El empleo público en España sigue consolidándose como una opción cada vez más atractiva para jóvenes y profesionales en busca de estabilidad y mejores condiciones salariales. Con la mayor oferta de plazas en la historia reciente, el 2025 ha arrancado con un aluvión de convocatorias que han disparado el interés por opositar. Más allá de la seguridad laboral, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que los funcionarios están ganando de media un 24% más que los empleados del sector privado, con diferencias aún más marcadas en los niveles superiores de la administración. Tiene sentido que la generación Z se haya apuntado en masa a las oposiciones en vez de continuar estudiando, como hicieron muchos millennials.
No dolo sueldos mejores sino que con más complementos
El salario base de los funcionarios varía según su grupo, desde los 25.337 euros brutos anuales de la Agrupación Profesional hasta los 32.804 euros del Subgrupo A1, tal y como recoge Business Insider. Pero lo que realmente marca la diferencia son los complementos de destino, productividad y gratificaciones que pueden elevar considerablemente los ingresos. Además, cada tres años los trabajadores públicos acumulan trienios que aumentan su retribución, sumado a las dos pagas extraordinarias al año. Con estos incentivos, los empleados del sector público no solo disfrutan de sueldos más competitivos, sino que también cuentan con proyección salarial a largo plazo.
En 10 años el sector privado paga sueldos que están por los suelos
El contraste con el sector privado se ha hecho más evidente en la última década. Mientras en España la diferencia salarial entre funcionarios y empleados privados se ha triplicado en comparación con la media europea, otros países mantienen una brecha menor. En Italia, por ejemplo, los funcionarios ganan un 19% más que los trabajadores privados, mientras que en Alemania la diferencia es solo del 2%. Paradójicamente, en Francia, con una de las mayores administraciones públicas del mundo, los empleados privados superan en un 3% los ingresos de los funcionarios.
El atractivo del empleo público no solo radica en el salario, sino también en las condiciones laborales. Horarios predecibles, jornadas de 37,5 horas semanales, permisos y licencias más amplios y jubilaciones más favorables son solo algunos de los beneficios que están empujando a la Generación Z a opositar. Con una tasa de paro juvenil cercana al 30%, muchos jóvenes han encontrado en lo público una alternativa que les garantiza estabilidad y un futuro más predecible en un mercado laboral cada vez más incierto.
Las cifras hablan por sí solas: la edad media de los opositores ha descendido, y casi la mitad de los aspirantes a un puesto público en 2025 tiene menos de 24 años. Se estima que en los próximos años la media de edad de los opositores caerá a 34 años, reflejando un cambio de mentalidad en las nuevas generaciones. Frente a la incertidumbre del sector privado, los jóvenes parecen haber tomado una decisión clara: apostar por una vida laboral con menos sobresaltos, sueldos más competitivos y una carrera profesional con garantías de crecimiento.