Tal vez uno pueda pensar que la nostalgia es un factor importante cuando hablamos de juegos retro. En cierto modo así es, pero hay un factor que puede permanecer oculto para quien reniegue de un título sólo por su aspecto gráfico, y es el jugar a alguno de estos videojuegos sin prejuicios. Sólo de esta manera nos podemos enamorar de un Super Mario Bros 3, de un Sonic en Master System o de un Space Invaders, y es que muchos de estos juegos van sobrados de encanto y personalidad.
Es injusto decir que gráficamente están anticuados, ya que de la misma manera de la que podemos disfrutar de una película antigua, los videojuegos de hace más de 20 años -como el plataformas que recordaremos hoy-, esconden detalles y sensaciones que muchos vuelven a rememorar, puesto que a pesar de sus aparentes limitaciones llegan a divertir como el que más.
Little Nemo: The Master Dreamer fue un videojuego para NES, basado en un personaje de cómic que fue adaptado a la gran pantalla, y Capcom recogió el testigo para crear un plataformas divertido, variado y una sensación de superación como sólo los plataformas de antes sabían hacer.
Del fracaso y la ruina, al éxito
La historia del pequeño Nemo empieza en el año 1905. Creado por Winsor McCay, el cómic es lanzado como una tira semanal en el New York Herald, y lo hizo con bastante éxito, debido a las geniales técnicas de dibujo para la época de Winsor. El éxito llevó a que esta historia fuera llevada al teatro, la ópera y la gran pantalla.
Sobre una de estas adaptaciones es la que se basa el videojuego de hoy, Little Nemo: Adventures in Slumberland, una producción japonesa y americana lanzada en el año 1989 que resultó un fracaso en el país nipón -donde los estudios Ghibli estaban haciendo de las suyas-, pero que en Estados Unidos logró remontar.
Es sobre este film sobre el que se basa esta aventura pasada a los circuitos de Nintendo NES, y aunque difiere de la película, sí que utiliza gran parte de sus personajes, encabezado por el joven Nemo. La historia nos cuenta cómo Nemo es invitado por el rey Morfeo para que conozca su castillo en Slumberland, pero al llegar descubre que éste ha sido secuestrado por el malvado rey de las pesadillas, así que deberemos ir en su búsqueda por diferentes parajes hasta llegar a recuperar al rey y toda la paz y magia ausente ahora.
Todo esto lo haremos empuñando un arma: una bolsa de caramelos. Con estos caramelos obtendremos diferentes resultados si atacamos a nuestros enemigos con ellos, o si los lanzamos a uno de los muchos personajes fantásticos a los que podemos alimentar. Tras el festín se adormilan y podemos usar sus habilidades para encontrar todas las llaves escondidas por el escenario, y que deberemos encontrar para abrir la puerta del siguiente nivel.
La variedad de estos amigos es bastante grande y podremos encontrarnos con un topo para escavar la tierra, una abeja para volar a plataformas imposibles o una rana que saltará y nadará con agilidad, algo que hará a este plataformas una fiesta en la que debemos recorrer sus ocho mundos con sus correspondientes jefes finales.
Los escenarios son bastante coloridos, usando unos colores pastel en ocasiones que pocos juegos dieron uso en este sistema, y apropiado para recrear los fantásticos mundos en los que se zambulle nuestro pequeño amigo. Con un nivel de detalle sorprendente para el sistema que se trata, sólo podíamos ponerle un pero: los sprites, al ser bastante grandes, parpadean al encontrarse demasiados enemigos a la vez -conocido como flickering-, y se puede perdonar porque el apartado sonoro también es sobresaliente.
La banda sonora es la que pone el broche final a un cartucho que derrocha diversión por cada uno de sus poros y que ha envejecido especialmente bien a pesar de los 26 años que tiene a sus espaldas.
Little Nemo: The Dream Master fue un plataformas entrañable, un clásico que Capcom USA se encargó de hacer grande en NES, y que después de la distancia del tiempo lo recordamos con un cariño especial, de ese que cada vez queda menos.