En Punto Nemo, Eric Masip y Michelle Calvó se sumergen —literalmente— en una historia mucho más oscura y exigente que muchos de sus trabajos anteriores. Para Masip, que venía de proyectos de gran exposición mediática, fue una oportunidad para desafiar su zona de confort: “Me gusta tener la oportunidad de hacer personajes que se salgan tanto de lo que yo espero de mí como de lo que el público espera de mí”.
El actor asegura que no fue tanto una estrategia de giro en su carrera como una apuesta por historias que le llenen: Punto Nemo, con su tensión interna y física, cumplía todos esos requisitos. Michelle Calvó, por su parte, encarna a Cantera, una militar leal, recta y con un arco narrativo inesperado.
Cantera es una mujer atípica dentro de los roles en series
“Ella es muy leal al ejército, es su forma de ser, de pensar, de vivir”, cuenta Calvó, que destaca lo importante que fue romper con ciertos códigos visuales y de género en la construcción del personaje: “Buscábamos no sexualizarla, nada de maquillaje, nada de destacar la feminidad. Es una más del cuerpo, pero también está en un puesto de poder, y eso era esencial mostrarlo”.
Según ella, la fortaleza de Cantera reside tanto en su carácter como en la capacidad de tomar la delantera sin miedo. El rodaje, sin embargo, supuso un reto en todos los frentes. Las localizaciones naturales, el clima y el propio barco de rescate se convirtieron en desafíos constantes. “Creo que no he estado en una serie más complicada”, admite Calvó. “Había que estar abierta, concentrada todo el tiempo. Pero fue el rodaje que más me ha cambiado”.
Para Masip, Punto Nemo fue también una lección de resistencia mental y emocional: “Hubo momentos de muchísima presión. Un fotógrafo me dijo: ‘Sinceramente pensé que no serías capaz’, y al final no solo lo hice, sino que lo hice con calma. Pero fue un sacrificio grande”. Ambos actores coinciden en que el rodaje les dejó herramientas vitales para su profesión y su vida personal. Masip incluso se tatuó una frase tras la experiencia: “Nada importa tanto”. Fue su forma de recordar que, en medio de tantas tensiones externas, lo esencial es mantenerse centrado.
Un drama medioambiental real
“Veía en Óscar Jaenada esa experiencia de saber qué es importante y qué no, y de apoyarse en los compañeros”, recuerda. Calvó añade que aprender a relativizar fue clave: “Si no te impermeabilizas, todo te afecta. Y este rodaje exigía esa calma”.
Más allá del drama humano, Punto Nemo no esquiva su componente de crítica ambiental. La famosa “isla de plástico” del Pacífico que aparece en la serie es real, y Calvó lo vivió de primera mano: “En Maldivas no podía parar de llorar. O se quema la basura o va al mar, no tienen otra opción. Y sigue llegando más y más plástico”. La actriz celebra que la serie haya querido poner el foco de nuevo sobre esta realidad: “Es bonito formar parte de un proyecto que, aunque sea ficción, no deja de exponer un problema real que nos afecta a todos”.















