Análisis de Dark Void Zero DSiW (NDS)

A los aficionados a los videojuegos nos gusta que nos cuenten buenas historias, tanto o más que los aficionados a la lectura o al cine. Sí, es cierto que hay juegos para matar el tiempo, pasar el rato de una forma entretenida y sin complicaciones, y hay usuarios que, fundamentalmente, gustan de este tipo de juegos. Pero cada vez más, el jugador objetivo de las compañías de gran calibre es aquél devorador de historias que se enfrenta a aventuras de rol, acción, estrategia, o cualquier género que se preste a ello, con la esperanza de que le cuenten algo nuevo, una historia emocionante, una historia que llegue a tocar la fibra...

Pues bien, sabed que Dark Void Zero, la nueva propuesta de Capcom para DSiWare, no nos explica una gran historia dentro del marco de la aventura que el título engloba, ni mucho menos. Aunque la historia que envuelve al desarrollo del juego en sí podría pasar por un notable argumento de misterio y ciencia-ficción.

Sarcasmos aparte, si compramos el juego y nos asomamos al manual electrónico del mismo, veremos una fabulosa historia sobre un proyecto abandonado y perdido a finales de los años ochenta, cuando la consola de ocho bits de Nintendo estaba en pleno auge, y justo antes de su posterior declive, con la aparición de la Super Nintendo, la máquina de dieciséis bits de la misma compañía.

El proyecto, claro está, presuntamente fue rescatado por antiguos miembros de la compañía en sus orígenes, y éstos han sido los que a día de hoy lo traen hasta nuestras portátiles, para el uso y disfrute de todos los jugadores.

La historia hasta cierto punto es creíble, aunque, por supuesto, es totalmente falsa, pero no deja de tener su gracia que los desarrolladores del juego hayan invertido parte de su trabajo en elaborarla, en el fondo, para satisfacer las ansias de misterio e intríngulis de todo jugador que se precie. Y, además, por lo que podemos leer entre líneas, con un cierto tono de humor y sátira en todo el discurso.

Al final, Dark Void Zero no deja de ser un juego de nueva factura creado siguiendo los mismos patrones gráficos y técnicos, en general, que los juegos que se desarrollaban en los años ochenta, en la mencionada era dorada de los ocho bits. Eso sí, el juego que hoy nos ocupa hubiera resultado prácticamente imposible verlo en las consolas de aquél entonces como lo vemos hoy en nuestra Nintendo DS. Y es que, sin duda, un juego de estas características luce impecable en nuestras consolas, sin molestos parpadeos en las pixeladas imágenes que nos mostrara por aquél entonces nuestro televisor, ni ralentizaciones varias en ningún momento del juego.

Una aventura como las de antes...

El juego nos recuerda mucho a otros títulos de aventura y exploración plataformera, como los títulos integrantes de las clásicas y conocidas sagas Metroid y Castlevania, al menos aquellos de finales de los ochenta y principios de los noventa, justo antes de que las dieciséis bits se convirtieran en líderes indiscutibles del mercado del videojuego. Consta, únicamente, de tres niveles, aunque la longitud de los mismos no es nada despreciable, dado que sólo contaremos con tres vidas para completarlos y que no podremos guardar la partida en ningún momento, debiendo completar los niveles de una tirada si no queremos tener que comenzar de nuevo los mismos.

Aunque el juego nos lo pone un poquito más fácil que eso, ya que según vayamos completando cada uno de los tres niveles, podremos volver a comenzar la partida desde el último que hayamos alcanzado, en caso de que abandonemos la partida o de que perdamos todas nuestras vidas en el empeño. Por otra parte, dispersos por diferentes puntos del mapa tendremos varios puntos de control que, en caso de perder una de nuestras vidas, harán que resucitemos en lugares cercanos a determinados puntos clave dentro de la aventura, lo que nos facilitará significativamente las cosas, ya que no deberemos de comenzar cada vez los niveles desde el inicio a no ser que perdamos todas nuestras oportunidades de juego en una misma partida.

El sistema de juego, como podemos suponer, es muy sencillo, como correspondería a un juego de la época, y poco más haremos aparte de deambular por el mapa recogiendo llaves para acceder a sitios, de otro modo, inalcanzables, así como una serie de orbes que aumentarán nuestra puntuación, mientras vamos disparando y eliminando a todos los enemigos que salgan a nuestro paso con las diferentes armas que encontremos durante nuestra aventura. Pero claro, todo ello con un elemento jugable que fuera ya importante en el título que precede al que nos ocupa, Dark Void, un juego de acción en tercera persona para las consolas de sobremesa de nueva generación en el que el protagonista manejaba un auto-propulsor que le permitía volar a placer por los diferentes niveles de la aventura.

Y será, pues, el mismo auto-propulsor el principal elemento característico también en Dark Void Zero. Pulsando el botón A, volaremos a placer y, pulsando rápidamente el mismo botón dos veces, podremos mantenernos quietos en el aire y desplazarnos en las cuatro direcciones del mapa con total precisión. Esto, claro está, definirá por completo el sistema de exploración y plataformas de la aventura, sobre todo porque al movernos por el aire, apuntaremos en la dirección que nos movamos, lo que planteará determinadas dificultades tácticas a la hora de defenderse de varios enemigos a la vez, por ejemplo.

Por otro lado, determinadas zonas del mapa inutilizarán nuestro propulsor, por lo que deberemos de conseguir otro si queremos continuar moviéndonos con total libertad por el nivel. Menos mal que encontraremos varios de estos propulsores diseminados por cada nivel, de la misma manera que encontraremos un buen número de armas situadas en determinados puntos del mismo. Cada arma tendrá una potencia y un alcance determinados, aunque algunas, de especial potencia de fuego, nos permitirán incluso reventar muros y acceder a zonas de otro modo inaccesibles.

Podemos también dedicarnos a buscar los diferentes diarios de otros personajes caídos en combate, aunque esto no será necesario para completar el juego. No obstante, es un elemento más a tener en cuenta en caso de que queramos mejorar nuestra puntuación global y completar el juego al cien por cien. De hecho, al perder por primera vez todas nuestras vidas en el juego, nos llevaremos una sorpresa para muchos jugadores muy grata: entraremos, según el número de puntos que hayamos obtenido, en una lista con las puntuaciones más altas del juego, donde deberemos de dejar constancia de nuestros logros firmando con tres siglas, como en las máquinas recreativas de antaño. De esta manera, para algunos superar las propias puntuaciones en el juego puede representar toda una motivación, aumentando la rejugabilidad del título y, por tanto, la vida útil del mismo.

Lo mismo de siempre, aunque ya con cierta capa de polvo.

El argumento del juego, como decíamos antes, no deja de ser una mera excusa para desarrollar una aventura plataformera de estilo arcaico, aunque, claro está, tiene cierta relación con el juego Dark Void, ya que, a todos los efectos, se trata de una precuela del mismo. La historia nos habla del científico Nikola Tesla quien, con unos grandes conocimientos de tecnología militar y un buen amigo dispuesto a todo, el piloto de pruebas Rusty, pretende eliminar la amenaza de los Vigilantes, unos extraterrestres que, para variar, pretenden invadir la Tierra y dominar a la humanidad entera, viajando desde una zona llamada el Vacío a través de una serie de portales inter-dimensionales.

Y claro, nosotros controlaremos a Rusty quien, bajo las órdenes de Tesla, deberá de deshacerse de todos los Vigilantes que se encuentre por el camino, incluyendo los tres jefes finales de cada uno de los niveles del juego, y, de paso, eliminar también todas las opciones de paso a través del Vacío para que los Vigilantes nunca puedan llegar hasta la Tierra. En fin, ninguna novedad respecto a tantos y tantos videojuegos de acción y ficción. Pero, eso sí, no deja de ser un notable juego de acción y plataformas para nuestro Nintendo DS que hará las delicias de todo amante del género, especialmente de aquellos jugadores que ya disfrutarán de los videojuegos durante la era de las consolas de ocho bits y que recuerden esa época con cierta nostalgia.

Y es que, de hecho, el juego comienza con una simulación en las pantallas de nuestra consola en la que deberemos de soplar el polvo de los circuitos de un cartucho virtual de NES, como habitualmente pasaba por aquél entonces. Los más nostálgicos agradecerán el juego, sin duda, aunque siendo ortodoxos cabe decir que un juego como éste, funcionando a pleno rendimiento como lo hace en nuestras Nintendo DS, no podría haber existido en la época. Pero no nos importa: seguiremos creyéndonos la historia y disfrutando de Dark Void Zero sin más miramientos por lo que es: un notable juego de acción y aventura, por un precio más que razonable.