La batalla por el corazón del cine estadounidense se ha trasladado a los despachos de Hollywood, y el botín no es menor: Warner Bros. Discovery, uno de los grandes pilares históricos de la industria audiovisual. Los gigantes mediáticos maniobran en silencio para hacerse con una de las últimas grandes majors independientes, y el pulso ya tiene dos contendientes claros.
Netflix movió ficha primero con una oferta formal por la compañía, pero Paramount Skydance decidió no apartarse del tablero y respondió con una OPA hostil que, según las últimas informaciones, no ha logrado seducir a la cúpula del estudio pese a contar con el beneplácito de Donald Trump.
Warner Bros. descarta la propuesta de Paramount y apuesta por cerrar su acuerdo con Netflix: "Conviene a la compañía"
De acuerdo con Bloomberg, Warner Bros. Discovery tiene la intención de rechazar la propuesta de Paramount y apostar por el acercamiento de Netflix. El motivo no es creativo ni estratégico en lo discursivo, sino puramente financiero: la oferta presentada por Paramount plantea dudas relevantes sobre la estructura de la operación y su viabilidad a medio plazo. Por ello, el consejo recomendará a los accionistas que no acepten esa proposición. Paramount tiene margen para reaccionar: su oferta expira el próximo 8 de enero, fecha límite para decidir si mejora las condiciones o se retira definitivamente de la puja.
En este contexto, uno de los actores financieros clave ha dado un paso atrás. Affinity Partners, la firma de inversión de Jared Kushner -yerno del expresidente estadounidense Donald Trump-, ha comunicado que ya no participa en la operación. "Las dinámicas de la inversión han cambiado de forma significativa desde que nos involucramos en octubre", ha explicado la compañía, aunque sigue reconociendo el potencial estratégico del movimiento en términos industriales.
Las cifras explican buena parte de la tensión. Netflix ha puesto sobre la mesa 83.000 millones de dólares para hacerse con Warner Bros. Discovery, mientras que Paramount Skydance ha elevado la apuesta hasta los 108.000 millones. La guerra corporativa está lejos de cerrarse: cualquier acuerdo deberá pasar por el escrutinio de los reguladores, y no se descarta que Paramount intente un último golpe de efecto para convencer a los accionistas.















