Muchos arrastran heridas invisibles desde la infancia, marcas profundas que el cerebro archiva en lo más hondo y que condicionan toda una vida. Durante décadas, la psicología ha tratado de descifrar cómo abordar estos traumas, y en ese viaje de descubrimiento, ha surgido una herramienta que está transformando el tratamiento de trastornos como la ansiedad: el EMDR.
Conocido como Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares, el EMDR ha ganado terreno como uno de los métodos más eficaces para tratar recuerdos traumáticos. Y pocas figuras han impulsado tanto su popularización en España como Marian Rojas Estapé, psiquiatra de enorme prestigio, que ha convertido esta técnica en uno de los pilares de su práctica clínica.
Supera un ataque de ansiedad en segundos: el consejo práctico de la psiquiatra Marian Rojas
El EMDR tiene un origen casi accidental. Fue la psicóloga Francine Shapiro, en 1987, quien, durante un paseo, descubrió que mover rápidamente los ojos parecía reducir su ansiedad. De aquella observación espontánea nació un protocolo clínico que hoy avala la Organización Mundial de la Salud para tratar el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).

¿Pero cómo funciona exactamente? El cerebro humano, explica Rojas, actúa como un archivador de recuerdos. Un evento traumático puede "desordenar" este archivo, activando zonas como la amígdala cerebral y desatando ansiedad incontrolable. El EMDR reproduce, de manera consciente, lo que el cerebro intenta hacer durante el sueño REM: integrar el recuerdo traumático en redes neuronales más saludables mediante movimientos oculares controlados.
El impacto de esta técnica es real y tangible. Marian Rojas relata cómo, durante un viaje a Camboya, ayudó a una niña rescatada de la trata de personas a superar su terror a los hombres gracias a sesiones de EMDR. Casos como este ilustran el poder de un método que no solo trabaja con grandes traumas: también es eficaz en fobias, ataques de pánico o ansiedad generalizada.
Numerosos estudios —muchos de ellos realizados con veteranos de guerra estadounidenses— han confirmado su efectividad, y hoy instituciones oficiales recomiendan su uso como tratamiento de primera línea. Más allá de los traumas extremos, Rojas defiende que cualquier persona que haya vivido situaciones de fuerte estrés puede beneficiarse del EMDR, logrando, en pocas sesiones, una mejora notable de su bienestar emocional.
En tiempos donde la ansiedad parece formar parte del paisaje cotidiano, el EMDR se presenta como una vía esperanzadora para reconciliarnos con nuestro pasado.