Cadillacs and Dinosaurs ocupa un lugar muy particular en nuestros corazones y en la historia de los salones recreativos. Este brawler de Capcom es uno de esos contados casos en los que un juego acaba logrando un mayor impacto en la cultura popular que la licencia en la que se basa. ¿Cuántos se acuerdan hoy en día del cómic en el que se inspiró? ¿Y de la serie de animación? Pero todos, absolutamente todos, podríamos reconocer la recreativa al instante, al primer vistazo, mientras esbozamos una sonrisa. Su mecánica estaba lejos de ser original y sus gráficos tampoco eran revolucionarios, pero el que la probó jamás ha podido olvidarla. Por algo será…
Aunque algunas fuentes sitúan su aparición en 1993, nos fiaremos de KLOV (la Biblia online de los recreativos) para ubicar el lanzamiento de Cadillacs and Dinosaurs en 1992. Capcom se inspiró en Xenozoic Tales, una serie de cómics, creados por Mark Schultz en 1987, que narraban como la contaminación y una serie de desastres naturales habían obligado a la humanidad a construir ciudades bajo tierra. 600 años después, la humanidad decide volver a la superficie para descubrir cómo los dinosaurios han vuelto a campar a sus anchas por el planeta.
A diferencia de Jurassic Park y aquella vieja peli de Raquel Welch, la convivencia entre saurios y humanos era pacífica, salvo por un atajo de bastardos que se empeñaban en cazar a los pobres bichos y experimentar con ellos. A esta gente era a la que zurrábamos a conciencia mientras encarnábamos a cuatro personajes distintos (a elegir), rescatados de los cómics de Schultz: Jack Tenrec, Hannah Dundee, Mustapha Cairo y Mess O’Bradovich.
Capcom no se rompió la cabeza a la hora de diseñar la mecánica de Cadillacs and Dinosaurs: era un brawler de la vieja escuela en el que íbamos limpiando la pantalla de enemigos hasta que el juego nos permitía seguir avanzando hacia la izquierda. De hecho, esta placa podría considerarse el "hijo natural" de Final Fight, ya que compartía muchos elementos con las aventuras del alcalde Mike Haggar y Cia. Aquí también había barriles rodando, gordos embistiendo con la cabeza y movimientos espaciales que consumían vida.
Además de desplegar un catálogo de movimientos nada despreciable, que abarcaba incluso acciones combinadas con otro jugador, a lo largo de los sucesivos niveles de Cadillacs and Dinosaurs podíamos utilizar distintas clases de armas blancas como cuchillos, bates, antorchas (incluso los machetes de uno de los jefazos, Butcher) y lo que era más llamativo: armas de fuego, como escopetas y UZIs, además del lanzamisiles con el que el juego nos recompensaba tras insertar una nueva moneda en la máquina para continuar la partida.
Una ventaja de esta placa, respecto a Final Fight o la recreativa de The Punisher (otro clasicazo que merecería algún día un post), es que permitía la participación de tres jugadores simultáneos (eso en los muebles de lujo de los salones recreativos, ya que en la mayoría de los bares solo estaba la versión para dos jugadores). Si a esto le sumábamos la gran cantidad de enemigos que aparecían en pantalla y los pobres dinosaurios (que eran azuzados por los malos), el juego acababa convirtiéndose en un bendito caos, un auténtico despiporre de guantazos y "fuego amigo". De hecho hasta los malos acababan cobrando a manos de sus compañeros.
Para hacer justicia al título de la placa, Capcom introdujo además un pequeño segmento en el que nos poníamos al volante del cadillac descapotable, con el que podíamos atropellar a decenas de enemigos y embestir a Hogg, el jefazo motorista, en uno de los duelos más peculiares que ha dado el género brawler.
Tampoco hemos logrado olvidar la pelea entre las piernas de un colosal brontosaurio, el cual dejaba caer la patita tras avisarnos con la puntita en la parte superior de la pantalla. Ni la aparición de Bludge, un fulano verde con melena naranja que recordaba sospechosamente a Blanka.
Los gráficos de Cadillacs and Dinosaurs no eran nada del otro mundo, pero era tremendamente divertido y desplegaba una banda sonora absolutamente memorable. La música de la placa fue obra de Isao Abe (Street Fighter II, Knights of the Round) y Syun Nishigaki (The Punisher, Super Street Fighter II, X-men: Children of The Atom), dos pesos pesados de la casa que nos regalaron unas composiciones que 25 años después siguen dejándonos alucinados.
Con semejantes ingredientes Capcom lo habría petado con una adaptación doméstica pero lamentablemente el juego jamás traspasó los límites de los salones recreativos. Ni tampoco ha sido rescatado en ningún recopilatorio de clásicos. Es el problema de trabajar con una licencia de terceros. Lo que nos ha impedido disfrutar en consola de la maravillosa recreativa de Willow, por citar otro ejemplo.
La licencia del cómic de Schultz acabó en manos de Rocket Science Games, quien lanzó en el verano de 1994 Cadillac and Dinosaurs: The Second Cataclysm, un shooter sobre raíles para Mega CD y PC, tan espectacular como monótono.
Sobre esa misma época llegó a nuestras televisiones (la hemeroteca señala que fue en la programación en abierto de Canal +) la serie de animación, realizada por la productora Nelvana (y ojo, con el maestro Steven E. de Souza como principal impulsor del proyecto). A pesar del potencial del material original, solo se produjeron 13 episodios. Si estáis interesados en verla de nuevo (aunque sea en inglés), está disponible en Youtube, de manera 100% legal:
Cadillacs and Dinosaurs se ganó a pulso el cariño de los parroquianos de los salones recreativos y sobrevivió durante muchos años en los bares de barrio. Pero por desgracia jamás pudimos disfrutar de él en consola. Al menos siempre nos quedará el bendito MAME para recordar los viejos tiempos. ¿Recordáis cómo fue vuestra primera partida con la máquina? ¿Qué personaje era vuestro favorito? ¿Os gustaría que algún día le dedicáramos un post a esa otra joyaza del mamporro llamada Captain Commando? Esperamos vuestros comentarios…