No falla: cuando preguntas a alguien sobre un arcade de peleas callejeras, siempre salen a relucir los de siempre: Double Dragon, Final Fight o Captain Commando y tendemos a olvidar un título que también se tragó buena parte de nuestra paga en los salones recreativos. Ha llegado el momento de reivindicar ese gran clásico de Irem llamado Vigilante.
Un año después de hacer historia en los anales de los mamarcianos con el magistral R-Type, Irem volvió a sus raíces para ofrecernos el sucesor espiritual del fundacional Kung-Fu Master. El clásico de 1984 merecerá su propio post en un futuro, porque su creación tuvo miga (desde la inspiración en Game of Death de Bruce Lee hasta su relación con Los Supercamorristas de Jackie Chan), pero era preciso mencionarlo a la hora de hablar de Vigilante por un par de buenas razones.
Hace poco más de tres años salió a la luz un prototipo de una secuela de Kung-Fu Master que jamás llegó a pisar los salones recreativos. Como podéis comprobar en el siguiente vídeo, el juego estaba bastante avanzado cuando se decidió dar carpetazo al proyecto:
Aunque no sabemos a ciencia cierta los motivos de su cancelación, algunas fuentes achacan la decisión de Irem al descomunal éxito que estaba teniendo Technos con Double Dragon (lanzado a mediados de 1987). El público occidental parecía ser más perceptivo a las peleas en callejones que en exóticas localizaciones, así que en Irem hicieron borrón y cuenta nueva, y centraron sus recursos en una nueva placa: Vigilante.
A pesar del cambio de ambientación y protagonista, el nuevo proyecto mantuvo una mecánica casi idéntica a la de Kung-Fu Master. Ambos se desarrollan a lo largo de una sucesión de niveles con scroll horizonal, de cuyos márgenes no dejan de surgir enemigos empeñados en zurrar y agarrar a nuestro héroe, vaciando su barra de vida en cuestión de segundos.
Si en Kung-Fu Master Thomas debía ascender por diversas plantas para rescatar a Silvia, en Vigilante debíamos atravesar cinco niveles ubicados en Nueva York en pos de una tal Madonna (sí, en serio), secuestrada por una banda de canallas conocidos como Skinheads. Al final de cada fase (menos en la última, claro) veíamos como la furgoneta en la que estaba atrapada la muchacha volvía a arrancar, dejándonos con un par de narices. Parecía la versión macarra de "lo siento, tu princesa está en otro castillo".
La ambientación de Vigilante no podía ser más urbana y cochambrosa, a medida de los gustos de la época, pero el protagonista de la placa seguía siendo un experto en artes marciales (como lo fue Thomas). A diferencia de los hermanos Lee, nuestro "vigilante" no agarraba a los enemigos ni tenía llaves especiales: solo contaba con un puñetazo demoledor, una patada no menos contundente y algún que otro nunchaku olvidado en el suelo (que nos daba una ventaja considerable hasta que lo perdíamos al encajar varios golpes).
La recreativa solo utilizaba un joystick y dos botones (para puñetazo y patada), por lo que los saltos se ejecutaban moviendo el stick hacia arriba. Vigilante era menos técnico que Double Dragon y los personajes se movían en un único plano, pero Irem aportó algunos detalles realmente interesantes. Por ejemplo, había enemigos que se cubrían de los ataques (incluyendo las patadas áreas), lo que nos obligaba a ir alternando entre ataques altos y bajos (con el personaje agachado).
A diferencia del arcade de Technos, aquí no había un segundo de respiro. Los Skinheads no dejaban de aparecer en ambos márgenes de la pantalla e incluso, en uno de los últimos niveles, trepaban desde abajo para enganchar las piernas de nuestro personaje, lo que nos obligaba a realizar saltos y barridos para no perder la barra de vida a velocidad de vértigo.
Los escenarios estaban repletos de detalles memorables, desde las tiendas de la primera fase hasta la impresionante vista de Manhattan (Torres Gemelas incluidas) con la que Irem nos obsequiaba durante la fase del puente de Brooklyn. Aunque sin duda, lo mejor de la placa era el sonido, seco y contundente, de los puñetazos.
Vigilante debutó en los salones recreativos japoneses en marzo de 1988 y Data East obtuvo la licencia para explotar la máquina en Occidente, obteniendo un éxito considerable que, por supuesto, se tradujo en un aluvión de adaptaciones domésticas.
US Gold se hizo con los derechos para producir en 1989 las conversiones para ordenadores de 8 y 16 bits, una tarea que recayó en los irlandeses Emerald Software. Y Sega se encargó de producir y programar una simpática conversión a Master System, que curiosamente solo vio la luz en Occidente a pesar de ser compatible con el módulo FM del modelo japonés.
Pero si hay una adaptación doméstica que destacó muy por encima del resto esa es sin duda la de PC Engine, obra de la propia Irem. La diminuta bestia de NEC puso la cara colorada al resto de sistemas de la época con una conversión sencillamente perfecta que, afortunadamente, pudimos disfrutar en Occidente al formar parte del catálogo de TurboGrafx-16. Vigilante es una de esas Hu-Card (junto a las conversiones de R-Type y Street Fighter II Champion Edition) que no pueden faltar en ninguna colección.
Con la promesa de retomar en un futuro próximo el tema Kung-Fu Master (no es para menos, fue diseñado por Takashi Nishiyama, el posterior director de Street Fighter y Fatal Fury) nos despedimos de nuestro amigo el justiciero, la pobre Madonna y los cansinos Skinheads. ¿Alguno llegó a jugar en el bar de su barrio con la recreativa de Vigilante? ¿Y con las versiones para ordenadores domésticos? ¿Podéis creer que llegué a ver en un Corte Inglés el port de TG-16 con un precio de 95 pesetas? Como siempre esperamos vuestros comentarios y anécdotas.