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PS5, PS4, XSX, XBOne:
FICHA TÉCNICA
Producción: SEGA EUROPE LTD
Distribución: Sega
Precio: 69.99 €
Jugadores: 1
Formato: Blu-Ray
Textos: Español
Voces: Español
Online: No
ANÁLISIS

Análisis Like a Dragon Infinite Wealth, un juego casi infinito (PS5, PS4, PC, Xbox Series X/S, Xbox One)

Ichiban y Kiryu regresan con una gigantesca aventura rolera cargada de nostalgia y un sistema de combate mejorado.
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Actualizado: 17:38 23/1/2024
Análisis de versiones PS5, PS4, PC, Xbox Series X/S y Xbox One.

Yakuza: Like a Dragon fue toda una sorpresa. Ryu Ga Gotoku Studio, un equipo especializado en la acción –con ligero toque rolero-, ya fuese con los Yakuza tradicionales y sus spin-off, Judgment, Fist of the North Star: Lost Paradise o el shooter injustamente olvidado Binary Domain, daba el salto al rol por turnos. Había motivos para desconfiar, pero terminó por convertirse en uno de los grandes JRPG de los últimos años y sobre todo, supuso una inesperada novedad en un género en el que pocos se atreven a entrar con estos valores de producción a excepción de las tres o cuatro grandes sagas.

El equipo de Sega no se ha alejado del brawler con los dos Judgment, el remake de Yakuza Ishin o el más reciente Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name, pero obviamente había muchas ganas por ver qué podía hacer de nuevo RGGS con la fórmula vista en la aventura de Ichiban Kasuga. A fin de cuentas, este ha sido el secreto de Yakuza para resistir durante década y media a las influencias de modas pasajeras en la industria: ampliar contenidos, cambiar aspectos susceptibles de mejora y presentar algún giro en gameplay o historia que justifique cada secuela –nuevos personajes jugables, otros estilos de combate o una amenaza para Kazuma Kiryu-. Esa es la sensación general que transmite Like a Dragon: Infinite Wealth, la de un Yakuza: Like a Dragon a la enésima potencia, con un equipo que lo ha dado todo para que sus virtudes compensen la lógica pérdida de frescura respecto al juego de 2020. Todo un juegazo, no perfecto, pero que es sin duda una de las mejores maneras de empezar este año.

"Kasuga deja de ser autónomo y pasa a ser héroe"

Like a Dragon: Infinite Wealth comienza tiempo después de los acontecimientos de Yakuza: Like a Dragon. Kasuga, protagonista absoluto de aquel juego, tuvo un papel clave para desmantelar las facciones más importantes de la yakuza y traer una aparente paz a Isezaki Ijincho y a sus amigos, un pintoresco grupo formado por un vagabundo, un antiguo policía y una camarera. Esta es la tranquila situación que encontramos al inicio de Infinite Wealth, con Ichiban completamente integrado en la sociedad, convertido en el "héroe de Yokohama", siempre dispuesto a reciclar a todos esos exyakuza que buscan reformarse con un trabajo honrado.

Ichiban pensaba que tenía la vida controlada tras 'Yakuza: Like a Dragon', pero los acontecimientos obligarán a que vuelva a la acción. Y esta vez, lejos de Yokohama.

Por supuesto, no tendríamos secuela sin algún tipo de problema: la vida de Ichiban dará un vuelco cuando sale a la luz un pasado que creía olvidado. Además, descubrirá que su madre no ha fallecido como creía y parece esconderse en Honolulu, un incentivo suficientemente fuerte como para salir del país e ir en su búsqueda. Pero en Hawái será un pez fuera del agua, con otra cultura, nuevas bandas criminales y diferente filosofía de vida –sí, tras numerosos juegos críticos con la política y sociedad japonesa, Infinite Wealth aprovecha la ocasión para tirar algunos dardos al manido sueño americano-.

Ichiban y su historia protagonizan gran parte de la trama principal de Infinite Wealth -es más Like a Dragon que Yakuza, para entendernos-, pero esta vez Kiryu no queda en un mero cameo como sucedió en Yakuza: Like a Dragon. Nuestro viejo amigo también está en Hawái buscando a la misma mujer que Ichiban por distinto motivo -explicado en The Man Who Erased His Name-, un cruce de caminos con nuevas revelaciones sobre el Dragón de Dojima, comentadas de manera oficial por Sega pero que muchos considerarán spoiler, que ponen la carga emocional a la trama.

Kiryu dará alguno de los momentos más memorables y nostálgicos de 'Infinite Wealth'.

Sí, el contraste de esta pareja en Infinite Wealth da lugar a que tan pronto se presenten gags y situaciones de comedia con escenas de tortura sangrientas y matones sádicos. Siempre ha sucedido en Yakuza cuando nos alejamos de las misiones principales para explorar un poco las opcionales, pero en este caso RGGS hace malabares con el choque de personalidades durante la historia: cuando el foco está en Ichiban, Kiryu se mantiene casi en un segundo plano, mucho más seco y menos hablador que de costumbre. Las circunstancias personales nos muestran una perspectiva de él que no habíamos visto hasta ahora.

Infinite Wealth es un juego enorme, y eso es algo que Sega ha reiterado en varias ocasiones. Esta duración se debe más a la gran cantidad de tareas secundarias que a los acontecimientos que se cuentan, y este quizás sea uno de los pequeños inconvenientes de un título que nos llevará decenas de horas sólo con su trama principal: a veces las conspiraciones e intrigas quedan dispersas dentro de este "parque recreativo". Hay momentos en los que la búsqueda de Akane se siente una mera disculpa para llevar a nuestros protagonistas de un lado a otro, presentar los minijuegos –que de mini tienen poco- y las nuevas actividades disponibles, pero sin un avance real.

El actor Danny Trejo tiene un pequeño papel y, cómo no, va bien armado con dos machetes.

Este arranque lento –a nivel argumental, que no jugable- es un mal necesario para descubrir los nuevos acompañantes, ya que si bien Namba, Adachi, Saeko y demás se dan por conocidos, hay un puñado de caras nuevas en Hawái, aliadas y enemigas, que derrochan el mismo carisma. Eso no quita que cuando Infinite Wealth pisa el acelerador con sus giros y combates estupendamente coreografiados –un sello de toda la saga- es tan intenso como podríamos esperar de un Yakuza; simplemente, es inevitable que caiga -en ciertos capítulos- en los inconvenientes de cualquier RPG con un mínimo de 40 o 50 horas.

Huelga decir que es imprescindible jugar antes a Yakuza: Like a Dragon y la mayoría de juegos protagonizados por Kiryu. De lo contrario, cada revés a nuestros héroes perderá impacto, y es que Infinite Wealth –sin revelar nada más que lo esencial- está pensado para conmover a jugadores veteranos y aquellos que se engancharon a la saga con Ichiban. Kiryu tendrá sus momentos para ser la estrella del show con un arco que ningún fan debería perderse.

Hay elecciones que mejorarán algún atributo de la personalidad. ¿Qué consejo sigues?

Por turnos, pero con un poco más de libertad

Decíamos que los viejos Yakuza han avanzado paso a paso con cambios en el sistema de combate, no necesariamente rompedores, que modernizaron la acción hasta llegar a The Man Who Erased His Name y Lost Judgment. Infinite Wealth ha hecho eso: coger los estupendos cimientos de Yakuza: Like a Dragon y realizar ajustes para que sea más divertido y no un mero reciclaje. Nos alegra confirmar que los cambios son más positivos e influyentes de lo que se intuía por su demo incluida en The Man Who Erased His Name.

Podrás mover a cada personaje dentro de una zona de desplazamiento. Esto abre muchas posibilidades para sorprender enemigos, buscar el ángulo que te interesa y recoger mobiliario urbano.

De nuevo tenemos un sistema de combate por turnos y personajes que pueden cambiar de clase –aquí reinventados en trabajos o aficiones- con diferentes características. Like a Dragon lleva las magias, invocaciones y enemigos del rol clásico a un mundo moderno, de manera que en lugar de hablar de magos, caballeros o pícaros, y los puntos intermedios entre ellos, tenemos taxistas, surfistas y una larga lista de oficios por asignar o desbloquear. De ti depende tener un grupo con miembros dedicados a la curación y apoyo, al ataque elemental o la fuerza bruta… O buscar un equilibrio para dar más flexibilidad a cada compañero.

Todo lo que nos gustó de Yakuza: Like a Dragon está aquí, pero con las novedades que os contamos en pasados avances. La más importante quizás sea la libertad para desplazar a los personajes, en su turno, en un pequeño radio de acción. Hay toda una serie de ataques conjuntos y daños con el entorno que dan muchísimo juego para planear cada golpe. No es lo mismo encarar a un rival de frente y alejado que hacerlo con la bonificación de proximidad, por la espalda o en un ángulo que lo empujará para que golpee a más rivales. Parece un cambio menor pero necesitarás estudiar todo este "puzle" para mejorar la efectividad contra los enemigos más duros, o de lo contrario muchas de las batallas multitudinarias –y de jefes- se eternizarán más de la cuenta, con el riesgo que supone.

Los estilos intercambiables de Kiryu facilitan que se adapte a cada combate. ¿Fuerza bruta, rapidez o un punto equilibrado?

Súmale la acción de guardia perfecta para reducir el daño recibido durante el ataque enemigo, las estrategias contra oponentes a la defensiva –se rompen con ataques específicos o por la espalda-, los tres estilos intercambiables de Kiryu dentro del trabajo Dragón de Doijma -y un modo, al rellenar el medidor de frenesí, en el que se controla temporalmente como los Yakuza tradicionales-, y tendrás unas luchas más complejas que lo visto en su predecesor. Esto es justo lo que queríamos de la secuela: corregir los principales flecos que señalamos en la primera aventura de Ichiban, de un sistema un tanto simple.

Hay algún aspecto en los combates que podrían estar un poco mejor pulido, y que quizás suene a los jugadores de Yakuza: Like a Dragon: la dificultad a veces no está bien medida. O mejor dicho, el juego está diseñado para que además de los combates que encuentras con normalidad durante tus paseos por el mapa participes en otras muchas actividades, mejores el equipo en el taller con todos esos recursos que vas encontrando y de vez en cuando arriesgues con esos enemigos de un nivel alto que protegen algún tesoro. Esta vez no hay picos exageradamente molestos -su antecesor tenía un par- pero se pide un pequeño grindeo antes de cada enfrentamiento importante y es algo que puede rechinar un poco dentro de un juego tan grande como este, que no debería alargar artificialmente su duración. No obstante, la mayoría de jugadores que juegue con calma podrá evolucionar de manera natural sin preocupaciones, y no es un JRPG excesivamente complicado.

Hay trabajos que compensan la falta de fuerza bruta con habilidades elementales, estados alterados y poderosas magias de área que van muy bien para controlar grupos numerosos.

La desarrolladora ha incluido diversas comodidades aquí y allá antes y durante el combate. Un ejemplo es que se identifica con un color a los grupos enemigos, una pista que indica si estamos ante unos rivales de nuestro nivel, un poco por encima –una buena oportunidad para ganar más experiencia y que es interesante si has guardado partida recientemente- o están tan por encima de ti que lo mejor es huir por patas. Y con los que están muy por debajo de tus personajes, puedes terminar el combate con sólo un botón con la penalización de ganar una menor experiencia.

El combate ha ganado muchos puntos y después de jugar a Infinite Wealth te costará volver al de Yakuza: Like a Dragon. Ese es el mejor halago que podemos hacer al trabajo de RGGS, que ha encontrado la dosis precisa entre la estrategia y la interacción o posicionamiento de nuestros personajes en la arena, que era justo una de las claves de los brawler.

En un claro guiño a los 'Yakuza' clásicos, Kiryu puede pasar a la acción directa durante un breve espacio de tiempo.

El primer Yakuza/Like a Dragon fuera de Japón

Aunque no es el único mapa que vamos a explorar, Hawái se ha llevado toda la atención durante la promoción de Infinite Wealth. Es una zona muy extensa, con otra ambientación y diseño que los barrios nipones que conocíamos: aquí la ciudad crece a lo ancho y a veces las distancias a recorrer son mayores. Es todo lo opuesto a Kamurocho y Sotenbori, que son más manejables y densos. Una parte del encanto de esas localizaciones es que podíamos memorizar fácilmente dónde se encontraba todo, cada tienda, recreativo o punto de interés, y llegar allí a la carrera en poco más de un minuto.

Honolulu puede imponer, pero RGGS ha sabido plagar sus calles con accesos rápidos a cada zona descubierta. Puedes escoger un taxi en el mapa y viajar al instante, aprovechar el Street Surfer –una especie de patín eléctrico- si te gusta más ver el paisaje, o tirar del trolebús -ese mismo que sirve para fotografiar a gente extraña en su propio minijuego-. Suelen tener un pequeño coste económico, pero son opciones que están ahí para mayor agilidad. En cualquier caso, la zona de Hawái nos da eso que tanto ilusiona con un Yakuza nuevo: la sensación de descubrir cada local y sus secretos, de abrir el mapa cada vez que nos mencionan una hamburguesería o centro comercial. Infinite Wealth incluye el turismo por la isla paradisíaca y el retorno de otros icónicos –de hecho, este Like a Dragon precisamente no va corto de nostalgia y melancolía-.

No es sólo una ciudad completamente nueva, también aporta otra ambientación distinta a todo lo que hemos visto en la saga.

Lo que vamos a encontrar en estas calles es el carro de contenido de todo Yakuza: muchísimas subhistorias, gente con problemas de diverso tipo –la mayoría con tono absurdo-, que merecen la pena cumplir para ganar un dinero extra, equipamiento o invocaciones. Incluso si no eres un completista obsesionado con sacar el 100 %, conviene desviarse de la trama principal de vez en cuando para mejorar a tus personajes. Nunca es tiempo mal invertido.

Hay una cantidad ingente de actividades para hacer, desde los coleccionables más típicos a la escucha de conversaciones con los amigos para rellenar un bingo de amistad -¿a quién no le apetece charlar con Tomizawa sobre cómo Mega Drive se llamó Genesis en Estados Unidos?-, los locales de karaoke, sumar decenas de amistades –humanas y animales-, quedadas para tomar una copa, partidas de shogi, retos fotográficos, reciclaje de basura o los recreativos con rarezas de Sega. Puede que no pases más de cinco minutos con todo un Virtua Fighter 3tb –técnicamente revolucionario en su época-, SpikeOut o SEGA Bass Fishing, pero son regalos para cualquier seguero que se precie, ese que se alegrará de encontrar un restaurante llamado Shinobi, ver bromas sobre la duración de la batería de la Game Gear o conseguir el CD musical de Phantasy Star Online 2.

En Honolulu hay el mismo tipo de sidequest absurdas de otros 'Like a Dragon'. No las dejes pasar porque pueden proporcionar ventajas importantes.

Infinite Wealth da bastante importancia a los vínculos de amistad o las actividades que afecten a la personalidad de nuestro protagonista. Un poco inspirado en los Persona, a veces las decisiones o desafíos incrementarán la pasión, confianza, carisma, amabilidad, intelecto o estilo, y dependiendo de ello, se obtienen ventajas y bonificaciones para el combate y hasta acceso a nuevas instalaciones. Cada partida a los dardos con amigos o consejo a compañeros supondrá un ligero progreso en un aspecto u otro.

Sin embargo, en Infinite Wealth hay toda una serie de grandes minijuegos tan grandes que podrían dar lugar a sus propios spin-off independientes: de algunos de ellos ya hablamos en anteriores avances. Por ejemplo, hay un laberinto en un edificio en construcción que viene a ser un modo roguelite, una mazmorra aleatoria con recursos exclusivos, dificultad creciente y personajes a los que rescatar. Es una buena manera de subir nivel cuando notas que tus enemigos van un poco por encima del tuyo –aquí eso marca mucho las diferencias- y nos ha gustado más que las mazmorras subterráneas de Yakuza: Like a Dragon.

¡Sujimon, te elijo a ti!

¿Y qué tal ese Pokémon a lo Yakuza? El profesor Sujimon nos propondrá fichar a guerreros o Sujimon para formar equipos, mejorar sus estadísticas y competir contra entrenadores distribuidos por la ciudad. Hay distintos tipos de Sujimon, un sistema de categorías –fuego, hielo, naturaleza, luz y sombra- con ventajas y desventajas, posicionamiento en el campo de batalla, sustitución por relevos, o la posibilidad de despertar y evolucionar al equipo en las SujiParadas del mapa. ¡Todo sea por escalar en la Liga Suji! Los combates en sí no nos han parecido excesivamente profundos, pero el coleccionismo enganchará a más de uno.

Por si fuese poco, está Isla Dondoko, el Animal Crossing o aventura de simulación en una isla paradisiaca. Podrás encontrar recursos naturales, diseñar tu hogar y las construcciones, atraer gente y enfrentarte a unos indeseables –en este caso, con acción más directa- en un modo que ofrece entre 20 y 30 horas de juego. Si te lo propones exprimir Infinite Wealth al máximo, reserva varias semanas en tu calendario porque tienes juego para rato. Un inconveniente: Nueva partida+ está reservado sólo para algunas ediciones.

Nuestra isla personalizable comienza como un vertedero, pero poco a poco cambiarás su imagen, atraerás invitados y mucho más.

"No hay nada como un amanecer en Hawái"

Visualmente, la diferencia de Hawái respecto a pasados mapas no es tanto técnica sino artística. De nuevo Sega utiliza su tecnología Dragon Engine y salvo algún detalle como la lluvia repentina que puede aparecer en Honolulu, los gráficos son similares a los juegos más recientes del equipo. Eso no es nada malo para un título que sigue lanzándose en la anterior generación de consolas, y los rostros de los personajes durante las cinemáticas más importantes son simplemente geniales, pero los los diálogos menores con NPC en cambio siguen cantando un poco y siempre podrás ver las costuras en planos cortos. Es una gran producción para Sega, pero no al nivel de los mundos abiertos más punteros.

El tono veraniego, la amplitud de las calles y otros detalles reflejan la cultura de Hawái, un cambio respecto a los barrios nipones de la saga.

La banda sonora es un cóctel de géneros muy variados, aunque nuestros favoritos son los electrónicos que suenan con muchos de los jefes. En líneas generales nos ha gustado más esta banda sonora que la de Yakuza: Like a Dragon. Ah, y la traducción de textos al español –con voces en japonés o inglés- es tan buena como nos tiene acostumbrados Sega desde hace unos años. Una curiosidad: los títulos de cada capítulo son guiños a canciones populares de cada idioma –en inglés son referencias a Elvis Presley- y eso se ha adaptado a nuestra cultura.

Conclusiones

¿Es el mejor Yakuza/Like a Dragon? La respuesta no es fácil porque la trama no se pone realmente interesante hasta mitad del juego y esto es algo que Yakuza: Like a Dragon –y otros Yakuza- gestionaron mejor. Lo que está claro es que en gameplay es superior a su predecesor y no se ha limitado a aportar un extenso mapa con una cantidad de actividades opcionales no vista en la saga desde Yakuza 5. Las novedades en sistemas de combate y comodidad general son bienvenidas en una aventura que nos entretendrá durante varias decenas de horas, centenares si lo deseamos.

Ichiban, y sobre todo Kiryu, merecían un juego tan ambicioso como Like a Dragon: Infinite Wealth, toda una montaña rusa de emociones que se convierte en un viaje inolvidable para algunos de los personajes más carismáticos que han pasado por nuestras pantallas durante las dos últimas décadas.

Hemos realizado este análisis en su versión de PS5 con un código proporcionado por Koch Media.

NOTA

9.2

Puntos positivos

Una aventura enorme, casi infinita en cuanto a actividades.
El sistema de combate ha mejorado, gana en estrategia.
Una historia repleta de momentos épicos y emotivos…

Puntos negativos

… Pero a veces pierde el ritmo entre tantas horas de juego.
Algún detalle gráfico de la pasada generación.
El modo Nueva Partida+ no está en todas las versiones.

En resumen

Un 'Like a Dragon/Yakuza' para perderse durante decenas de horas en sus calles y combates mejorados, y una mirada nostálgica a los casi 20 años que nos ha acompañado Kiryu.