Competiciones de deportes electrónicos. Juegos basados en la historia. roguelikes en los que cada partida es diferente. Simulaciones de rol en GTA Online. Incluso gente charlando de cosas aleatorias frente a la pantalla mientras cena. Mixer y, sobre todo Twitch, han creado un paradigma inconcebible hace apenas diez años: millones de personas cada día encienden sus ordenadores, televisores o teléfonos móviles para ver a otras personas jugar a videojuegos e interactuar con ellas y con el resto de los espectadores.
Es una situación extraña e impredecible: una generación que había abandonado la televisión en pos de las plataformas de vídeo bajo demanda (ya que querían ver el contenido que quisieran cuando quisieran) ha abrazado un contenido en directo basado en la personalidad y la interactividad.
Las grandes compañías tecnológicas supieron ver de manera relativamente rápida que esto se iba a convertir en un gran negocio. Pero la existencia del streaming casero en directo es más antigua de lo que pensamos. En 2007 se fundó Justin.tv, una web que permitía a cualquiera emitir contenido en directo; la plataforma la creó Justin Kan, quien anteriormente hizo una web experimental donde emitía su vida constantemente: las 24 horas del día, los siete días de la semana.
En 2011 lanzaron un subproducto: Twitch.tv. La idea era la misma, pero con canales enfocados a los videojuegos. En agosto de 2014, la web principal cerró, y un mes después, el gigante tecnológico Amazon compraba Twitch por 735 millones de euros.
Mixer nació con otro nombre: Beam. De hecho, ni siquiera era una compañía de Microsoft. Se trataba de una startup creada en 2016 e inspirada en Twitch, pero con una ambición concreta: promover la interactividad entre emisores y espectadores gracias a emisiones ultrarrápidas con apenas un par de segundo de diferencia. En agosto de ese mismo año, la compañía de Redmond compró Beam. Más tarde integró el servicio en Windows 10 y Xbox One, pero de cara a la galería nunca pareció que fuera un producto importante para Microsoft. Hasta que a mediados de 2017 lo rebautizó como Mixer. La plataforma se integró hasta tal punto en su consola que nada más encender la máquina y pulsar un botón, podemos ver un extenso catálogo de emisiones; y con pocas pulsaciones más podemos empezar a emitir; lo mismo ocurrió con la Game Bar de Windows 10: emitir en Mixer apenas requiere unos pocos clics.
A pesar de las innovaciones, este es un caso (al menos, de momento) de quien llega primero llega mejor: a fecha de enero de 2019, Twitch tenía 1,76 millones de usuarios activos; Mixer, 70.000. Pero en agosto Microsoft hizo un movimiento agresivo para captar audiencia en su plataforma: fichar en exclusiva a Tyler "Ninja" Blevins, el streamer de Fortnite más popular (y rico) del mundo. Así, Ninja perdía los 14.956 suscriptores que tenía en Twitch, por lo que el contrato de exclusividad con Mixer debe haber tenido un buen puñado de ceros a la derecha – aunque esa cantidad nunca se conoció.
En este conflicto por captar audiencia entre las dos plataformas, tanto Mixer como Twitch han ido actualizándose con nuevas funciones y mejoras, en ocasiones copiando características el uno del otro. Las diferencias entre los dos servicios pueden englobarse en los siguientes seis puntos.
Gamificación del streaming
Una de las características claves de Mixer es la gamificación de ver a alguien jugar, lo que se traduce en que simplemente pasando tiempo dentro de la plataforma los espectadores obtienen recompensas.
Mientras se ve una emisión en directo, los espectadores van obteniendo experiencia en su cuenta – está compartida entre toda la plataforma, no en cada uno de los streamers. Cada vez que se sube de nivel, se obtienen Sparks. Con ellos se pueden desbloquear emoticonos para usarlos en cualquier emisión e interactuar con las emisiones (algo que explicamos en el siguiente punto).
Interactividad: MixPlay y las extensiones
Desde el principio de Mixer se ha apostado por la interactividad más allá del chat en directo: la pretensión es que los espectadores puedan afectar a la partida que están viendo de diversos modos.
Ahí es donde entra en juego MixPlay. Uno de los primeros juegos en integrar este sistema fue Minecraft, también de Microsoft. El funcionamiento es sencillo: los espectadores ven en la pantalla un menú con varias opciones que pueden seleccionar gastando Sparks. Estos botones afectan al sandbox de distintas maneras: invocando gallinas, cerdos y otros animales; haciendo que aparezcan zombis de la nada; o hacer que caiga la noche.
La introducción de estos botones también es sencilla para los emisores, pues Mixer tiene una herramienta que permite colocar y modificar estos botones de manera fácil.
La funcionalidad se usa en otros juegos, como los dramas interactivos de Telltale Games o Descenders, un juego procedural de bicicletas en el que los espectadores pueden alterar las condiciones de conducción.
El MixPlay ha ido mejorando con el paso del tiempo, hasta el punto de que los streamers pueden pasar el mando: activando una opción, pueden hacer que cualquier jugador con un mando de Xbox One controle lo que ocurre en el juego gracias a la poca latencia de Mixer; y si no tiene un pad de esa consola, se dibuja un mando digital interactivo en pantalla.
El sistema también se puede utilizar (y realmente, es para lo que lo usan la mayoría de los emisores que hemos visto) para colocar enlaces a tiendas de merchandising, a sus redes sociales y otras cosas.
Aunque Twitch carece de un sistema integrado como este, algunos juegos permiten una interactividad similar. Por ejemplo, el roguelike de acción y plataformas Dead Cell tiene un modo streaming que permite a los espectadores escribir comandos en el chat para que ocurran diversos efectos: que aparezcan más enemigos en el siguiente nivel, que un pollo te ayude en los ataques e incluso se puede activar una votación para que la audiencia vote cómo mejorar el personaje.
Es solo un ejemplo de los muchos juegos que tienen integración con Twitch, pero a ello hay que sumar las extensiones. Twitch permite a desarrolladores de otras compañías crear plug-ins variados. Por ejemplo, Gearbox ha lanzado junto a Borderlands 3 una herramienta que permite a cualquier espectador ver el equipo, el árbol de habilidades y otros detalles del streamer.
Desde hace años hay algo similar para Destiny 2. Un botón en pantalla con el logotipo del juego permite ver el equipo que está utilizando el emisor en ese momento concreto.
Además, la capacidad de pasar el mando también es posible en Twitch gracias a otro programa de terceros: Dixper. Podéis acceder a ella aquí.
HyperZone: un "mejores momentos" en directo
Una atractiva funcionalidad de Mixer de la que carece Twitch es HyperZone. Ese nombre tan rimbombante sirve para definir un tipo de streaming donde no se ve a una persona en concreto, sino que el espectador selecciona el juego que prefiera y ve partidas en directo donde están ocurriendo cosas importantes.
HyperZone está disponible en juegos con modo battle royale: Apex Legends, PlayerUnknown’s Battlegrounds, Fortnite y Call of Duty: Black Ops 4. Al hacer clic en el HyperZone de esos juegos, vemos partidas de los últimos jugadores que quedan en pie: momentos tensos que prometen frenetismo. Cuando esa partida termina (o el jugador que estamos viendo muere), el streaming pasa automáticamente a la partida de otro jugador que está en una situación similar.
Integración en consolas y ordenadores
Uno de los puntos a favor de Mixer es la buena integración de los sistemas en los que está disponible. En Xbox One tenemos un catálogo de emisiones prácticamente en la portada (tan solo hay que pulsar el botón RB desde el menú principal para acceder a la plataforma); y emitir en directo a Mixer, una vez configurada la cuenta, se puede hacer desde el Menú Guía de la consola.
En el caso de los ordenadores con Windows 10 es similar. Mixer está integrado en la Game Bar (que se abre pulsando la tecla Windows + G). Emitir en directo requiere la pulsación de un solo botón en la interfaz.
Además, la aplicación de móviles de Mixer permite emitir en directo los juegos de iPhone y Android, algo que la app oficial de Twitch no permite – aunque sí se puede emitir con la cámara y el micrófono del móvil.
Sin embargo, el talón de Aquiles de Mixer es pertenecer a Microsoft, por lo que no está disponible, ni para emitir ni para ver contenido, en la consola de esta generación que más máquinas ha colocado en las casas de todo el mundo: PlayStation 4. La máquina de Sony solo tiene integración con Twitch.
Streamings cooperativos
Montar un streaming mostrando las pantallas de varios jugadores en Twitch es un proceso engorroso que requiere de una configuración compleja de programas de terceros y un buen ordenador para hacer la realización: al fin y al cabo, es tu ordenador el que está recibiendo una o más emisiones de otros, y emitiéndolas junto a la tuya en una composición personalizada.
En Mixer es una función automática y sencilla. Cualquier persona puede hacer un streaming cooperativo que separa la pantalla en pequeñas ventanas para cada uno de los emisores, algo útil para ver partidas de un battle royale o de juegos como Sea of Thieves.
Twitch no se ha quedado de brazos cruzados ante esta situación. En marzo presentó Squad Stream, una función que sirve exactamente para lo mismo. Sin embargo, no está disponible aún para todos los streamers, solo para los partners de la plataforma: aquellos emisores de tanto éxito que han conseguido estar verificados por Twitch tras cumplir una serie de logros.
Diferencias en la monetización
Los servicios de streaming no existirían sin los streamers, y cada plataforma tiene una serie de recursos para generar ingresos millonarios; parte de esos ingresos se reparten con los emisores.
La monetización de Twitch se basa en tres aspectos: publicidad, suscripciones y bits. La plataforma muestra publicidad antes y durante cada streaming al que el espectador no esté suscrito; parte de los ingresos de esa publicidad van al streamer.
Una suscripción de Twitch básica cuesta 4,99 euros al mes, pero algunos streamers tienen suscripciones de mayor cantidad mensual que dan más beneficios. Generalmente, esas bonificaciones son emoticonos que usar en el chat, la ausencia de publicidad y el acceso a las emisiones exclusivas de suscriptores. Es habitual que se vayan desbloqueando más recompensas (tradicionalmente, emoticonos) conforme más meses seguidos se esté suscrito.
En Mixer, las suscripciones cuestan 5,99 dólares al mes (5,41 euros al cambio) Las bonificaciones son similares a las de Twitch: ver un canal sin anuncios y obtener emoticonos exclusivos del canal al que se haya suscrito el espectador. Pero también otorga el doble de experiencia y cinco veces más Sparks durante el tiempo que se ve el canal al que se ha suscrito.
Ambas plataformas tienen sendas monedas que sirven para elogiar a un streamer a la vez que se le otorga un dinero equivalente al precio de esa moneda: son los Cheers (Twitch) y los Embers (Mixer).
Sin embargo, en términos de monetización para los streamers, Twitch tiene una ventaja. Cualquier persona suscrita a Amazon Prime tiene una cuenta de Twitch Prime, que incluye una suscripción mensual gratuita a un emisor de la plataforma: para los usuarios no tiene coste, pero los streamers reciben el dinero correspondiente como si se tratara de una suscripción de pago.
Está por ver cómo evoluciona esta batalla por la audiencia y las funcionalidades entre Twitch y Mixer, pero ahora que la plataforma de Microsoft tiene al streamer más famoso del mundo (Ninja), el conflicto va a ser interesante – y los beneficiados van a ser los usuarios, que van a ver cómo, a causa de la competición, ambos servicios mejoran.