El País Vasco se convierte en una de las primeras comunidades autónomas en España en abrir la puerta del hospital a los animales de compañía. Una medida que, aunque todavía en fase piloto, ya se está ensayando en centros de Vitoria con vistas a extenderse al resto del territorio vasco.
El proyecto pretende humanizar la estancia hospitalaria permitiendo que los pacientes reciban la visita de sus mascotas, un gesto sencillo que puede tener beneficios emocionales y físicos comprobados por la ciencia.
Tendrán lugar en zonas comunes, sobre todo
Según el protocolo elaborado por Osakidetza, los encuentros entre pacientes y animales se llevarán a cabo preferentemente en espacios comunes o, si la situación médica lo permite, en la propia habitación del hospitalizado. En caso de que esta sea compartida, se requerirá el consentimiento del otro ocupante. La medida, inicialmente enfocada a pacientes con estancias prolongadas, contempla visitas bajo la supervisión de un celador y con animales que cumplan ciertos requisitos higiénico-sanitarios.
La directora general de Osakidetza, Susana López Altuna, según recoge La Vanguardia, ha defendido públicamente esta iniciativa como parte de un proceso más amplio de humanización de los entornos clínicos. “Un hospital es de por sí un entorno hostil, y con acciones como esta tratamos de humanizarlo tanto para los pacientes como para sus familias”, afirmó en declaraciones recogidas por El Correo. El bienestar emocional del paciente ha pasado a ocupar un papel clave en el enfoque asistencial moderno, y la relación con las mascotas se reconoce cada vez más como un factor terapéutico.

Diversos estudios han demostrado que el contacto con animales puede reducir los niveles de estrés, ansiedad y depresión, además de mejorar parámetros fisiológicos como la presión arterial o la frecuencia cardíaca. En personas mayores, y especialmente en pacientes con enfermedades neurodegenerativas, las visitas de sus mascotas pueden actuar como estímulo cognitivo y emocional, reforzando vínculos y recuerdos. La Universidad de Alberta (Canadá) o el hospital Charité de Berlín han publicado trabajos que avalan estos efectos.
A la espera de los resultados del piloto, esta medida podría marcar un antes y un después en la manera en que los hospitales abordan el cuidado integral del paciente. En un sistema de salud donde el componente humano a menudo se ve eclipsado por la burocracia, la simple visita de un perro puede ser, paradójicamente, la intervención más humana de todas.