Análisis Creature in the Well, un original hack and slash pinball (PC, PS4, Switch, Xbox One)
Ya está aquí uno de los títulos que más impacto causó entre muchos usuarios de los mostrados en el último Nindies Direct, Creature in the Well. Una obra que llamó mucho la atención entre un núcleo importante de usuarios y que ya está disponible para la consola Nintendo Switch, Xbox One y PC.
La buena noticia es que, lejos de decepcionar, esta obra del equipo de indie Flight School Studio se ha convertido en una de las sorpresas más agradables de cuantas se han dejado ver en la escena independiente durante este verano, siendo una aventura muy original, absorbente y disfrutable. No es perfecta, eso ya os lo avisamos, pero aún así insistimos en que es un muy buen título.
Pinball con espadas
Así es como sus desarrolladores han calificado a su propia producción. Y nos parece una frase bastante acertada, aunque con bastantes matices. De hecho, resulta bastante complicado encasillar a este título dentro de un tipo de juego determinado, si bien pensamos que donde más encaja es en las aventuras de estilo dungeon crawler.
En esta odisea somo transportados a un mundo de fantasía que, por cierto, goza de un particular estilo visual del que más tarde os hablaremos. Un mundo de reducidas dimensiones que, básicamente, se reduce a una pequeña aldea perdida en el desierto y sus alrededores. Un lugar en el que, como el propio nombre del título indica, el gran protagonista es un foso o pozo… que está habitado por una criatura con la que debemos acabar.
El protagonista es un robot otrora ingeniero que tiene que meterse de lleno en un templo vetusto, lugar en el que merodea dicho monstruo debido a que se encuentra justamente en las proximidades de dicho pozo. Dicho templo consta de diversas ramificaciones o estancias (redes,) que vienen a ser los niveles de los que consta el título. ¿Cómo hemos llegado allí? ¿Qué sucede exactamente en el templo y en la aldea en la que se encuentra? Dichas preguntas van teniendo respuesta a medida que avanzamos y vamos dialogando (en español) con los escasos personajes que merodean por la zona y, también, leyendo ciertos documentos que se encuentran en cada fase justo cuando acabamos el último de los niveles.
Si hay algo que nos ha gustado acerca de la trama que ostenta esta aventura es que no nos lleva de la mano en absoluto y, de hecho, si no te detienes a charlar con los personajes ni a leer nada, lo más probable es que acabes el juego sin tener una idea clara de lo que sucede con la narrativa. Puede que a determinados usuarios este hecho les suponga un problema, pero para nosotros otorga una gracia especial a dicha trama… y eso que tampoco es que sea nada del otro mundo.
Una vez llegamos a dicha aldea y nos adentramos en el templo, descubrimos que este lugar es una especie de hub central que alberga todos los niveles, fases que desde luego no brillan por su cuantía pero que, eso sí, superar las últimas tiene bastante miga. De hecho, moriréis bastantes veces tratando de superar la última de las dependencias de cada fase. No es que sea un título imposible ni muncho menos, pero os aseguramos que la curva de dificultad está muy bien ajustada y que, desde luego, salir airoso del último de los retos que nos espera en el interior del pozo no es un paseo precisamente.
A pesar de eso, es necesario señalar que nos hubiera gustado encontrarnos con alguna que otra fase más que prolongara la vida útil de la aventura porque, eso sí, no es el título más rejugable del mundo ni mucho menos, y una vez superado, no presenta demasiados alicientes como para repetir. Por lo menos su precio es bastante bajo, eso también es justo dejarlo claro.
En cuanto a la dinámica, cada fase consta de diversas mini zonas o pequeñas salas que van invitándonos a superar diferentes retos… que se repiten más de la cuenta a lo largo de la aventura, siendo este justamente uno de los mayores defectos que arrastra esta obra. La mecánica de juego general consiste en acertar a determinados objetos de procedencia <i>pinball (bumpers, etc.) que van a pareciendo en imagen mientras esquivamos descargas eléctricas, explosiones y demás obstáculos.
¿Y cómo vamos golpeando a todos eso elementos? Pues mediante una bola que debemos cargar previamente con distintos utensilios para, después, golpearla con el arma de turno (desde sartenes a bates de béisbol o hachas especiales) una cantidad de veces determinada por la resistencia del objeto en cuestión y la carga que dispensemos a la bola (o bolas). Es decir, que nuestro personaje goza de movimiento libre (stick izquierdo) y debemos ayudarle a esquivar y limpiar la pantalla de objetivos apuntando correctamente a unos y otros con la palanca derecha del mando. Un enfoque bastante original que da vida a una jugabilidad bastante amena, desafiante y realmente entretenida… mientras dura, no más de tres o cuatro horas si se nos dan bien este tipo de juegos que requieren de bastante habilidad.
La estructura de cada ruta, al igual que sucede con las salas en sí, también acaba asemejándose demasiado al resto de las que están presentes en el resto de niveles. De hecho, en muchas ocasiones distingues unos de otros por la paleta de colores y poco más. Algo más de variedad en este sentido le hubiera sentado estupendamente al desarrollo del título en general, dado que si jugamos mucho tiempo seguido acabamos teniendo esa sensación de "esta sala ya la he visitado antes, pero con otro color". Por fortuna este defecto no acaba ensombreciendo los buenos ratos que nos proporciona el hecho de encontrarnos en el interior del templo ya citado, pero sí que le resta interés a medio plazo.
El apartado técnico es de lo más simple que os podáis imaginar, pero afortunadamente la estética que muestra esta producción es realmente curiosa y muy distinguible. Además las animaciones del protagonista son bastante buenas, la física de las bolas de energía al rebotar sobre las diferentes superficies y objetos está bien recreada y la ambientación es muy buena.
A esto último contribuye de manera notoria la banda sonora. Es meramente ambiental y, de hecho, no existen melodías como tal, pero lo cierto es que ambienta bien cada estancia que visitamos tanto en el interior del templo como en el exterior. Los efectos no son demasiado variados pero son resultones, cumpliendo sin demasiados alardes su función.
Una aventura muy particular
Este trabajo de Flight School Studio no es un título destinado a satisfacer a cualquier usuario dado su mecánica de juego, muy particular, así como su estilo visual, que a nosotros nos ha gustado pero entendemos que puede resultar demasiado extravagante para ciertos jugadores. Lo que nadie puede negar es que se trata de una aventura bastante original en su planteamiento base, combinando mecánicas propias de los dungeon crawler, los juegos de pinball e incluso los hack’n slash. Es cierto que su duración es bastante exigua (pero no es un paseo, ojo) y que la estructura de niveles se repite más de la cuenta, pero con todo y con eso es un juego muy notable.
Hemos realizado este análisis en su versión de Nintendo Switch mediante un código proporcionado por Dead Good Media.