Análisis de Picross 3D (NDS, Wii U)

La moda de los puzles lógicos no ha sido, ni mucho menos, pasajera. El gran auge del sudoku que vimos hace ya algunos años, por ejemplo, parece no tener fin, puesto que el puzle numérico sigue atrayendo a un buen número de seguidores día a día. Entre los lectores regulares de periódicos y revistas muchos son los que prefieren los puzles lógicos a los clásicos crucigramas o a las vetustas sopas de letras. Pero no sólo de sudokus vive el hombre aficionado al puzle, ya que dentro de esta misma categoría de entretenimiento encontramos diferentes estilos de rompecabezas, tantos que cualquiera podría encontrar su estilo de puzle favorito sin demasiados problemas. Y si no, siempre podemos esperar a que lo inventen...

De hecho, no estamos aquí para hablar de sudokus, sino de pictogramas, o nonogramas, como se les llamó en homenaje a su inventor, el diseñador gráfico Non Ishida, quien ganó una competición en Tokio creando dibujos en una cuadrícula formada por las luces de diferentes rascacielos que se encendían y se apagaban, a expensas de la libertad creadora del artista. Los nonogramas son puzles lógicos que se basan en una cuadrícula numerada con diferentes series de cifras. Cada serie vertical u horizontal nos indica cuántos de los cuadros de cada columna o línea (respectivamente) deben sombrearse o colorearse para, a medida que resolvemos el puzle, poder desvelar la silueta o la figura de un objeto determinado.

La dificultad del juego radica en que no tenemos más medios para descubrir dónde se ubican los cuadros en negro y dónde las separaciones entre un grupo de cuadros y otro que la lógica y los números que vemos encima del puzle y en su lado izquierdo. De esta manera, el rompecabezas está servido, ya que deberemos de usar algunas sencillas técnicas y una gran dosis de lógica espacial y numérica para desvelar la figura oculta. Nintendo ya tiene cierta experiencia con este género de puzles, también conocido como Picross, y en Japón fueron muchos los títulos vistos para consolas de ocho y dieciséis bits basados en los susodichos rompecabezas. En Europa, la moda de los nonogramas es más reciente, y la mayoría de usuarios de consolas de Nintendo los vieron por primera vez en el primer juego de este estilo que viera la portátil de doble pantalla de la compañía: Picross DS.

El juego tuvo un éxito considerable, cosa comprensible, ya que el número de aficionados a los nonogramas a día de hoy no es en absoluto despreciable (aunque, todo hay que decirlo, los pictogramas no han alcanzado la popularidad del imbatible sudoku), por lo que Nintendo decidió ofrecer a sus seguidores una secuela para repetir la divertida experiencia. Pero, ni harto ni perezoso, pensó en darle una vuelta de tuerca al concepto original del juego y convertirlo en un juego lógico en tres dimensiones, creando no ya parrillas planas en los que viéramos diferentes dibujos y figuras dimensionales, sino paralelepípedos de diferentes tamaños y proporciones divididos en pequeños cubos (emulando la cuadrícula original) de los que surgieran auténticos objetos, animales y personajes en tres dimensiones.

Buscando tres dimensiones al puzle...

El concepto original de juego sigue prácticamente inalterable, ya que deberemos de seguir la lógica y lo que nos dictan las cifras en cada puzle para eliminar cubo a cubo el material sobrante, de tal manera que podamos desvelar la figura oculta en el interior de cada figura o paralelepípedo original. Veremos en cada cara del paralelepípedo en cuestión diferentes cifras que nos indicarán cuántos cubos de cada fila o columna deben mantenerse en la figura para formar parte del resultado final, por lo que también podemos deducir el número de los que tenemos que eliminar en cada caso. Si vemos un cinco en una fila de seis cubos, sabremos que debemos de eliminar uno... pero la cuestión es: ¿cuál?.

Claro, las cifras de las caras paralelas de la figura original se corresponden entre sí (como es lógico), y están situadas en las diferentes caras de la misma de tal manera que podamos deducir, de una manera u otra (en ocasiones, la resolución no es en absoluto evidente), cuáles son los cubos que debemos de quitarnos del medio. Para comprender bien la dinámica del juego, tendremos a nuestra disposición un excelente y extensísimo tutorial, que nos dará las técnicas básicas de resolución de los puzles del juego (más de trescientos cincuenta, en esta nueva edición), además de explicarnos los fundamentos del sistema de juego al detalle y ofrecernos una serie de ejemplos guiados muy útiles para enfrentarnos luego más tranquilamente a los puzles de mayor dificultad.

Sistema de juego

Manejaremos el juego con nuestro lápiz táctil, fundamentalmente, aunque deberemos de utilizar también dos direcciones de la cruceta de control: derecha, para señalar y pintar de colores los cubos que no queremos eliminar del puzle; y arriba, para eliminar los cubos que toquemos con el stylus mientras dicha dirección esté presionada. Si no apretamos ninguna de las dos direcciones en nuestra cruceta, simplemente giraremos la figura hacia un lado o hacia otro, o hacia arriba y hacia abajo, dependiendo de la perspectiva que deseemos en cada momento.

Por otra parte, en los casos en los que las figuras sean demasiado grandes o que cuenten con varios cubos de profundidad, por lo que no podremos incidir directamente en su interior, podremos achatar o ensanchar el ancho y el largo de las figuras presionando y arrastrando sobre las puntas de flecha situadas en las aristas de la figura para tal efecto. Si bien al principio esto nos puede resultar un tanto incómodo, ya que cuando achatemos la figura no podremos ver todos los cubos de la misma, sino que muchos desaparecerán para dejarnos ver el interior del prisma, pronto nos acostumbraremos a esta herramienta, y se volverá indispensable para la resolución de los puzles más complicados.

A parte de las cifras, que nos indicarán cuantos cubos seguidos debemos de respetar al eliminar partes de una figura, tendremos también los números rodeados por una circunferencia, que nos indicarán una cifra de cubos determinado, aunque separada en dos grupos (iguales o no); y, por último, los insertos dentro de un cuadrado, que nos indicarán una cifra de cubos separada en tres grupos o más, por lo que, cuando empecemos a ver cifras con círculos y cuadrados dentro de los puzles de mayores dimensiones, notaremos como la cosa se complicará, evidentemente, aumentando la diversión y el riesgo a cometer errores, cosa que disminuirá nuestra puntuación final al acabar el puzle.

Y es que el juego nos premiará por acabar el puzle sin fallos (al errar seis veces en el mismo puzle, la partida acaba y deberemos de comenzar el mismo desde cero) o por acabarlo dentro de un límite determinado de tiempo (el cual veremos marcado en el cronómetro por una sencilla leyenda de colores). Cada vez que completemos un puzle, se nos premiará con un número determinado de estrellas, estrellas que nos servirán para desbloquear los puzles plateados y dorados de cada nivel, puzles de mayor dificultad que simplemente nos servirán para redondear nuestros resultados y añadir algo más de emoción al asunto.

Cada vez que completemos un nivel, se desbloquearán diferentes animaciones con las figuras que hayamos ido descubriendo, además de desbloquear fondos y plantillas para que podamos crear nuestros propios puzles. Y esto no queda aquí: también podremos compartir nuestra creaciones con el resto de usuarios de nintendo DS a través de nuestra conexión local, así como a través de la conexión a internet de la portátil, por lo que podremos subir nuestros propios puzles para que otros jugadores los descarguen y los puntúen, así como bajarnos los rompecabezas creados por otros usuarios del juego.

Conclusiones

En fin, como en todo buen juego de puzle, la premisa del sistema de juego es sencillísima. De hecho, un concepto jugable simple y extremadamente adictivo es lo que mejor define al conjunto de nonogramas tridimensionales creado por Nintendo para Picross 3D. La jugabilidad es excelente, y nos haremos con ella desde el primer momento. De hecho, como buen juego adscrito a las Touch Generations de Nintendo, cualquiera puede hacerse con el juego, dando acceso a éste a un número enorme de usuarios de todas las edades y condiciones.

El apartado técnico del título es sencillo, aunque cumple bien su cometido. La verdad es que no resulta lo más importante de Picross 3D, ni mucho menos, quedando relegado a un segundo (o tercer plano) frente a la diversión y entretenimiento que el juego nos ofrecerá, sin descanso, durante horas y horas. Cargad las baterías de vuestras portátiles: los pictogramas atacan de nuevo en Nintendo DS, y esta vez en tres dimensiones...