Análisis de Drakensang: The Dark Eye (PC)
Los aficionados al rol clásico están de enhorabuena. Con la tierra de Aventuria a sus pies, y las reglas del popular juego de rol de papel y lápiz The Dark Eye, la desarrolladora alemana Radon Labs y FX Interactive nos ofrecen la oportunidad de vivir una emocionante aventura protagonizada por un grupo de héroes –y no tan héroes- a los que tendremos que guiar por un mundo repleto de peligros. No será un viaje sorprendente a nivel argumental ni tampoco innovador en el plano jugable, pero lo cierto es que Drakensang: The Dark Eye sabrá colmar las ansias de los aficionados al rol. El por qué, muy sencillo. Sin ser una obra maestra el juego se muestra sólido en todas sus facetas, destacando además por contar con un fantástico sistema de profesiones a las que se les dará un gran uso a lo largo de la partida, amén de apostar, como decíamos, por una aventura colectiva que dará muchísimo juego tanto a nivel de combates, combinando las habilidades de todos los personajes; como en el plano de la exploración, manipulando a la gente, robándoles, amenazándoles, forzando cerraduras, cazando…
De lo mundano a lo épico
Cuando un viejo amigo reclamó nuestra presencia mediante una carta nunca podíamos imaginar –o sí- la aventura que estábamos a punto de vivir. Y es que como muchos otros juegos de rol, nuestra particular odisea dará inicio con una tarea de lo más mundana, llegar a la gran ciudad, para posteriormente convertirse en un desafío de proporciones épicas en el que el futuro del mundo estará en nuestras manos. Todo por culpa de un misterioso encapuchado y varios asesinatos rituales que nos obligarán a recorrer toda la tierra de Aventuria en busca de respuestas. Antes, sin embargo, deberemos crear al avatar que nos representará en la aventura, siendo ésta nuestra oportunidad de crear al combatiente que más se adapte a nuestros gustos.
A nuestra disposición, más de veinte clases de personajes distintas que van desde las más habituales, guerreros, arqueros, magos…, a otras más curiosas como los piratas, ladrones, nigromantes, etc. En este punto, aparte de elegir el sexo de nuestro avatar, tendremos la oportunidad de repartir los puntos de experiencia de nuestro aventurero de forma manual centrándonos en las virtudes del arquetipo seleccionado, o bien, dejar que sea el juego el que de forma automática cumpla este trámite. Posteriormente, una vez nos encontremos ya pisando las tierras de Aventuria, tendremos que ser nosotros los que con cabeza, distribuyamos los puntos de experiencia que acumularemos cumpliendo objetivos o venciendo al variado repertorio de enemigos con los que nos encontraremos. Para ello, no tendremos que esperar a subir de nivel como ocurre en la gran mayoría de juegos de rol sino que, en este caso, en cualquier momento podremos pausar la acción y comenzar a repartir los puntos de experiencia entre los rasgos físicos de nuestro aventurero, las capacidades propias de su clase, mejorar las estadísticas de sus armas, o ir en busca de un maestro para que nos enseñe nuevas habilidades de combate, mágicas o talentos previo pago de oro y experiencia.
Este sistema puede resultar al principio poco claro ya que requiere del esfuerzo del jugador a la hora de estudiar concienzudamente las inversiones de puntos de experiencia (¿podemos sacarle provecho a las habilidades balsámicas o botánicas en un futuro? Por ejemplo), y en ocasiones puede llegar a ser poco claro, pero también es cierto que permite altas cotas de personalización de nuestros héroes, amén de ser un sistema que como decíamos, sacará provecho a algunos aspectos que en otros juegos no dejan de ser meras anécdotas como la artesanía.
Para facilitarnos las cosas, los desarrolladores han creado una zona inicial donde aprenderemos los conceptos básicos del juego, encontrándonos con desafíos no demasiado complejos que se complementarán con los textos informativos. En este sentido, el juego no se aleja mucho de los cánones establecidos por otros referentes del género. Y es que como es habitual, durante nuestro viaje encontraremos a decenas de personajes que, aparte de contarnos sus vicisitudes diarias, nos ofrecerán todo tipo de misiones, tanto secundarias como principales, que podremos resolver de diversas formas dependiendo de nuestro alineamiento y de las habilidades de nuestro grupo. No hay que olvidar, como decíamos antes, que éste es un juego de equipo, y esto es algo que se notará desde el principio cuando otros aventureros decidan embarcarse en nuestro viaje.
Así, hasta tres acompañantes más combatirán junto a nuestro avatar, siendo necesario el conformar un equipo equilibrado que nos permita no solo vencer a los enemigos con mayor facilidad sino también, sortear otro tipo de obstáculos como misiones que requieran de unas buenas dotes de palabrería, otras en las que el sigilo y la destreza para robar sean esenciales, e incluso personajes que tengan un buen nivel de percepción para localizar trampas. Hay que resaltar que tendremos un control directo sobre todos los personajes del grupo, pudiendo manejarlos a todos la a vez (arrastrando el ratón para seleccionar a los que deseamos dar órdenes), marcar las órdenes de forma individual, algo importantísimo durante las batallas (podemos pausar la acción y crear una lista de acciones a cumplir), e incluso desarrollar sus habilidades del mismo modo que lo haremos con nuestro aventurero.
Los combates se desarrollarán, como os podéis imaginar, mediante un sistema por turnos aunque en pantalla la acción no se pause nunca (salvo la pausa táctica que podremos activar para organizar a nuestro equipo). Por tanto, las tiradas de dados y las estadísticas de nuestros aventureros marcarán el transcurso de los mismos. Por eso, aquí, cualquier detalle relacionado con las estadísticas de nuestro avatar y sus acompañantes, por nimio que pueda parecer, será importante. Así, aparte de los atributos principales (fuerza, destreza, inteligencia…), debemos tener en cuenta otros valores como los centrados en el combate que, por un lado, nos permitirán aprender nuevas habilidades y destrezas (como conjuros, todo previo pago como indicábamos líneas atrás), y los que nos permitirá mejorar nuestra capacidad para manejar distintos tipos de armas. A estos debemos sumar además los talentos generales, que como ya resaltábamos anteriormente mejorarán aspectos como nuestro sigilo, la palabrería, el hurto (robar a alguien sin que se entere), la botánica, supervivencia y, en definitiva, una gran variedad de acciones que aprovecharemos enormemente en nuestras andanzas por Aventuria.
Por eso resulta tan importante crear un equipo equilibrado. Nuestro héroe puede ser un mago con una capacidad de ataque brutal pero si luego no tiene don de gentes y a éste le siguen personajes con atributos como la presencia y palabrería con valores negativos, difícilmente lograremos que los distintos personajes con los que interactuemos nos pongan las cosas fáciles llegando al extremo de no poder completar algunas misiones precisamente por este tipo de detalles. Lo mismo ocurrirá con las dotes curativas. Aquí, los personajes restaurarán su salud de forma automática, pero esto no significa que la dificultad vaya a reducirse drásticamente. En nuestra contra tenemos que los enemigos pueden infligirnos todo tipo de heridas e infecciones que únicamente podremos sanar con la ayuda de un curandero o mediante el empleo de vendas, plantas curativas y ungüentos que fabricarán los personajes especializados en este campo. Si no disponemos de este tipo de personajes, como decimos, nos tocará regresar a lugares seguros para buscar a un curandero puesto que de lo contrario, veremos cómo nuestras habilidades irán mermándose progresivamente convirtiéndonos directamente en un pelele con nula capacidad para causar daño a los enemigos.
El obtener un buen equipo también será otro de los aspectos básicos en Drakensang. A nuestra disposición, tendremos unas 500 armas, armaduras, amuletos y demás objetos de valor repartidos por toda la tierra de Aventuria. Lógicamente, dependiendo del tipo de aventureros con los que contemos los objetos que necesitaremos serán distintos, pero también hay que tener en cuenta que las características físicas de nuestros personajes también marcarán su capacidad para obtener determinados elementos: ya sean pieles y restos de los animales a los que se caza, plantas, etc.
Con todo esto, ¿qué tiene de malo Drakensang? Bien, como indicábamos al inicio de este artículo, estamos ante un título sólido en todas sus facetas que peca, por un lado, de ser poco innovador manteniéndose realmente fiel a los cánones del rol más clásico; pero a esto debemos sumarle también que la historia está basada en muchísimos clichés a todos los niveles: tanto si hablamos de las situaciones que viviremos, como el trasfondo argumental que nos acompañará, así como incluso los diversos personajes con los que nos toparemos (un ladrón guaperas y gracioso, un mago chiflado, etc.). Éstos, además, no reaccionarán de forma eficiente durante las batallas a no ser que nosotros, manualmente, les vayamos guiando paso a paso. Habría estado bien, por ejemplo, que los desarrolladores incluyeran diversas opciones para que nuestros aventureros se comportaran de diversa forma durante los combates y no simplemente en base a dos actitudes: la agresiva y la defensiva. Sobre todo porque si optamos por el control individualizado de un aventurero, veremos cómo el resto le sigue a mucha distancia lo que, en caso de toparnos con un combate, haré que éstos tarden varios segundos en entrar en la contienda.
A nivel técnico, el juego también se muestra muy sólido. Primeramente, por la enorme variedad de parajes por los que nos moveremos y lo bien recreados que están éstos, ofreciendo escenarios de grandes dimensiones plagados de enemigos a los que vencer, tesoros que encontrar, e inocentes con los que dialogar. En ocasiones, sí es cierto que algunos caminos pueden ser demasiado lineales no dando pie a que nos perdamos por los parajes, aunque también habrá zonas en las que esto será posible. Igualmente, la belleza de muchos de los entornos de Aventuria, así como el nivel de detalle alcanzado en los mismos, es digna de mención, como también lo son los efectos de luces, sombras y partículas, así como la recreación de los poderes mágicos; realmente impresionantes en algunos casos.
No está tan pulido ni el modelado de los personajes ni sus animaciones, algo robóticas y poco realistas. También los requisitos para hacer funcionar el juego con un notable nivel de detalles son algo elevados, aunque equipos de gama media podrán mover el juego sin demasiados problemas con un nivel de detalle más que aceptable. Pero volviendo a los aspectos más positivos de Drakensang, hay que felicitar una vez más a FX Interactive por ofrecernos un juego a bajo precio (19,95 euros) con un doblaje al castellano francamente bueno en el que nos encontraremos con dobladores conocidos dando vida a muchos de los personajes de Aventuria. Y no serán pocos, puesto que aunque solo hablemos de una breve frase (el resto se presentará mediante texto simplemente), la mayoría de personajes del juego tendrán algo que decirnos. También, la música acompaña positivamente, lo que nos deja con un gran apartado sonoro al que pocas pegas se le pueden poner.
Conclusiones
En definitiva, Drakensang: The Dark Eyes se trata de un muy buen juego de rol clásico que sin duda satisfará a los aficionados al género. No cuenta con una historia sorprendente, tampoco innova nada en el plano jugable, pero el buen hacer del equipo de desarrollo logra que las más de 80 horas de aventura que ofrece Drakensang se conviertan en una experiencia de lo más gratificante que hará disfrutar a los usuarios con ansias de vivir grandes epopeyas con un grupo de aventureros sin miedo a la muerte. Por eso, ningún aficionado al rol debería dejar escapar la oportunidad de adentrarse en el mundo de The Dark Eyes para descubrir el universo que tanto éxito ha cosechado en el mercado alemán.