Análisis Eriksholm: The Stolen Dream, una pequeña gran joya de la infiltración que no deberías perderte (PC, PS5, Xbox Series X)
En una industria en la que cada vez cuesta más encontrar juegos con personalidad propia, que apuesten por ideas distintas sin sacrificar sus valores de producción, Eriksholm: The Stolen Dream se presenta como una de esas raras excepciones. No sólo es original y está muy bien hecho, sino que además transmite desde el primer momento que ha sido desarrollado con muchísimo cariño.
Un sigilo distinto
Eriksholm: The Stolen Dream es, en esencia, un juego de infiltración desde una perspectiva aérea, aunque lo que propone es muy distinto de lo que estamos acostumbrados a ver en el género. En lugar de ser un juego de infiltración en el que tenemos que pasar sin ser vistos de la manera más «creativa» posible, cada zona está planteada como una especie de puzle, en el que hay, generalmente, una única manera de avanzar, y nuestra tarea es descubrirla usando todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance.
Esto le da un ritmo muy particular a la aventura, más pausado, más reflexivo. No se trata tanto de ocultarse como de resolver. Cada pequeño escenario nos reta a pensar como diseñadores: ¿qué recurso del entorno podemos usar a nuestro favor? ¿Qué habilidad del personaje es la clave en esta situación? Y lo mejor es que según vamos desbloqueando a los tres protagonistas, las posibilidades se multiplican y las soluciones se vuelven mucho más creativas.
Aunque es cierto que a veces se echa en falta tener algo más de libertad, entendemos que es una propuesta diferente a otras del género, y nos ha gustado mucho.
Según avanzamos, dos nuevos personajes se unirán a la protagonista, cada uno con habilidades diferentes que tendremos que combinar para salir airosos de esta aventura. La manera en la que se complementan los tres personajes principales es uno de los grandes aciertos del juego y, en cierto modo, nos habría gustado que se desbloqueasen los tres antes. La estructura está pensada para que aprendamos a usar sus habilidades por separado antes de combinarlas, pero creemos que el diseño de niveles brilla especialmente cuando tenemos todas estas «herramientas» a nuestra disposición.
Con uno, dos o tres personajes, cada fase está planteada con mucho acierto, intentando ofrecer diferentes maneras de interactuar con el escenario para evitar caer en la repetición y eso permite que ciertas misiones se tomen licencias creativas que nos han parecido muy interesantes –como la de la fiesta, en la que tenemos que lograr que los invitados se acaben las tres últimas botellas de vino para que un camarero se marche y nos deje pasar–.
Como nota, es un juego que se disfruta mucho más de lo que uno espera con mando. El control funciona sorprendentemente bien, es intuitivo, y no hemos tenido ningún problema a la hora de ejecutar acciones con precisión. Eso sí, habría estado bien una opción para mover a los tres personajes a la vez, sobre todo en tramos de transición. No es un gran inconveniente, pero es uno de esos detalles que habrían agilizado la experiencia en la segunda mitad del juego.
Una historia sencilla, pero bien contada
Narrativamente, Eriksholm: The Stolen Dream no rompe moldes. La historia es más bien tradicional, casi de cuento, pero está contada con mucho mimo, y logra mantener nuestro interés de principio a fin. Los personajes están bien escritos, las motivaciones creíbles, y las pequeñas escenas de vídeo están colocadas con acierto para que nunca corten el ritmo. No esperéis nada revolucionario, pero sí por encima de la media.
Pero si algo nos ha sorprendido es su dirección artística. El juego es precioso. El diseño de escenarios, los colores, la ambientación… todo está cuidado con un nivel de detalle que, creemos, ayuda mucho a mejorar las sensaciones que nos deja a la hora de jugar, incluso si hay algunos niveles más «feos», como cuevas, si bien ayudan a dar contraste a las fases exteriores. Además, las expresiones faciales en las escenas prerrenderizadas son, directamente, de lo mejorcito que hemos visto Vale que son prerrenderizadas y no hay muchas, pero ayudan mucho a la hora de contar la historia. Es un juego que entra por los ojos, pero que también sabe cuándo detenerse y dejar espacio para que los momentos emocionales respiren.
La banda sonora también está muy bien, y no sólo ayuda a dar epicidad en los momentos clave, sino que también se integra con la jugabilidad, alertándonos de cuándo estamos a punto de ser vistos. Eriksholm: The Stolen Dream nos llega con un muy buen doblaje al inglés pero también con muy buenos subtítulos y textos en nuestro idioma, algo que siempre se agradece, sobre todo en un juego donde la narrativa tiene su peso. Por último, queremos mencionar que hemos tardado unas diez horas en completarlo, casi al 100%, por lo que conseguir todos los coleccionables puede llevaros algo más de tiempo.
Un juego con alma
En definitiva, Eriksholm: The Stolen Dream es una propuesta muy especial. Divertida, bien hecha, y sobre todo, distinta. Es uno de esos juegos que no intenta ser más de lo que es, que tiene claro sus objetivos y sabe cómo conseguirlos. Y lo que es más raro, es uno de esos juegos que tiene alma. Independientemente de que os atraiga su género o no, creemos que se merece una oportunidad. A nosotros nos ha dejado con la sensación de que hacen falta más juegos así. Juegos que no tienen que revolucionar nada, pero que tienen una visión clara, ejecutada con cariño, y que consiguen ofrecernos algo único.
Hemos realizado estas impresiones en PC (Ryzen 7 3700X, GeForce RTX 2070 Super, 32 GB RAM) gracias a un código de descarga proporcionado por ICO Partners.

NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
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