Análisis de Sacred 3 (PC, PS3, Xbox 360)
La saga Sacred llega a su tercera entrega justo diez años después de que su primera entrega se estrenara en nuestros equipos, ofreciéndonos un juego de rol y acción que no ocultaba su parecido con Diablo, pero que nos hizo disfrutar durante horas con su extensa y completa propuesta. Eso sí, lo que tenemos entre manos a día de hoy poco o nada tiene que ver con aquel juego.
Pura acción
Tal y como ya os adelantamos en nuestras últimas impresiones con el juego, volvemos a aclararos que esto es principalmente un juego de acción. Se han perdido prácticamente todos sus elementos roleros y la libertad para explorar un enorme mundo. Tiene mucho más de hack'n slash (aunque con nula profundidad de combos) que de Sacred, así que si vuestra idea era reencontraros con un título como el primero de la saga, ya os avisamos que lo mejor será que miréis para otro lado.
Dicho esto y entrando ya en lo que es su jugabilidad, comentar que tenemos cuatro clases jugables: el Guerrero Safiri, el Arquero Khukuri, la Paladín Serafín y la Lancera Ancariana. Cada uno de estos personajes cuenta con sus propias habilidades y armas únicas, lo que hace que la experiencia de juego varíe notablemente de uno a otro. Además, a la hora de jugar en cooperativo (probablemente el gran reclamo del juego) se compenetran muy bien entre ellas, por lo que tener un grupo equilibrado suele ser una buena idea. Quizá nos hubiera gustado que hubiera alguna más, como una clase mágica, algo que se echa mucho de menos y que hubiera aportado más variedad.
Los controles son bastante simples, ya que solo podremos tener equipadas dos habilidades especiales y no tendremos más que un ataque normal con el que realizar combos y otro fuerte con el que romper escudos. Además de todo esto también nos permitirán defendernos o esquivar (según lo que escojamos), rematar enemigos aturdidos, resucitar aliados, usar objetos y activar una habilidad cooperativa con la que beneficiar a nuestros compañeros cuando rellenemos una barra de energía especial. Aunque al principio estos controles parecen suficientes, a la larga acaban resultando muy limitados, por lo que no hubiera estado de más que nos hubiesen dejado equiparnos con alguna habilidad extra.
En cuanto a la progresión de nuestros personajes, a medida que subamos de nivel nos darán acceso nuevas habilidades y todo tipo de mejoras para las mismas. Además, también obtendremos diversas armas (que no armaduras, la cual siempre será la misma aunque vaya evolucionando), cada una con sus propios árboles de mejoras y características especiales. Eso sí, para desbloquearlas necesitaremos invertir el oro que hayamos recogido durante las misiones, por lo que no bastará solo con subir de nivel. Es un sistema que no ofrece mucha complejidad, por lo que tampoco os romperéis demasiado la cabeza pensando en una "build" perfecta.
El otro gran pilar de la personalización de personajes lo encontramos en los Espíritus de Arma, los cuales nos otorgarán diversas ventajas y desventajas. Solo podremos equiparnos uno y estos los obtendremos de forma aleatoria durante las misiones al matar monstruos. Hay una gran variedad de ellos, por lo que hacerse con todos nos resulta una tarea precisamente fácil y nos llevará una gran cantidad de horas.
El mundo de Sacred 3 se ha dividido en un gigantesco mapa muy al estilo de lo visto en juegos como Super Mario World, es decir, una serie de niveles interconectados por diversas líneas. Los hay de dos tipos, de historia principal y opcionales. Los primeros son los más largos y entretenidos, mientras que los segundos nos ofrecen varios desafíos para que pongamos a prueba nuestras habilidades, como sobrevivir a una serie de oleadas enemigas.
Keen Games intenta constantemente hacer la experiencia lo más variada posible, aunque no termina de conseguirlo. Los enemigos al principio nos piden diversas estrategias para acabar con ellos, aunque como el sistema de combate está tan limitado, estas acaban por repetirse constantemente durante toda la aventura y solo los jefes finales consiguen ofrecer batallas que nos saquen de la monotonía.
Algo parecido ocurre con el desarrollo de los niveles, los cuales son extremadamente lineales (resulta prácticamente imposible perderse por ellos) y siempre nos plantean las mismas trampas, peligros y objetivos. Acabaréis bastante cansados de momentos en los que pulsar varias veces una misma palanca mientras aguantáis oleadas de enemigos, de derribar estructuras con bombas, de esquivar círculos rojos que aparecen por el suelo indicando que ahí va a caer algo dañino, etcétera.
La historia tampoco ayuda mucho a la hora de amenizar las masacres, ya que está fatal contada, no tiene apenas interés y resulta muy difícil estar pendiente a las conversaciones mientras combatimos, ya que estas aparecen en una esquina de la pantalla que nos obliga a desviar la mirada de los combates para leer lo que dicen, y no es que hablen precisamente poco. Al menos, el juego está doblado al inglés, así que si os defendéis bien escuchando este idioma no tendréis ningún problema. Eso sí, tampoco os penséis que os vais a perder mucho por no enteraros de lo que dicen, ya que los diálogos son bastante vergonzosos y no paran de intentar sacarnos una sonrisa con comentarios que pretenden ser cómicos, aunque con nulos resultados.
A pesar de todo esto, el juego se las apaña para ser más o menos entretenido, especialmente cuando jugamos con amigos en cooperativo, que es cuando más provecho se le saca. Eso sí, nos ha decepcionado bastante su multijugador local, ya que, al menos en PC, la versión que hemos analizado, no nos permite jugar a cuatro y estaremos limitados a dos jugadores, por lo que si queremos completar el grupo tendremos que recurrir al online para encontrar a otros dos compañeros. No os podemos decir si en consolas es igual porque no hemos tenido acceso a dicha versión, pero es algo que se echa mucho de menos, ya que se trata de un título que se hace mucho más ameno en local que en online (sin desmerecer el modo en línea).
En cuanto a su duración, se trata de un título bastante largo para lo que es el género, con cuatro dificultades seleccionables (una secreta) y una historia que nos durará entre las 15 y las 20 horas, dependiendo del ritmo al que vayamos, aunque su rejugabilidad es algo que nos plantea muchas más dudas, ya que no vemos demasiados incentivos para seguir jugando una vez lo completamos.
Gráficamente no es ninguna maravilla, pero cumple con corrección a la hora de ofrecernos buenos escenarios sobre los que combatir, multitud de enemigos y elementos simultáneos en pantalla y muchos efectos visuales que lo inundarán todo en cada batalla. Los modelados de los personajes y monstruos no están nada mal, aunque sí que es cierto que son algo simples y a nivel artístico no son nada del otro mundo.
El sonido nos ofrece una banda sonora con diversos temas de corte épico que encajan muy bien con lo que vemos en pantalla, aunque con todos los efectos de sonido (bastante decentes) y las conversaciones acaba quedando algo tapada. Por desgracia, está un poco limitada, ya que no cuenta con muchos temas diferentes, por lo que acaba repitiéndose más de la cuenta. El doblaje, como ya hemos dicho, está en inglés con subtítulos en español, y las interpretaciones de los actores nos parecen bastante mejorables, ya que se sienten muy sobreactuadas en ocasiones.
Conclusiones
Sacred 3 es un juego que con amigos sabe entretener y hacernos pasar un buen rato mientras luchamos sin descanso contra hordas y hordas de enemigos. Sin embargo, se acaba volviendo un poco repetitivo a la larga, tanto por las mecánicas que nos plantea en cada nivel como por lo limitado que está su sistema de combate. Se podría decir que le falta algo de chispa y su apuesta por la acción abandonando sus raíces roleras no gustará demasiado a los más puristas de la saga, pero si esto no os importa, aquí tenéis un título muy recomendable para pasar las largas tardes de verano masacrando monstruos sin mayores complicaciones.