En las tensiones crecientes del Indo-Pacífico, el general Kenneth Wilsbach, comandante del Comando Aéreo de las Fuerzas Armadas de EE.UU. en el Pacífico (PACAF), ha dejado una confesión que resuena como un trueno en los círculos militares y que demuestra que China está adelantando en la creciente escalada militar.
Durante encuentros aéreos reales en 2022, revisados en análisis de 2025, Wilsbach admitió haber quedado "impresionado por su mando y control" al enfrentarse con el Chengdu J-20 "Mighty Dragon" chino. Este caza furtivo de quinta generación, con más de 300 unidades producidas, demuestra una madurez operativa inesperada en el combate y en las pruebas sobre el terreno, cerrando la brecha tecnológica que Washington asumía como inexpugnable.
Kenneth Wilsbach, general de la Fuerza Aérea de EE.UU.: "El J-20 chino me deja asombrado, pone en jaque la superioridad aérea estadounidense"
Los cazas F-35 y F-22 son el grueso de la fuerza aérea estadounidenses, interceptando formaciones enemigas sobre el Mar de China Oriental y manteniendo tareas de vigilancia y apoyo a otros países aliados. En este contexto, los J-20 chinos mantuvieron posiciones compactas, respondiendo con precisión quirúrgica a maniobras aliadas. Aguantaron el tipo a los movimientos de los cazas norteamericanos y demostraron sobre el terreno que China tiene mucho que decir en la supremacía aérea.
"No esperábamos ese nivel de mando y control", reveló Wilsbach, un veterano con miles de horas en F-16 y F-22. No hablamos de un avión normal, hablamos de una pieza de tecnología con aviónica avanzada y enlaces de datos permiten coordinación fluida, mientras su radar AESA alcanza hasta 1000 km y porta misiles PL-15 de largo alcance, perfectos para saturar defensas en un hipotético conflicto por Taiwán.
Sin embargo, no todo es alabanza. Wilsbach apuntó déficits persistentes en este tipo de maniobras a ojos de todos y radican en su mayoría en el factor humano. Los pilotos chinos acumulan menos horas de vuelo que sus contrapartes estadounidenses y evitan despliegues agresivos sobre aguas abiertas, aferrándose a bases continentales seguras. La integración naval y guerra electrónica aún cojea, pese a upgrades como motores WS-15 que prometen velocidad de supercrucero. "Opera con déficits mayores", concluyó el general, urgiendo a EE.UU. a acelerar programas como NGAD de sexta generación.
Estas declaraciones ganan peso ante los últimos incidentes en la zona, como el ocurrido el pasado 6 de diciembre, cuando cazas J-15 chinos aparecieron en los radares de los F-15 japoneses cerca de Okinawa, un "acto peligroso" según Tokio que Beijing minimiza. China expande su arsenal combinando los J-20 con versiones del J-35 más económicas, abrumando por volumen a las flotas del consabido F-35 en Japón y Guam. En cualquier caso, Wilsbach ve en esto una evolución que amenaza la libertad de navegación y la disuasión regional.















