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Así son los Dinonegacionistas: cuando negar la evolución no es suficiente

En plena era de la información, cada vez hay más personas que creen que los dinosaurios jamás existieron y que no hay un sustento científico real que pruebe que alguna vez caminaron sobre la Tierra.

Los dinosaurios no existieron. Esto defiende un grupo conspiracionista cada vez más popular en países como Estados Unidos, que sostiene la teoría de que los dinosaurios no existieron nunca y que estos animales jamás pisaron la faz de la Tierra. Llamados dinonegacionistas, se suman a otros partidiarios de las teorías de la conspiración como las del Efecto Mandela o la de la Tierra Plana. Aunque parezca una locura cuando se descubren nuevas especies prehistóricas todos los días y algunas incluso llegan a ser realmente curiosas, estas personas abogan por una supuesta actitud escéptica.

¿Existieron realmente los dinosaurios? Este grupo lo pone en duda

Con la irrupción de las redes sociales, las comunidades que creían en este tipo de supuestas teorías, y que en un principio estaban aisladas, han comenzado a tener una mayor resonancia y altavoz. Medios como Muy Interesante explican que estos grupos, habitualmente afincados en Estados Unidos, defienden que no existe sustento científico suficiente como para creer que los dinosaurios existieron en la Tierra. Los autodenominados dinonegacionistas se aferran a la idea de que estos animales prehistóricos no son más que un invento de la ciencia contemporánea, al igual que los dragones o los monstruos marinos en la edad media.

Pese a la entrada de expertos y otros productos audiovisuales como películas o documentales en la ecuación, que demuestran con los fósiles de estos animales que los dinosaurios sí existieron durante millones de años en la Tierra, los partidarios de esta cada vez más popular teoría de la conspiración se rebelan afirmando que, de una manera u otra, todo se trata de una gran mentira auspiciada por los gobiernos y los medios de comunicación. Los dinonegacionistas aseguran que la información científica relativa a los animales prehistóricos está cogida por pinzas, explicando que mucha de ella está realizada en base a conjeturas.

Estos grupos creen que es todo una patraña para restarle importancia a Dios como creador

Hay diferentes grados de radicalización. Algunos llegan incluso a pensar que todo se trata de una suerte de invento orquestado por las élites, usando a estos animales de cara a cubrir otras formas de vida secretas y anteriores al hombre, generalmente relacionadas con extraterrestres. Sí, como estáis leyendo. Otros, y quizás los más mayoritarios, lo relacionan con una distracción que busca contaminar las mentes de los infantes, alejándolos de las escrituras, la idea del Edén, Adán y Eva y la creación de Dios. Al igual que sucedía con el volcán de La Palma, aquel que lleva en erupción desde el pasado septiembre de 2021, destaca la rapidez con la que se difunden sus bulos, sobre todo amparándose en organizaciones y asociaciones que los respaldan en sus creencias.

Esto nos lleva al debate que lleva acaeciendo en Estados Unidos desde 2015, cuando una oleada de grupos de padres atacó al sistema educativo del país, intentando que se sacara del programa de contenidos de muchos estados lo relativo a la evolución, denunciando la supuesta existencia de los dinosaurios como un fraude. Para ello, afirmaban y defendían que el contenido relacionado con dinosaurios no es apto para la educación de sus hijos, argumentando que los fósiles fueron pruebas desarrolladas por los gobiernos y otros científicos a fin de "socavar la fe cristiana". En lo relativo a Estados Unidos, país en el que proliferan todo tipo de teorías al respecto, los dinonegacionistas se concentran en una zona geográfica concreta denominada Bible Belt (el Cinturón de la Biblia), una región al sureste del país, donde el cristianismo evangélico ha combatido desde hace décadas múltiples teorías y hechos científicos, calificándolos de inmorales o poco apropiados. A veces, incluso se han apuntado algún que otro tanto.

¿Por qué existen los dinosaurios y por qué están equivocados?

Pese a que las asociaciones de padres y alumnos lucharon para que los dinosaurios fuesen eliminados de los planes de estudio, ninguno de los colegios y escuelas accedieron a sus peticiones. Se montaron recogidas de firmas colectivas y alguna que otra protesta, pero el seguimiento fue menor y sin apenas repercusión. Los argumentos de los dinonegacionistas se desmontan fácilmente. Si bien esgrimen temas como las falsificaciones de esqueletos a un complots variados, muchos creen que estos animales no podían reproducirse de forma sencilla y que debido a sus tamaños y fisionomías dispares, el apareamiento era anatómicamente imposible entre múltiples especies de dinosaurios -quizás la cópula entre especies sea el elemento más polémico, muchos paleontólogos no se ponen de acuerdo al respecto-.

Es un nuevo intento de grupos fundamentalistas cristianos de colocar el creacionismo en las esculas de EE.UU

Disfrazada de falso escepticismo, sus teorías no tiene sentido, como tampoco lo tienen los negacionistas del coronavirus o aquellos que creen que la Tierra es plana y que flota en el espacio como un enorme disco gigante con bordes delimitados. Esta afirmación de negar la existencia de los dinosaurios se trata del enésimo intento de colocar la idea de un Dios ligado al creacionismo más absoluto, capaz de dar vida al hombre y eliminando la evolución de la ecuación.

Cada día -casi de forma literal- se produce el descubrimiento de un nuevo dinosaurio, y a veces, estos nos ofrecen pequeños detalles sobre cómo vivían y se relacionaban. No se tratan de simples esqueletos aislados o sueltos. Muchos de estos dinosaurios han sido encontrados junto a nidos, lo que demuestra que se reproducían, conviviendo junto a otros congéneres en grandes manadas. A eso hay que sumarle los restos de bebés dinosaurios, las citadas cáscaras de huevo o incluso las claras evidencias de la evolución de muchas de estas especies en las aves actuales. Por último, otra muestra de su existencia es la principal razón -que no la única- de su extinción: el impacto de un enorme asteroide a finales del Cretácico.

Este movimiento, de reciente acuño, no es más que una derivada del creacionismo que ha tenido repercusión en Estados Unidos en los últimos años. Una forma de negar la ciencia y la realidad sin sustento alguno.