Durante años, la neurocientífica Jimo Borjigin se ha dedicado a investigar uno de los mayores misterios de la biología humana: lo que sucede en el cerebro en los instantes previos a la muerte. Lo que descubrió rompió con las ideas previas: lejos de apagarse, el cerebro entra en un estado de intensa actividad, como si estuviera «organizando» los últimos momentos de la vida.
El cerebro aumenta notablemente su actividad
El hallazgo ocurrió casi por accidente hace más de una década, mientras Borjigin experimentaba con ratas en su laboratorio. Durante una cirugía, dos ratas murieron, permitiendo observar una explosión de actividad cerebral en los últimos segundos. Lo más sorprendente fue la masiva liberación de serotonina, un neurotransmisor vinculado a las alucinaciones. Esto llevó a Borjigin a preguntarse si las ratas habrían experimentado una suerte de «visión» antes de morir.
En 2023, su equipo llevó la investigación al siguiente nivel, analizando la actividad cerebral en humanos que estaban en coma y conectados a soporte vital. Con el consentimiento de las familias, monitorearon a los pacientes mientras se les retiraba el respirador. En dos de ellos, se detectó una alta actividad de ondas gamma, las mismas que se asocian con la memoria y el procesamiento de información compleja. Esto sugiere que, en esos últimos momentos, el cerebro podría estar recreando recuerdos clave.
Uno de los descubrimientos más fascinantes es que esta actividad no ocurre de manera generalizada en todo el cerebro, como en el caso de las ratas, sino que se concentra en regiones específicas. La corteza visual fue una de las áreas más activas, lo que explicaría por qué muchas personas que sobreviven a un paro cardíaco reportan haber visto una intensa luz.
Our very own @DrAjmalZemmar recently shared his research on the dying brain at #CIT24 https://t.co/IkMUGJgz08
— UofL Neurosurgery (@UofLNeurosurg) March 12, 2024
Ver pasar la vida ante tus ojos
El doctor Ajmal Zemmar, uno de los investigadores del estudio, considera que esta actividad podría ser la base biológica de las experiencias cercanas a la muerte. Durante 900 segundos de monitoreo en un paciente de 87 años, las ondas gamma aumentaron significativamente en los 30 segundos antes y después del paro cardíaco, como si el cerebro estuviera revisando momentos importantes de su vida.
Aunque queda mucho por investigar, estos estudios han abierto una nueva ventana para comprender el proceso de la muerte. Más allá de las implicaciones científicas, los resultados también ofrecen consuelo: saber que el cerebro podría estar generando un repaso de los recuerdos más felices en los últimos instantes de vida puede ayudar a las familias a encontrar algo de paz en momentos de duelo.