Análisis Greak: Memories of Azur, un viaje de fantasía en familia (PC, PS4, Xbox One, PS5, Xbox Series X/S, Switch)
El desarrollo de videojuegos está cada vez más extendido en América Central y América Latina, prueba de ello es que recibimos con mayor regularidad propuestas interesantes de muchos de sus países. Ese es el caso del título que nos ocupa, Greak: Memories of Azur, un indie que ha sido concebido por un pequeño grupo asentado en México con algunos colaboradores repartidos por el sur del continente. Este es el primer juego de su trayectoria y ha sido distribuido por Team17, una aventura que cruza acción con plataformas en un bonito mapeado en 2D que recorreremos intercalando tres personajes.
El éxodo de las nubes
La aventura de Greak: Memories of Azur nos sitúa en las legendarias tierras de Azur, en las que —como si de una historia de Jim Henson se tratara— la raza mágica de los Courines se encuentra en la encrucijada huyendo de la amenaza de los temibles Urlags. En esta situación aparecen tres hermanos, Greak, Adara y Raydel, que deberán encontrarse y ayudar a los habitantes del Paso del Cuervo en la construcción de un barco volador para abandonar sus tierras y probar suerte en la región de Synoraz.
La historia es sencilla pero satisfactoria y los diálogos están escritos de forma brillante en español. El juego hace un uso contante de escenas animadas para narrar y ponernos en situación al llegar a un sitio nuevo. Las cinemáticas son un derroche artístico tremendo, animadas todas a mano con una natural suavidad en sus transiciones, igual que las propias animaciones de los personajes y de los enemigos que nos encontraremos por el mundo. Todo ello en un arte 2D colorista que contrasta con los fondos difuminados de los escenarios, que están igualmente llenos de detalles. Los diseños de los Courines son fantásticos, entre los Urlags existe menos variedad pero los jefes sí consiguen destacar.
Después de una breve introducción jugable nos pondremos en la piel de Greak —el menor de los tres hermanos—, y tendremos que comenzar la búsqueda de Adara y de los materiales necesarios para el gran navío. De este modo el juego se divide en tres partes: una primera parte en solitario, un segundo tercio con dos personajes y el último con los tres en el equipo. Cada personaje tiene unas habilidades que lo diferencian de los otros, así que se complementan a la perfección. Greak utiliza una espada y una ballesta, tiene doble salto y rueda hacia delante; Adara posee ataques mágicos, levita y puede mantener la respiración más tiempo bajo el agua, y Raydel tiene los ataques más fuertes y más barra de vida, un escudo y un gancho, pero a cambio es el único que no puede tocar el agua, no sabe nadar.
Esto tiene un sentido en los escenarios, que están diseñados para crear ese cruce entre personajes. Resultará común tener que activar palancas, usar trampolines, bucear o resolver puzles con fuego. A veces necesitaremos a más de uno para poder avanzar o hará falta una habilidad concreta, algo que está resuelto de maravilla y le saca bastante partido a los tres hermanos. Sin embargo este es también su talón de Aquiles, pues en los combates contra jefes la mecánica del triángulo de personajes no está bien resuelta; el juego nos obliga a manejarlos siempre nosotros, por lo que los que no utilicemos en ese momento se quedarán quietos y perderán puntos de vida —si muere uno, se acaba la partida—, no existe una IA que actúe por nosotros a excepción de los ataques normales que hacen si tienen un enemigo cerca. Por suerte estos enfrentamientos no son difíciles ni numerosos, y con los enemigos Urlags corrientes no es tan necesario, basta con mantener los gatillos L y R para hacer que nos sigan.
El mapeado se interconecta en ocasiones, dejando el Paso del Cuervo como una suerte de base de las operaciones donde podemos comprar objetos, entrenar para conseguir habilidades y cocinar para crear ítems curativos. Además existen una serie de monolitos repartidos por las zonas del mapa que nos servirán de teletransporte, aunque siempre a cambio de 10 cristales, la moneda del juego. Los puntos de guardado también son bastante recurrentes, pero no hay ningún tipo de guardado automático así que tendremos que estar bien atentos o perderemos el progreso si muere algún compañero. Dado que tienen solo cinco puntos de vida —Raydel puede llegar a tener seis si encontramos la reliquia que lo mejora— esto puede ocurrir a menudo, pero el juego no nos ha parecido difícil, está bien ajustado.
El inventario es bastante reducido —tres o cuatro huecos ampliables— y podemos llevar un máximo de tres objetos iguales por hueco, por lo que tendremos que estar constantemente recogiendo frutos y cocinándolos para obtener mejores ítems curativos y no malgastar espacio. Cuando tengamos más de un personaje podremos cambiar objetos entre los inventarios de cada uno si los soltamos para que los recoja otro. Aunque esto es muy útil para aprovechar todo el equipo también nos puede jugar malas pasadas si necesitamos curarnos en un momento crítico con alguno que se haya quedado sin pociones ni comida, pues en estas situaciones se agradecería un sistema de intercambio más directo. Aparte de los consumibles y los objetos clave encontraremos reliquias que desbloquean mejoras.
La banda sonora es otro de sus puntos fuertes, pues ha sido interpretada en vivo por la Orquesta Filarmónica 5 de Mayo de Puebla, dándole unos altos valores de producción y una gran sonoridad. No se incluyen más extras al finalizarlo ni tiene modo cooperativo —que lo pedía a gritos e incluso le hubiese solucionado los problemas que da el cambio entre personajes en combate— pero esperamos que tomen nota de ello. También hemos experimentado algunos tiempos de carga entre zonas en la versión de Switch que podrían resultar molestos, pero como siempre en este género es un juego ideal para el modo portátil de la consola y en todo lo demás funciona fluido y se ve de maravilla.
Un futuro prometedor
La sensación final con Greak: Memories of Azur es muy positiva. Navegante ha conseguido dar un primer juego agradable y divertido, artísticamente impecable y con una historia encantadora. Solo algunas ideas con el tríptico de personajes se deberían mejorar, pero tampoco llegan a empañar la experiencia. En total nos llevará unas 10-12 horas completarlo con todas las reliquias, quizás un modo cooperativo y algún extra adicional lo hubiesen redondeado, pero lo único en lo que podemos pensar es en que sin duda este equipo tiene un futuro muy prometedor.
Hemos realizado este análisis en Nintendo Switch gracias a un código de que nos ha proporcionado Team17.