Análisis Like a Dragon: Ishin!, por fin fuera de Japón ¡y en español! (PS5, Xbox Series X/S, PS4, Xbox One, PC)
Mucho ha cambiado en Yakuza y Sega desde 2014, cuando la serie protagonizada por Kazuma Kiryu llegaba con dificultades a Occidente… Y en ocasiones ni eso. Si los Ryū ga Gotoku principales lo tenían difícil, Yakuza Ishin! era un caso perdido: una entrega histórica, como lo fue Ryū ga Gotoku Kenzan! de 2008 que tampoco salió de Japón, "demasiado" centrada en el público nipón. Ahora en 2023 hablamos de Like a Dragon y no de Yakuza, nos llega traducido con textos en español, rehecho con nueva tecnología y rodeado de otros proyectos como Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name o Like a Dragon 8. Toda una alegría, porque es uno de los grandes juegos de la saga gracias a la frescura de una historia que mantiene todo lo bueno de los Yakuza de acción previos a JRPG Like a Dragon 7.
No diga Kiryu, diga Ryoma
Como os contamos en nuestro avance, Like a Dragon: Ishin! es uno de esos spin-off con los que ha experimentado el antiguo equipo de Toshihiro Nagoshi, y por tanto es un capítulo completamente independiente de Kenzan! o por supuesto la serie numérica. Dejamos a un lado a Kiryu, Goro, Taiga, Haruka y demás personajes… Más o menos, puesto que los desarrolladores consideran a este elenco "actores virtuales" reutilizables en esta historia ambientada al final del periodo Edo, en la década de 1860. El fan de Yakuza encontrará muchas conexiones en la personalidad entre antiguos y nuevos papeles, y el novato puede estar tranquilo porque no se perderá nada más que estos guiños.
Ishin! trae una ambientación completamente distinta de los Yakuza en la época moderna: son los sucesos del Bakumatsu que más tarde darían pie a la era Meiji. Años turbulentos en Japón, el choque de culturas entre Oriente y Occidente, de tradición y modernidad, el código de honor y elegancia de la katana frente a la efectividad de las armas de fuego. Aquí nace la leyenda de Sakamoto Ryoma, un samurái real que luchó contra el gobierno del shogunato de Tokugawa con algunas ideas revolucionarias para la época.
El trasfondo es interesante para el jugador nipón, que conoce la importancia de este periodo y la figura de Ryoma. En Occidente la temática puede ser un poco más confusa, como sucedía con las luchas entre familias de la saga Yakuza, y ese fue uno de los motivos por el que Sega pensó durante casi una década que no gustaría fuera de Japón. Si queréis disfrutarlo plenamente, recomendamos leer algo de información sobre esa turbulenta década y el papel de Ryoma. Y no te preocupes por spoilers: Ishin! trata estos acontecimientos pero es una adaptación libre y realiza algunos cambios que se desvían de lo que sucedió realmente.
Ishin! coge toda la trama social y, muy al estilo del resto de la saga, añade una motivación más personal a Ryoma; si no termina de apasionarte toda la jerga histórica –que puedes consultar durante los diálogos, por si te pierdes con los términos-, sí lo hará el incidente que desata la aventura: Ryoma es un ronin de Tosa que busca al asesino de su padre adoptivo a partir de una pista un poco vaga, un extraño estilo marcial que solo conoce un reducido número de guerreros, lo que lleva sus pasos a alistarse en el Shinsengumi, una fuerza policial especial de la época que se gana a pulso su fama de despiadada.
No es fácil comparar esta historia con la de cualquier otro Yakuza –a excepción quizás de Kenzan!- por las particularidades que lo hacen único e independiente, pero indudablemente tiene ese punto a favor de ser una aventura sin el reciclaje de temas vistos en algunas secuelas protagonizadas por Kiryu, que empezaba a dar sensación de agotamiento hasta el genial Yakuza 6. Cierto, Ryoma no acumula el carisma y evolución del exyakuza tras tantos juegos, pero apenas bastan unos minutos para familiarizarte con el samurái, que esconde un gran corazón detrás de esa fachada fría.
Esta es la base del argumento inicial de Ishin!, que sigue el mismo desarrollo del resto de Yakuzas: un mundo abierto pequeño y manejable repleto de actividades en cada esquina, subshistorias con personajes que necesitan tu ayuda, desde el niño caprichoso al profesor ignorante de geografía, el perro que no calla o las bandas de maleantes que se dedican a robar a los establecimientos. Aquí es donde encontraremos el humor, los personajes más peculiares y decenas de horas extra -la historia dura un mínimo de 20 horas, pero se puede duplicar- de contenido no obligatorio pero sí bastante recomendable para obtener recompensas o simplemente conocer más de este microcosmos. No mucho más que descubrir de esto si has jugado a Yakuza antes: a veces dejarás a un lado la importantísima misión que podría cambiar el futuro del país solo por limpiar a una gatita con tendencia a ensuciarse o por vivir una vida tranquila en una pequeña casa con huerto para la que hay que pagar una enorme deuda.
El sistema de combate –hablamos de un brawler, no un RPG por turnos- es similar al de los Yakuza de la época, e introdujo algo que en Occidente vimos por primera vez con Yakuza 0 y Yakuza Kiwami, cuando Kiryu disponía de diferentes estilos para adaptarse a cada situación. El espadachín será el favorito de la mayoría, con katana y muy potente contra un rival, capaz de desviar ataques, pero dejará nuestra espalda desprotegida y a veces peca de lento. El estilo camorrista sin armas es básicamente el estilo Dragón de Kiryu, con agarres, combos de puñetazos y patadas más la recogida de armas de la zona; rápido y efectivo en distancias cortas.
En el mundo Ishin! las armas de fuego ya empiezan a ser habituales y el estilo pistolero nos permite sacar un revólver para disparar desde una distancia segura tanto balas normales como especiales. Suena bien, pero muchos enemigos serán capaces de protegerse y no es un arma tan dañina como podríamos suponer, aunque hay varios casos en los que se necesitará sí o sí. Finalmente, el estilo de bailarín salvaje combina katana y pistola, se aprovecha de giros para controlar grupos numerosos y remata combos con la pistola; es idóneo para entrar de lleno en una melé o salir de situaciones comprometidas.
Estas mecánicas se complementan con los ataques de Furor –esas llamativas secuencias contextuales a las armas o entorno- y una serie de tableros con nuevas habilidades, combos o mejoras por estilo. Con el progreso obtenemos unos orbes de dos tipos, específicos de cada estilo o de entrenamiento; los primeras solo se pueden invertir en el estilo asociado, mientras que los otras son libres y se gastan en el tablero que más nos interese. Hay enemigos pensados para liquidarse con pistola, duelos para katana, etc. así que la mayoría del tiempo vas a necesitar dominar los cuatro estilos por igual.
Las batallas engancharán a quienes echaban de menos la acción en un Yakuza, aunque Sega realmente nunca se ha olvidado de este gameplay porque forma parte de la estrategia de compaginar Yakuza: Like a Dragon con Judgment. Sin embargo, hay que decir que el cambio a Unreal Engine 4 afecta a la capa de pintura y en el mando se siente un Yakuza de 2014 de pura cepa, y en este caso tanto para bien como para mal. Las animaciones del combate no han actualizado, y hablando en concreto del combate, se siente la rigidez de los Yakuza previos al Dragon Engine estrenado con Yakuza 6. Eso significa que está un ligero paso atrás en la naturalidad del combate de Judgment o Yakuza 6 y Kiwami 2, aunque por supuesto no afecta demasiado a la diversión, sobre todo al ampliar las técnicas. Dar el golpe de gracia con la espada, lanzar a un maleante contra sus compañeros o tronchar a cuatro oponentes con la katana sigue siendo tan entretenido como siempre. ¿Novedoso? No, pero estas armas dan un toque diferente a lo visto con Kiryu.
Un nuevo mapa para descubrir
Podríamos hablar también de otros aspectos de personalización rolera y que están relacionados con todas esas recompensas por explorar el mapa y cumplir encargos secundarios: los recursos para forjar o mejorar armas, el equipamiento para subir la defensa de Ryoma, las visitas a los restaurantes, locales y demás, pero probablemente lo conozcas de otros Yakuza. Ishin! también innovó con un sistema de crecimiento para el protagonista y que consiste en, básicamente, hacer buenas acciones o cumplir contenido opcional. Ayudar a la población –entre otras acciones- nos proporciona virtud, intercambiable en los templos por distintas ventajas que van desde ampliar el inventario a aumentar la resistencia en carrera o adquirir nuevo mobiliario. Esto evolucionó en juegos posteriores, como en Yakuza 0.
Misiones principales, secundarias, amistad con personajes, y por supuesto, minijuegos. No podían faltar los minijuegos que aportan diversión y algún tipo de recompensa, económica o no, pero claro, ve olvidándote de jugar a Virtua Fighter 5 en un pub del siglo XIX. Ishin! incluye juegos de mesa, pesca, baile con pulsación de botones, arena de combate, carreras de pollos… Tan pronto estarás practicando el arte de la espada en un dojo, desafinando en el karaoke o cortando balones en una especie de béisbol a la antigua, porque es imposible resistirse a probar cada desafío cuando te encuentras con ellos la primera vez, o a superar tu récord personal. No hallarás nada especialmente nuevo y si el mahjong o el shogi no son lo tuyo quizás lo encuentres un poco más escaso –en este apartado- que otros Yakuza.
Pero eso no es todo. Como parte de nuestras obligaciones como miembros del Shinsengumi se introduce uno de esos minijuegos que son en sí mismo otro juego, unas mazmorras que exploramos con la ayuda de tropas -o mejor dicho, unidades convertidas en cartas de habilidad-; sus técnicas ofensivas y defensivas se asocian a la cruceta, y nos darán un extra en los combates. Hay todo un sistema de experiencia para que estas cartas suban de nivel, distintas rarezas, opción para reclutar nuevos miembros… Como novedad en este remake –que ha revisado algunos enfrentamientos y da nuevas habilidades especiales a jefes-, este sistema se puede aprovechar también fuera del minijuego, aunque el exceso de fantasía de las habilidades –una cosa es que Ryoma invoque un tigre o una gallina, y otra que lance rayos o espadas mágicas- rompe con el resto del juego, además de hacerlo más fácil. Por suerte, puedes quitar los escuadrones y disfrutarlo como en el original.
Kenzan! e Ishin! encantaron al público japonés –y los jugadores occidentales que los importaron- por varios motivos, entre ellos el cambio de localización. Aunque la saga principal ha alternado en varias ocasiones con nuevas zonas para acompañar a Kamurocho, el barrio de Tokio presente en todas las entregas, normalmente hablábamos de un par de calles anecdóticas. La excepción llegó con Yokohama de Like a Dragon, un mapa que cobra todo el protagonismo de ese juego y que ofrece todavía más extensión que Kamurocho, pero hasta entonces los Yakuza históricos presentaban el mayor cambio de mapa de la saga. Y en Like a Dragon: Ishin! esto es así, puesto que tenemos Kioto, una nueva zona para explorar por primera vez, memorizar cada área según se desbloquean zonas y los puntos de interés o la ubicación de cada minijuego.
La ambientación histórica limita un poco el tipo de arquitectura y variedad de la región, así que en ese sentido es verdad que salvando las zonas de mercado o la calle principal el resto de calles son menos llamativas. Pero la vida cotidiana, la cantidad de misiones con las que te topas, coleccionables o los grupos enemigos son suficiente para que siempre tengas un motivo por el que desviarte de tu objetivo principal. Eso sí, Yokohama de Like a Dragon/Lost Judgment ha puesto el listón altísimo para Ryū ga Gotoku Studio y no hay ningún otro mapa de la saga tan espectacular y complejo.
El primer Yakuza en Unreal Engine, pero ¿es para tanto?
Por alguna razón, probablemente para ver las posibilidades de Unreal Engine con la saga, el equipo de Sega no se conformó con traducir y lanzar el Ishin! original en Occidente, sino que lo ha pasado al motor de Epic Games. La base era de un juego de PS3, mientras que la versión de PS4 de 2014 mejoraba resolución, framerate y algunos detalles, igual que sucedió con Yakuza 0 entre las dos generaciones. Esto significa que en PS4 existen dos Ishin! casi idénticos en contenido, uno con el viejo motor previo al Dragon Engine y otro en Unreal Engine 4.
La mejora gráfica es visible, aunque está lejos de impactar para cualquiera que jugase a la saga desde Yakuza 6. El equipo lo definió bien: Unreal Engine trae mejoras en la iluminación que se notan en las escenas diurnas, mientras que Dragon Engine gana en la noche. En parte también se debe a que en Ishin! no encontraremos calles con luces de neón ni asfalto mojado, que siempre da un encanto especial a Kamurocho, así que en ese sentido es lógico que Ishin! salga favorecido con la luz natural que se consigue con Unreal Engine. Además los rostros pierden ese efecto de plástico de los antiguos Yakuza, aunque a cambio introduce algún defecto típico de Unreal –la carga de texturas y escenario al pasar a nueva área, la sombra en los primeros planos es mejorable-.
Sin embargo, este Ishin! está limitado en gran parte por el original y da la sensación de ser únicamente un cambio en luces y texturas. En primer lugar las animaciones, tanto de combate como secuencias, son las mismas que hace 10 años, algo superado con la introducción de Dragon Engine. Sega no ha mejorado la expresividad y todavía hay un salto enorme entre secuencias cinematográficas, diálogos importantes y los diálogos intrascendentes –esos que no tienen ni voces-; algunos modelados no parecen revisados y en general no da la sensación de estar claramente por encima de lo visto en Lost Judgment o Like a Dragon. También mantiene algunas pausas para carga en zonas del mapa, los NPC están un poco descuidados y las mazmorras del minijuego son completamente genéricas. En efecto, Unreal Engine maquilla el aspecto pero por debajo se está moviendo el Ishin! original. ¿Es una evolución comparado al primer Ishin!? Sin duda. ¿Respecto a la tecnología actual de Sega? Tenemos más dudas hasta que no veamos un Like a Dragon creado expresamente para Unreal Engine.
Por suerte, lo que permanece de Ishin! es su estupenda ambientación, tanto por la música, voces japonesas y la belleza de sus paisajes. Y como decíamos anteriormente, es el Yakuza/Like a Dragon que conoces de toda la vida, pero en un mapa y periodo completamente distinto, lo que da mucho juego no solo a la arquitectura sino también al tipo de jugabilidad, subhistorias y conflictos. Es algo más que un Yakuza con espadas, tiene personalidad propia.
Conclusiones
Jugar a Like a Dragon: Ishin! hoy día significa que muchas de sus innovaciones jugables ya no impacten tanto porque las hemos visto pulidas en Yakuzas más modernos. Eso, y los detalles técnicos o jugables que no han sido revisados, son los puntos débiles más evidentes del título aunque no son culpa del propio juego sino de un lanzamiento con casi diez años de retraso y con una base de PS3, no PS4, con todo lo que eso implica en cuanto a diseño de combates y mapas.
Pero veamos el vaso medio lleno: Ishin! está por fin en Occidente, con textos en español, con una aventura que va a encantar a veteranos de Yakuza por su singularidad, a novatos en la saga porque su independencia y a fans de la temática de samuráis porque –sistema de cartas al margen- es una convincente recreación de un periodo histórico clave en la historia de Japón. Llega tarde, pero llega que no es poco, y es una de las mejores maneras de empezar este 2023.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS5 con un código que nos ha proporcionado Plaion.