En plena era digital, donde la información circula más rápido de lo que podemos asimilarla, la Generación Z se enfrenta a un fenómeno que condiciona cómo interpreta el mundo: la influencia de los sesgos cognitivos. Entre los más relevantes destacan el efecto halo y el efecto Ikea, que según expertos como la lingüista Amanda Montell, están detrás de la facilidad con la que jóvenes en TikTok confían ciegamente en lo que dicen influencers y celebridades.
Creerse todo lo que se publicita en redes
El efecto halo consiste en atribuir cualidades positivas a alguien solo porque le admiramos en un aspecto concreto. En el caso de las redes sociales, si un creador de contenido nos resulta carismático o exitoso, tendemos a dar por válidas sus opiniones en otros ámbitos, aunque carezca de experiencia. Esto genera un caldo de cultivo perfecto para que proliferen consejos sin base científica sobre salud, nutrición o incluso política, amplificados por la autoridad que les confiere la fama digital.
El efecto Ikea, bautizado a partir de la satisfacción que sentimos al montar nuestros propios muebles, se traduce en valorar más aquello en lo que hemos participado. En TikTok, se refuerza cuando los influencers hacen partícipes a sus seguidores con frases como “esto es gracias a vosotros” o “somos una comunidad”. Ese sentimiento de pertenencia aumenta la confianza en los mensajes y hace que los jóvenes los perciban como más auténticos y valiosos de lo que objetivamente son.
Un estudio citado en este contexto confirma que gran parte de la confianza en los contenidos de redes no deriva de la veracidad de la información, sino de esa mezcla de pertenencia y admiración. El problema es que, en una época marcada por la sobrecarga de datos, estos atajos mentales, diseñados evolutivamente para ahorrar esfuerzo cognitivo, terminan generando más desinformación y confusión.
El impacto no se limita a temas banales: también alcanza al mundo científico y educativo. La paradoja, como señalan psicólogos sociales, es que a mayor conocimiento en un tema, más tendencia existe a reforzar creencias previas en lugar de cuestionarlas, lo que alimenta burbujas de opinión en redes sociales.











