Con Spider-Man: No Way Home con su estreno preparado para el próximo 16 de diciembre (la semana que viene en el momento de escribir estas líneas) toca echar un poco la mirada al pasado. Máxime ahora, que está en el aire la posible aparición de Tobey Maguire y Andrew Garfield en el largometraje protagonizado por Tom Holland. Todavía no hay nada confirmado, pero hay mil y una teorías y pistas, hasta promociones filtradas, que indican que los anteriores lanzarredes harán acto de aparición en la nueva cinta de Jon Watts fusionando así los universos de Spider-Man en uno solo. El Universo Cinematográfico de Marvel estaría a punto de dar un salto de gigante al unir películas del pasado, que en principio no tenían que estar introducidas aquí, para expandir su mundo y meter en el mismo armario todo el trabajo realizado con el paso de los años. En esta ocasión, repasaremos la carrera de Andrew Garfield como el lanzarredes centrándonos en cómo su saga de películas fracasó.
Hemos elegido este actor porque ha sido el único de los tres Spider-Man que no ha conseguido tener su trilogía en la gran pantalla, y es algo que en parte se entiende, sobre todo si nos ceñimos a las cifras de taquilla. Pero por otro lado es un tanto extraño teniendo en cuenta que, en líneas generales, Garfield tampoco fue un desastre absoluto en el papel del personaje de Stan Lee. Es posible que ahora el actor tenga una nueva oportunidad para aparecer en una sala de cine con el mítico traje azul y rojo junto a sus compañeros.
¿Son realmente tan malas las películas de Garfield?
Pues a decir verdad, por lo menos en nuestra opinión, los largometrajes de Spider-Man de Andrew Garfield con Marc Webb no son ni mucho menos un desastre. Sí, puede que no tengan la calidad que tenían las cintas de Sam Raimi (sobre todo en lo que respecta a trabajo artesanal de efectos especiales), pero en lo que se refiere a historia funcionan perfectamente y cuelan como nueva adaptación del lanzarredes. Una revisita un tanto diferente a como habíamos conocido a Spider-Man de forma original mostrando nuevos villanos en pantalla, con Lagarto como protagonista de la primera parte y Electro encabezando la segunda (este último complementado por el Duende Verde y Rhino en última instancia).
Garfield no tiene los mismos dotes interpretativos, en este caso, que Tobey Maguire o Tom Holland, pero desde luego no desentona en demasía del papel y logra transmitir ciertas sensaciones del personaje original, pero de forma un tanto libre. Se puede ver su dúo de películas, de hecho, como una revisita al personaje o como un estudio alternativo a las páginas del cómic de Marvel. El Hombre Araña plantea aquí una serie de problemas existenciales similares a los que hemos visto en anteriores ocasiones, aunque bien es cierto que se hace mucho más hincapié en el sentimiento de Parker por querer detener la maquinaria y tener una vida más normal. No es tanto, digamos, un salto al vacío como sí lo es la transformación de Tom Holland o incluso, en parte, de Tobey Maguire.
En resumidas cuentas, no dejan de ser dos largometrajes de lo más entretenidos que ofrecen buenas dosis de diversión, acción y un Peter Parker diferente. The Amazing Spider-Man tiene muchos problemas, por supuesto, porque sus historias tienen bastantes problemas en cuanto a guión. No obstante, también hay que tener en cuenta que se trata de la vigésima vez que se nos cuenta la historia del lanzarredes, por lo que como espectadores también venimos un poco fatigados.
¿Por qué fracasaron entonces las películas?
En líneas generales, y como viene siendo habitual, todo fue culpa de los ingresos en taquilla que se produjeron con la secuela en 2014. La primera parte de The Amazing Spider-Man logró recaudar 700 millones de dólares y, la segunda, se quedó un tanto por debajo, sirviendo de indicador a Sony para darse cuenta de que este no era realmente el camino que había que seguir para poder realizar un universo de personajes nuevo (con los Seis Siniestros).
Por otro lado, Sony tuvo algunos problemas con Andrew Garfield y la profesionalidad del mismo, puesto que según parece el actor faltó a una rueda de prensa de vital importancia en la que se iba a anunciar la tercera entrega de la trilogía de The Amazing Spider-Man, que no llegó finalmente a estrenarse ni a realizarse. El conflicto giró alrededor de un correo que Garfield envió a la compañía asegurando que no iba a presentarse a la rueda de prensa a la que asistió Kaz Hirai, uno de los máximos representantes de Sony. A partir de entonces, todo fue cuesta abajo y se tomó la decisión de despedir a Garfield como Spider-Man.
Eso le vino que ni pintado a Tom Holland, porque se convirtió en el sustituto oficial y se convirtió en el nuevo lanzarredes. Puede que ahora Garfield tenga su momento de redención apareciendo en No Way Home, lo que hasta podría dar pie que le viéramos en más ocasiones como Spider-Man en el futuro si es que se siguen trasteando con los universos. En cualquier caso, las películas de The Amazing Spider-Man no terminaron de cuajar en el público y este lo manifestó no acudiendo a taquilla (está ocurriendo todo lo contrario con No Way Home). El joven Garfield, que tenía 27 años cuando se metió en el papel, perdió una oportunidad de oro y él mismo es consciente, pero por suerte la carrera del actor ha prosperado de forma extremadamente positiva.