La irrupción de la inteligencia artificial en el mercado laboral ha dejado de ser una predicción futurista para convertirse en un desafío tangible. CEO tras CEO, desde Tobi Lütke en Shopify hasta Luis von Ahn en Duolingo, están advirtiendo a sus empleados de que dominar la IA no es opcional, sino un requisito de supervivencia profesional.
La narrativa, cada vez más explícita, refleja una transformación profunda: la IA no solo optimizará tareas, sino que también reemplazará funciones, alterando el panorama laboral mucho más rápido de lo que otras revoluciones tecnológicas lo hicieron en el pasado.
La IA ya ha sustituido trabajo e irá a más
El ejemplo de Shopify es paradigmático: su máximo responsable ha dejado claro que ningún proyecto podrá ampliar plantilla si primero no ha explotado todas las posibilidades que ofrece la IA, tal y como recoge Xataka. Fiverr ha ido más allá; su CEO, Micha Kaufman, no ha dudado en advertir que "la IA viene a por vuestros trabajos", y que solo quienes logren ser excepcionales en su campo podrán resistir la ola de automatización. En Duolingo, la apuesta es aún más directa: el objetivo es convertirse en una empresa AI-first, recortando progresivamente la contratación de freelancers humanos en tareas que ya puedan desempeñar sistemas automatizados.
Los programadores serán de los primeros en caer
Esta oleada de advertencias no es aislada. Desde Jensen Huang (NVIDIA) hasta Satya Nadella (Microsoft) y Mark Zuckerberg (Meta), los líderes tecnológicos coinciden en que la programación —considerada durante décadas como una profesión a prueba de futuro— será una de las primeras competencias en ser absorbidas casi en su totalidad por la IA generativa. Según Zuckerberg, en menos de 18 meses, la mayoría del código nuevo será escrito de manera autónoma por máquinas, desplazando aún más a quienes no se adapten.
No es la primera vez que los humanos tememos la automatización y la historia ofrece algo de positivismo
Aunque la irrupción de la inteligencia artificial genera un discurso alarmista sobre la desaparición masiva de empleos, la historia industrial y tecnológica demuestra que los procesos de automatización no siempre han tenido un efecto exclusivamente destructivo. De hecho, en varios momentos clave, la tecnología transformó el mercado laboral, creando nuevas profesiones y sectores económicos.
Con la invención del telar mecánico de Edmund Cartwright en 1785, se temió una destrucción masiva de puestos en la industria textil. El movimiento ludita, surgido a comienzos del siglo XIX, es testimonio de la resistencia obrera a esta innovación. Sin embargo, como han demostrado estudios como Technological Revolutions and Financial Capital de Carlota Pérez (2002), la industrialización no solo incrementó la producción, sino que también creó nuevos empleos en sectores como la ingeniería, el mantenimiento industrial, el transporte ferroviario y la logística, áreas que no existían antes a gran escala.
Introducción de la mecanización agrícola (siglo XIX-XX)
La adopción de máquinas como la segadora de McCormick en 1831 y, más adelante, de tractores automotores, redujo la necesidad de trabajo manual en la agricultura. Según datos del U.S. Bureau of Economic Analysis, aunque el empleo agrícola cayó del 41% de la fuerza laboral en 1900 a menos del 2% en 2000 en Estados Unidos, este desplazamiento permitió que millones de personas se trasladaran a sectores de servicios, manufactura y, más adelante, tecnología, impulsando el crecimiento económico general.
Automatización en la industria automotriz (década de 1950-1960)
La introducción de robots industriales en las líneas de montaje de fábricas como las de General Motors a finales de los años 50 no eliminó los empleos de manera inmediata. Al contrario, como muestra el informe histórico de The Brookings Institution (2019), surgieron nuevos roles técnicos como operadores de robots, técnicos de mantenimiento, programadores de sistemas y diseñadores de procesos, que absorbieron parte de la fuerza laboral desplazada.
Aparición de los ordenadores personales (años 80)
Lejos de destruir empleos, la popularización del ordenador personal creó nuevas industrias enteras: desarrollo de software, soporte técnico, diseño gráfico digital, marketing en internet y, más recientemente, sectores como el comercio electrónico y la ciberseguridad. En su An Economic History of the Twentieth Century (2000), Robert Gordon destaca cómo el sector servicios absorbió la mayoría del crecimiento de empleo gracias a la difusión de estas tecnologías.
La expansión de internet (década de 1990-2000)
Aunque inicialmente internet fue visto como un riesgo para empleos tradicionales (como los dependientes de tiendas físicas o agentes de viajes), ha generado millones de trabajos en programación, diseño web, redes sociales, análisis de datos, gestión de comunidades digitales, logística de e-commerce y marketing de contenidos. El Informe sobre el Futuro del Trabajo de McKinsey Global Institute (2017) reconoce que muchas de las profesiones actuales ni siquiera existían antes del año 2000.
No obstante, el balance general de las predicciones más recientes es menos optimista. Según el informe Future of Jobs 2023 del Foro Económico Mundial, la automatización destruirá 83 millones de empleos en los próximos cinco años, mientras que se crearán 69 millones de nuevas funciones, lo que arrojará un saldo neto negativo. La clave para el futuro laboral, advierten los expertos, será la adaptabilidad: quienes consigan integrar la inteligencia artificial en sus competencias y tareas diarias estarán mejor posicionados en un mercado cada vez más exigente y dinámico. Sino, siempre nos quedará La sociedad industrial y su futuro de Theodore Kaczynski.















