Análisis de Tales of Symphonia (GameCube, PS2, PS3)

Desde que en 1997 desembarcó Final Fantasy VII en Europa, introduciendo para siempre el juego de rol por turnos en las consolas, uno de los géneros que una plataforma debe tener bien nutridos es el del RPG. Mientras que Sony siempre ha contado con el apoyo de las compañías japonesas para nutrir al género en PS2, Microsoft ha tenido que recurrir a compañías occidentales con sobresalientes resultados (Fable, KOTOR...). Nintendo, en cambio, lo ha hecho a su manera; la compañía ha hecho colaboraciones puntuales con las grandes japonesas, de las que han salido títulos como Final Fantasy: Crystal Chronicles y este Tales of Symphonia de Namco.

Aparte de las casi monotemáticas Square y Enix (ahora una misma), todas las otras grandes compañías japonesas han tenido "su" saga de RPGs. Konami tiene a Suikoden, Capcom a Breath of Fire y, ya desde hace mucho tiempo, Namco tiene la saga Tales Of, posiblemente la más exitosa tras las de Square Enix. Una de sus entregas, Tales of Phantasia, fue célebre por incluir, en su día, música y voces digitalizada con calidad casi-CD...

en el primer cartucho de 48 megas para Super Nintendo. Tales of Symphonia también es un juego grande, ocupando dos discos GOD, y es además uno de los mejores RPGs "clásicos japoneses" que ha llegado a Europa en los últimos años, y sin lugar a dudas el mejor de GameCube, donde francamente hay poca competencia.

La historia de Tales of Symphonia es más bien típica a primera vista, aunque a medida que vamos avanzando se va haciendo más interesante, destacando además los diálogos de los personajes que nos van mostrando la personalidad de cada uno a medida que transcurre la historia. La acción transcurre en el mundo de Sylvarant, donde hay una importante carestía de maná, una fuente de energía de la que dependen la magia y –más importante- el alimento. Nosotros asumiremos el papel del adolescente Lloyd Irving, que tendrá que recorrer el mundo junto a otros compañeros en compañía de Colette Brunel, la elegida, una chica capaz de restaurar el equilibrio de maná gracias a la diosa Martel.

Un detalle que agradecerán notablemente los no tan aficionados a los juegos de rol japoneses en caso de que Tales of Symphonia caiga entre sus manos es el hecho de que los encuentros con los enemigos no son aleatorios, al estilo de la saga Final Fantasy y del grueso de los RPGs japoneses, sino que "veremos venir" a los enemigos a cierta distancia, y tendremos la opción de esquivarlos. En algunos casos evitarlos será más sencillo que en otros, pues mientras unos enemigos (representados con una serie de iconos) se quedan quietos, otros pueden vagar aleatoriamente por el mapa o la mazmorra, y otros pueden llegar a perseguirnos –estos últimos son casi imposibles de esquivar. De todas formas no es recomendable evitar el contacto con el enemigo, pues uno de los puntos básicos de todo RPG es adquirir experiencia para hacerse más poderoso, y contra los jefes finales (obviamente inevitables) necesitaremos estar a cierta altura.

El sistema de combate también es un soplo de aire fresco en comparación con el estándar del RPG japonés. Las batallas no solo son aleatorias sino que además son en tiempo real, rompiendo dos de los esquemas que han permanecido inamovibles durante años en el rol japonés. En las batallas controlaremos a un solo personaje, mientras que los otros que estén en nuestro grupo se comportarán según su inteligencia artificial, de un modo, valga la redundancia, bastante inteligente.

Aunque representado en tres dimensiones, el campo de batalla tiene una jugabilidad 2D en el sentido de que nosotros siempre tendremos nuestro objetivo fijado en un solo enemigo, y podremos alejarnos o acercarnos a él pulsando izquierda y derecha, pero no movernos a su alrededor. Sin embargo, el componente tridimensional sí se aprovecha a la hora de poder golpear a varios enemigos a la vez, puesto que si otro u otros enemigos están cerca del cual tenemos fijado, también encajarán nuestro golpe, que se da en tiempo real con el botón A y además pudiéndolo enlazar en combos. Para cambiar de objetivo, solo tendremos que pulsar el botón R y seleccionaremos el más cercano, mientras que manteniéndolo pulsado el juego se parará y podremos seleccionar el que queramos.

Este sistema, aunque muy simple en concepto, hace que las batallas sean muy variadas y permite muchas más posibilidades cuando entran en juego las magias (o tech attacks) y más tarde las invocaciones y los ataques al unísono. Estos son muy interesantes, y los podremos hacer cuando una barra de energía se llene y permita que el equipo realice el ataque. Como puede intuirse por el nombre, consiste en un movimiento mágico hecho a la vez por varios de los miembros de nuestro grupo, aunque para hacerlo con éxito tendremos que pulsar correctamente una serie de botones dentro de un límite de tiempo. Los espíritus que iremos encontrando y añadiendo a nuestro grupo a lo largo del juego también cobrarán una notable importancia en el combate, pero no menos que las muy básicas pero también muy útiles acciones de cubrirse (botón X) o simplemente esquivar el ataque enemigo alejándonos de él.

Nuestros compañeros de aventura se regirán por la inteligencia artificial durante los combates, pero como ocurre en este tipo de juegos nosotros tendremos la opción de modificarla, o mejor dicho, dirigirla, hacia un tipo u otro de comportamiento. De este modo podemos configurar a uno de nuestros personajes para que sea el sanador del grupo, o hacer que otro siempre ataque al personaje que nosotros tenemos "enfilado". Si un amigo se pasa por nuestra casa, siempre podrá sustituir a la inteligencia artificial, enchufar el mando y controlar a uno de los personajes en las batallas, una opción multijugador bien integrada en el juego y muy divertida.

Más allá del sistema de combate, bautizado "Linear Motion Battle System", el juego está diseñado a base de mazmorras, con habituales puzzles de notable factura y que usualmente implican el uso de items. El mundo del juego es bastante grande, y en las diferentes aldeas y ciudades podremos hablar con multitud de personajes, que nos introducirán más en la historia, nos permitirán acceder a secretos y con los que podremos intercambiar items.

A nivel gráfico Tales of Symphonia destila comic japonés por los cuatro costados. Aparte de las intros, que son dibujos animados, los personajes son poligonales pero con el famoso efecto "Cell Shading" (usado en multitud de juegos, como Jet Set Radio, Zelda: Wind Waker…) que les da un toque anime: apropiado, como decíamos. Los escenarios son completamente 3D y mantienen cierto toque manga, aunque no llegan al encanto que tenían los pintados a mano de anteriores ediciones. En sonido, el juego posee muy bonitas melodías y variados efectos sonoros, aunque lamentablemente esta doblado solo al inglés –pocas posibilidades había de un doblaje al castellano. La traducción de los textos, eso sí, se ha hecho excelentemente bien, con todo tipo de expresiones típicas del castellano bien contextualizadas.

En conclusión, Tales of Symphonia, pese a no tener gran nombre en Europa, es un fantástico juego de rol que los jugadores de la máquina de Nintendo no deberían dejar escapar; debería ocupar un lugar destacado en sus cartas de reyes. Aunque sin el nombre de Final Fantasy: Crystal Chronicles, posee un sistema de juego más variado, una factura mayor y sin duda unas opciones multijugador con unos requisitos mucho más fáciles de cumplir. Poca competencia tiene .y tendrá- Tales of Symphonia en GameCube, pero no por ello deja de ser uno de los mejores juegos del catálogo de la máquina.