1989 fue un gran año para la industria recreativa, y en particular para el género brawler (los típicos "yo contra el barrio"). Junto a iconos del calibre de Final Fight (al que dedicamos un extenso post la semana pasada) y Golden Axe, los parroquianos de los salones pudieron disfrutar aquel año con una maravilla Made in Konami, protagonizada por cuatro tortugas expertas en artes marciales, convertidas en un fenómeno mundial gracias a cierta serie de animación.
Teenage Mutant Ninja Turtles causó auténtica conmoción no solo entre la muchachada que coleccionaba los muñecos que fabricaba Playmates y devoraba la serie de TV. Sus coloristas gráficos, su espectacular mueble para cuatro jugadores (también se distribuyó una placa para dos, la más habitual en bares) y una mecánica tan sencilla como irresistible convirtieron la recreativa de Konami en un fenómeno que no tardó en trasladarse a los sistemas domésticos de la época, aunque ya hablaremos de ellos más tarde.
El equipo liderado por H. Ohyama (quien dirigiría en 1992, también para Konami, el monumental X-Men ¡para seis jugadores!) plasmó a la perfección la estética de la serie de animación, empezando por un "Attract Mode" que incluso recreaba parte de la pegadiza canción de la serie.
En el mueble de dos jugadores Konami nos dejaba elegir personaje entre las cuatro célebres tortugas: Leonardo (katana), Michelangelo (nunchakus), Donatello (bastón bo) y Raphael (puñales sai). En la placa para cuatro jugadores la elección ya venía asignada a uno de los cuatro sets de joysticks y botones de los que disponía el colosal mueble.
Teenage Mutant Ninja Turtles era tan deslumbrante como maquiavélica. Mostraba todas sus cartas desde el primer segundo de juego, enfrentando a los jugadores con los sicarios del Clan del Pie en medio de un incendio, en una fase no demasiado larga pero coronada con un espectacular duelo frente a Rocksteady.
El enfrentamiento contra el rinoceronte mutante dejaba patente la auténtica naturaleza de la placa, una verdadera devoradora de monedas en la que las vidas volaban a velocidad de vértigo, debido a la contundente dificultad del juego y un mejorable sistema de colisión que hacía que nadie, por muy bien que jugara, estuviera a salvo de recibir una pequeña paliza por parte de un sicario del Clan, suficiente para dejarnos la barra de energía tiritando.
A pesar de las ansias recaudatorias de Konami (o más bien de los dueños de los salones, que eran los encargados de configurar el nivel de dificultad), la máquina era un auténtico caramelo para fans de la serie. La animación de los personajes era prodigiosa, los escenarios tenían elementos interactivos (se podían romper las bocas de riego y las señales de tráfico) y la música de Mutsuhiko Izumi (quien posteriormente sería el alma de GuitarFreaks y DrumMania) y Miki Higashino (Gradius, Suikoden) hacía suya la sintonía de la serie de TV para componer una colección de melodías tan cañeras como inolvidables.
Cada jugador tenía su personaje favorito, aunque casi todos nos pegábamos por controlar a Donatello (más lento pero con mayor alcance de ataque gracias a su bastón). Leonardo era el más equilibrado, mientras que Raphael y Michelangelo tenían un ataque mucho más ágil pero con mucho menor alcance.
Frente a ellos, unos sicarios uniformados con diferentes colores (pocas veces estuvo más justificado el uso de enemigos clónicos, tan habitual en los brawlers), armamento y aguante. Y por supuesto, nos vimos las caras con toda la cohorte de sicarios de Krang y Shredder, además de los pesadísimos robots mousers y roadkill rodneys y el antes mencionado Rocksteady: Bebop, Baxter Stockman (antes de su mutación), Granitor y el General Traag.
La propia Konami se encargaría de adaptar la recreativa a NES en diciembre de 1990 (noviembre de 1991 en Europa), con el título de Teenage Mutant Ninja Turtles II: The Arcade Game. Un año antes la compañía japonesa lo había petado a niveles cósmicos con un primer cartucho de las tortugas para NES (más de 4 millones de cartuchos vendidos en todo el mundo), que incluso sería adaptado a ordenadores domésticos de la mano de Image Works. Esta versión, al igual que la recreativa, fue rebautizada como Teenage Mutant Hero Turtles, debido a cierta polémica en Reino Unido sobre la violencia en series infantiles, que hizo que términos como "ninja" o incluso la aparición de nunchakus fueran tabú (algo que acabaría afectando también a la serie de animación).
La recreativa también sería adaptada en 1991 para todos los ordenadores de la época (desde ZX Spectrum hasta Amiga), de nuevo a manos de Image Works (quien encargaría el trabajo a Probe Software). Y muchos años más tarde, concretamente en 2007, pudimos disfrutar en Xbox Live de una impecable emulación de la placa, de la mano de los expertos Digital Eclipse, bajo el sello de Ubisoft (quienes lanzaron también aquel año el delicioso TMNT de GBA, uno de los mejores brawlers jamás vistos en portátil).
La fiebre por las tortugas creadas por Kevin Eastman y Peter Laird no cesaba, y Konami puso en marcha una secuela recreativa, también para cuatro jugadores, que tendría menos impacto en los salones, a pesar de ser muy superior, tanto en gráficos como en jugabilidad. Teenage Mutant Ninja Turtles: Turtles In Time (1991), llevaba al cuarteto de quelonios a viajar por el tiempo, por "cortesía" de Shredder, en un nuevo brawler, dotado de una animación aun más fluida que su antecesor y detalles tan simpáticos como poder arrojar a los sicarios del Clan del Pie hacia la pantalla, gracias a la magia del scaling.
La nueva recreativa no fue tan popular como su predecesora, pero el port de Super Nintendo fue harina de otro costal. La 16 bits de Nintendo recibiría una portentosa, y exclusiva, conversión en 1992 (a Europa nos llegó en noviembre), obra de la propia Konami, que incluiría hasta el lanzamiento de enemigos con zoom, gracias al uso del Modo 7 (el cual también explotaron para dar un "twist" al nivel futurista de la recreativa).
Aunque perdió algunos diálogos digitalizados y el modo para cuatro jugadores por el camino, la versión SNES incorporaba un nivel extra ubicado en el Technodrome, la opción de dotar a cada tortuga de una tonalidad de piel diferente, cierto baile de jefes finales y la incorporación de un modo versus para dos jugadores.
La "exclusiva" de SNES duró un montón de años, y lo ponemos entre comillas, porque el Teenage Mutant Ninja Turttles: Turtles in Time Re-Shelled que lanzó Ubisoft para PS3 y Xbox 360 en 2009, era en realidad un remake poligonal, creado por Ubisoft Singapur. Recuperó los cuatro jugadores de la recreativa, pero en general era bastante pocho y de hecho ha envejecido mucho peor que la placa de 1991.
Nos dejamos muchos, muchísimos juegos de las Tortugas Ninja en el tintero. Desde las entregas para Game Boy y el resto de cartuchos de NES hasta el notable Hyperstone Heist para Mega Drive. ¿Os gustaría ver el resto? De momento, queremos oís todas esas anécdotas sobre las dos recreativas y el colosal port de SNES. ¿Recordáis vuestra primera partida? ¿Cuál era vuestra tortuga favorita? ¿Cuánta pasta os dejasteis en los recreativos?