Muchos de nosotros recordamos con una sonrisa en la cara la época en la que los arcades nos hacían salir a la calle y jugar a aquellos juegos que no podíamos en nuestras casas. Durante años crecimos con juegos en los salones arcade en los que las 3D quedaban lejos, y donde el máximo exponente gráfico sería durante años la gran Neo Geo, con verdaderas obras de arte en movimiento, en las que las dos dimensiones cobraban vida como no lo hacían en ninguna otra plataforma.
Más entrados en los noventa, las placas que montaban Capcom o Konami, por ejemplo, contaban con propio hardware, aumentando la potencia bruta en cada revisión, y lanzando juegos en los que muchos de nosotros perdimos gran parte de nuestro dinero. Pero también sabemos que muchos de aquellos videojuegos, con la llegada de Mega Drive o Super Nintendo, hicieron que sus versiones domésticas saciasen nuestras ansias por aquel arcade con el que nos dejamos tantas y tantas monedas.
Estábamos acostumbrados a recibir versiones "recortadas y adaptadas" al hardware en el que se movían, y por lo tanto, la cultura de las conversiones pixel perfect eran poco comunes. Pero a pesar de ello, ¿quién no quería tener la recreativa de Golden Axe o Pang en su casa?
Precisamente de este último hablaremos hoy, ya que hace apenas unos días regresó este videojuego con una nueva versión en formato digital titulada Pang Adventures, y por ello queremos recordar cómo impactó allá por el año 1989, logrando una legión de seguidores que tuvo su auge en los noventa.
El clásico de los clásicos
Pang fue un juego programado por Mitchell y publicado por Capcom, siendo esta la que puso el hardware. El juego, llamado Buster Bros en EEUU, y Pang en Europa, y nos cuenta la historia de dos hermanos encargados de limpiar el mundo entero de unas bolas que rebotan hasta eliminarnos, un concepto tan simple como efectivo.
Podemos controlar a uno de los hermanos o a los dos a la vez junto a un amigo, para limpiar el planeta de estas extrañas bolas que nos matan si nos rozan. Uno de esos juegon que se entienden en unos pocos segundos, pero que ofrecen toneladas de horas de diversión.
Lo cierto es que el concepto de Pang no fue nuevo, y con tan sólo irnos a el año 1983 podemos ver el videojuego Bubble Buster, cuyo concepto Mitchell copió sin ningún rubor y lo llevó a un hardware de 1989:
Una jugabilidad sencilla, lo que no quiere decir en absoluto que fuera un juego fácil, de hecho es uno de esos clásicos que nos divertía poniendo a prueba nuestra capacidad para elegir el momento adecuado de romper una parte del escenario para terminar aquella pantalla, o matar a esos pájaros que dividían las bolas y nos dejaban vendidos.
Tenemos un gancho que debemos lanzar para partir las bolas que sobrevuelan nuestra cabeza, con lo que al partir una bola de considerable tamaño, nacen dos de menor tamaño, dividiéndose cada una en una dirección por lo que cada vez se iba complicando más y más la partida, pero los míticos power ups están para hacernos las cosas más fáciles.
Tenemos diferentes armas, desde el doble gancho hasta la utilísima "uzi", con la que disparamos en ráfagas rápidas y con la que despejamos la pantalla más fácilmente. Los típicos escudos y vidas escondidas hicieron las delicias de toda una generación, que hizo que muchos no descansaran hasta memorizarse las pantallas con sus ítems escondidos.
A medida que avanzamos por el mundo, la cosas se van complicando, llegando a los últimos niveles que requieren una pericia y unos reflejos de otro mundo, ya que con tan sólo rozarnos una de esas pequeñas bolas perdemos una vida.
Los gráficos eran buenos, ya que a pesar de tratarse de pantalla estáticas, se preocuparon por mostrar unos bellos fondos y donde la variedad era la nota predominante. La música es uno de esos apartados que, sin ser de los más destacados, nos regala unas melodías que muchos aún recordamos.
Pang se convirtió en un clásico nada más salir en los recreativos, y además de otros videojuegos que trataban de plagiar su concepto, tuvo varias continuaciones, como Super Pang (1990), que en España llegó a ser incluso más popular que el primero, y una tercera entrega en 1995, que pasó muy desapercibida, en el comienzo del ocaso de las 2D en los salones recreativos.
También tuvo multitud de versiones en varios sistemas, donde destacamos una meritoria versión de ZX Spectrum, y una muy buena de Super Nintendo, a pesar de eliminar el modo de dos jugadores simultáneos.
Pang se convirtió por méritos propios en un videojuego de culto, con su fieles seguidores, y que a pesar de que su concepto pudiera parecer limitado para algunos, se convirtió en un título con el que disfrutaron, y seguimos disfrutando, muchos jugadores.
