En el universo geopolítico actual, en el que Rusia sigue apuntando con el dedo a Occidente, y en el que los países europeos comienzan a rearmarse con nuevas tecnologías y dispositivos, el concepto de "Beijing Military City" ha emergido con fuerza, bautizando un complejo militar que, por su impresionante tamaño, no necesita demasiada explicación.
Con una extensión que supera las 1500 hectáreas, este centro de mando militar de China es, sin lugar a dudas, el mayor del planeta, eclipsando al Pentágono por diez veces. Pero la magnitud de este proyecto va mucho más allá de lo que muestran las imágenes por satélite. Financial Times, en conjunto con los análisis de Xataka, ha apuntado que la realidad de este complejo podría ser aún más grande de lo que inicialmente parece.
Según las imágenes por satélite, China está levantando un centro militar colosal, diez veces más grande que el Pentágono
Lo realmente inquietante de esta nueva infraestructura no solo está en su tamaño, sino en su diseño, que parece ir mucho más allá de una simple base militar. A lo largo de las imágenes satelitales, se pueden identificar una serie de obras subterráneas, conectadas por túneles que forman un entramado de búnkeres, de esos que evocan la época de la Guerra Fría. Estas instalaciones, además de reflejar la ambición desmesurada de China, parecen tener un propósito claro en el horizonte cercano: 2027.

La fecha clave no es una coincidencia. Según el presidente Xi Jinping, sus fuerzas armadas deberían estar listas para un conflicto a gran escala en ese año, y la construcción de esta mega base, situada a solo 30 kilómetros de Pekín, parece estar directamente alineada con los planes del gobierno para una posible invasión de Taiwán. Los analistas coinciden en que las instalaciones subterráneas no son solo un lujo estratégico, sino un componente esencial para los objetivos militares de China.
El secretismo que rodea la construcción de esta ciudad militar subraya su importancia. Se han establecido restricciones para evitar el uso de drones en los alrededores y el silencio del gobierno chino respecto al propósito final de la obra sólo alimenta las especulaciones. Todo parece indicar que este centro no solo servirá para entrenar y comandar tropas en tiempos de paz, sino que, en caso de conflicto, se convertirá en el núcleo de operaciones de China, un lugar capaz de resistir los peores escenarios, incluidos los ataques nucleares. Las similitudes con las estructuras antinucleares de la Guerra Fría no parecen ser casuales.

Unos objetivos militares claros, ya que el país asiático está invirtiendo en tecnología y preparándose para combatir en lugares como en el espacio. Y ojo: la guerra es también comercial.