lo que debe ser el alma de un videojuego: el concepto de jugabilidad o la mecánica de control e interacción con respecto al usuario. Si eso va bien, aunque suena a cliché, cualquier aspecto de adorno, envoltorio o acompañamiento, pasa a ser algo secundario. Obviamente no es un tema a defender con términos absolutistas, pero sí es un buen indicativo de hasta qué punto hay que entretener, y hasta que otro, deslumbrar o distraer al jugador. Train Valley podría pasar sin pena ni gloria o desaparecer entre toneladas de títulos más importantes, grandes o incluso, similares. Y sería una pena.
Sí, Train Valley no ganará el premio al juego del año, ni tampoco copará las listas de los videojuegos más descargados ni jugados, pero a buen seguro que si le dais una oportunidad, os dejará enganchados días enteros.
El triunfo del ferrocarril
Si hay un movimiento que consiguiese impulsar al ser humano a una nueva era de comunicaciones y a la industrialización de las ciudades y asentamientos, ese fue el de la construcción del ferrocarril.
La llegada del tren consiguió conectar estados y países enteros -no hace falta comentar hasta qué punto fue vital para la conexión y edificación de los actuales Estados Unidos, por ejemplo- y ha conseguido marcar a generaciones enteras, que lo identifican como el símbolo del progreso de finales del siglo XIX y principios del XX.
Train Valley nos ofrece viajar y gestionar este inicio de la era del tren, construyendo vías, calculando rutas y programando viajes a través de distintas épocas y lugares. Train Valleyfunciona como título de gestión, habilidad y puzles, entrelazando estas tres vertientes con muchísima clase y cimentando una jugabilidad que aunque simple, puede llegar a exigir lo suficiente al usuario como para que se tome cada nivel y escenario como un verdadero reto.
Train Valleycomienza ayudándonos a aclimatarnos a su, en principio, sencillo estilo de juego, que nos invita a unificar estaciones, núcleos de población y lugares remotos a través del tren. El título de Flazm -y desarrollado por Alexey Davydov, Sergey Dvoynikov y Timofey Shargorodskiy-, presenta todos los elementos básicos para considerarlo un juego de gestión, pues tenemos un presupuesto que manejar, una herramienta con la que eliminar obstáculos del terreno y otra, con la que trazar las vías de nuestro futuro ferrocarril. Todo es bastante intuitivo, sin alardes de ningún tipo, y con una interfaz tan clara que puede llegar a parecernos incluso insultante. ¿Por qué tan pocas opciones?, pensaremos en primera instancia. Pues porqueTrain Valley, sinceramente, no las necesita. Tiene muy claro qué quiere ofrecer, y hasta qué punto aspira ser un juego de gestión, y hasta qué otro, uno de estrategia o rompecabezas.
Los primeros pasos son muy lógicos: debemos conectar estaciones de trenes, alejadas unas de otra, en el mapa. Si optamos por la línea recta, una decisión barata, deberemos tener en cuenta que no podemos optar a que dos trenes salgan al mismo tiempo, dificultándonos el tiempo y las llegadas de estos convoy a sus respectivos destinos. ¿Nos molesta una construcción o un bosque el trazado? Podemos derribarlo, claro, o dar un rodeo, teniendo en cuenta el coste en términos monetarios que puede llegar a suponer.
Una vez tengamos nuestro primer recorrido, comenzaremos a vislumbrar qué es lo que puede llegar a ofrecernos Train Valley, que no es poco. Tendremos que evitar a toda costa los accidentes y choques de trenes, que pueden llegar a ser desgraciadamente comunes y habituales si no tenemos claro el tempo y la velocidad de las locomotoras, la proximidad de los destinos o un recorrido en términos ferroviarios lógico. Para ello, tendremos que construir más vías, programar las salidas de los trenes con inusitada frialdad y comenzar a construir agujas -cambios de sentido-, apartaderos o incluso vías de servicio para dar prioridad a según qué vagones.
Train Valley es un juego difícil llegado a cierto punto. Debemos permanecer atentos a cualquier giro, construcción o directriz errónea -una curva o una recta más larga o corta de la cuenta, una equivocación en las órdenes- y podemos acabar con un choque de trenes o un error de destino, con la consiguiente pérdida de dinero. El índice monetario es muy importante, y puede llegar a condicionarnos, si bien, y esto hay que recalcarlo, no nos pondrá demasiadas trabas para avanzar. Train Valley es muy exigente, duro, pero también busca gratificarnos si lo hacemos bien, y nos aúpa a conseguir todos los objetivos que nos propongan en el modo principal.
Train Valley está dividido en tres grandes modos de juego. Un modo historia, con niveles y objetivos delimitados -y cuya duración no exceden los diez minutos-, en el que vamos repasando la evolución de los trenes y las vías ferroviarias a través de varias épocas, un modo de eventos aleatorios -todo un reto, ya que nunca sabremos a qué atenernos hasta el mismo momento de empezar la partida- y un modo sandbox, en el que podemos jugar sin limitaciones de tiempo y dinero, dando rienda suelta a nuestras locuras industrializadoras. Los aficionados a los trenes disfrutarán mucho con las recreaciones -algo laxas, pero enriquecedoras- que se hacen de la Europa de finales del XIX a principios de los años ochenta, en pleno siglo XX, o de los periodos estadounidenses de la expansión del ferrocarril -fiebre del oro incluida-, pasando por la era soviética y el uso del tren para fines militares en la Segunda Guerra Mundial o la entrada de Japón y el tren bala.
Técnicamente, pese a su simpleza, lo cierto es que hablamos de un juego muy simpático, que hace uso de unos modelados en tres dimensiones que guardan semejanzas enormes con lo que podría ser una maqueta de escala reducida. Train Valley juega con los ambientes, los diseños de los trenes y estaciones, y con las distintas épocas que iremos visitando. No tiene demasiadas opciones de configuración -tampoco exige mucho equipo, ni en PC, ni en Mac, plataforma en la que también es compatible-, y puede que tampoco aproveche las vicisitudes de determinados tiempos que visitaremos, pero en cualquier caso, nos parece más que correcto en este apartado. El audio, que tampoco hace demasiados alardes, es funcional, con timbres y demás efectos sonoros que forman parte no solo del apartado audiovisual del juego, también del entramado jugable -el jugador tendrá que interpretarlos de la manera correcta, pues son pequeños estímulos y advertencias-. Train Valley está traducido al castellano.
Conclusiones finales
Train Valley nada a medio camino entre el título de gestión y el de puzles y rompecabezas, pues tendremos que vislumbrar siempre y en todo momento, la vía oportuna entre el tejido de ferrocarriles que tracemos en pantalla, para evitar choques, retrasos… Con lo que logra establecer una equilibrada mecánica, tan fácil de aprender, como complicada de dominar.
Train Valleyes un tren que no se puede dejar pasar, sobre todo ahora, en época de grandes juegos y sagas, y con las fechas de lanzamientos tan apretadas que tenemos por delante. Si estáis buscando un juego desafiante, entretenido, y al mismo tiempo absorbente, no le deis más vueltas y comprad un pasaje para este Train Valley.