Análisis de Runaway: A Twist of Fate (NDS)

Hace poco más de un mes salió a la luz la versión para compatibles de la tercera y última entrega de una de las sagas de aventuras gráficas que más ha dado que hablar en la última década: Runaway. Cada uno de los capítulos de esta magnífica serie, desarrollada íntegramente por Pendulo Studio, un estudio español que ya lleva unos cuántos años en esto del mercado de los videojuegos (¿a alguien le suena el título de Hollywood Monsters?), ha sido aclamado tanto en nuestras tierras como internacionalmente, y no es para menos.
Con una jugabilidad clásica al alcance de cualquier aficionado al género y un guión digno de cualquier novela policíaca, adornado con un tono humorístico muy acusado, la saga conquistó medio mundo con sus dos primeras entregas y, por fin, podemos disfrutar del colofón de la misma tanto en su versión para ordenador como en nuestras Nintendo DS. De hecho, el estudio español ya realizó otra conversión para portátiles del segundo episodio de esta misma saga: Runaway: The Dream of the Turtle, con resultados muy notables. Tras el lanzamiento de esta tercera entrega, sólo nos falta esperar a que se decidan a convertir también la primera parte de la saga, para poder disfrutar de toda ella también a doble pantalla...
Una versión a escala
Nos encontramos, básicamente, ante el mismo juego que saliera para las plataformas de PC hace cosa de un mes, sin apenas alteraciones aparte de las esperables para una conversión a una plataforma claramente más limitada a nivel técnico. Pero, aún así, disfrutaremos a grandes rasgos de una experiencia de juego muy similar, aunque con algunos defectos en el control, debidos a la difícil implementación en una pantalla táctil de la precisión de los movimientos y pulsaciones del ratón de ordenador.
La historia nos vuelve a presentar a Gina y a Brian, protagonistas de las dos anteriores entregas, como personajes principales del juego, aunque en esta ocasión el tinte inicial es un tanto más dramático, con asesinatos de por medio y la extraña desaparición del mapa del protagonista masculino de nuestra historia. Pero, tranquilos, todo se revelará a su debido tiempo (aunque no en este análisis: no queremos aguarle la fiesta a nadie). Comenzaremos el juego manejando a Gina y, de hecho, pasaremos a controlar a la escultural fémina en más de una ocasión durante el juego. De hecho, en algún momento incluso deberemos de ir cambiando de personajes para resolver puzles en común, o resolviendo diferentes puzles en diferentes escenarios simultáneamente. Para ello, deberemos de seleccionar el icono del personaje que deseemos controlar en cada momento, y nos meteremos instantáneamente en su pellejo.

Durante el juego nos enfrentaremos a decenas de puzles y situaciones enrevesadas variadas y de creciente dificultad, aunque no tan peliagudas (casi imposibles, diríamos) como las de la entrega anterior. En este caso, las situaciones son un poco más asequibles al público en general, y en general los puzles podrán resolverse de una manera mucho más lógica, no tanto a base del método de prueba y error. Esto es muy de agradecer, ya que la mayoría de situaciones las podremos resolver simplemente pensando un poquito (a veces, con una cierta dosis de pensamiento lateral, más que lógico...), y no probando en un determinado punto cada objeto o combinación de objetos a nuestra disposición hasta dar con la solución acertada.
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