Ken Fisher, el estadounidense detrás de la firma Fisher Investments, es uno de los nombres más reconocidos en la gestión patrimonial global. Con un patrimonio superior a los 9600 millones de euros, Fisher lleva un estilo de vida sorprendentemente austero para alguien de su fortuna, enfocándose en la comodidad familiar sin caer en el derroche.
Ken Fisher, multimillonario con 9600 millones que conduce el mismo coche desde hace 25 años, revela que no heredará su fortuna a sus hijos
Un ejemplo claro de esta sencillez es su coche: un Volvo que conduce desde hace 25 años. Mientras muchos ricos sucumben a la tentación de los lujos y el materialismo, Fisher prefiere la discreción, evitando gastar en exceso y manteniendo una relación pragmática con su dinero.
A pesar de contar con recursos que podrían proporcionarle cualquier capricho, el magnate ha dejado claro que su riqueza no será heredada por sus hijos. En declaraciones al British Telegraph, explicó que quiere que sus hijos vivan de su propio esfuerzo y construyan sus vidas y familias a través de un trabajo digno, sin depender de un patrimonio colosal.
Fisher Investments, con más de 38.500 millones de euros bajo gestión, no solo asegura la estabilidad económica de la familia, sino que también refleja la filosofía de su fundador: el trabajo no es solo un medio para generar riqueza, sino una forma de desarrollo personal y propósito vital. El magnate sostiene que permitir que sus hijos hereden su fortuna podría ser contraproducente, fomentando dependencias que arruinen su crecimiento emocional y profesional.
Su enfoque está claro: quiere que sus hijos hereden motivación y responsabilidad, no un cheque que los haga dependientes. Como él mismo admite, no los dejará pasar hambre, pero tampoco permitirá que su dinero se convierta en un obstáculo que genere divorcios, fracasos o problemas personales.
Una filosofía que viene de familia
La filosofía de Fisher se inspira en la experiencia con su propio padre, quien financió parte de su educación universitaria pero le permitió forjar su propio camino. Siguiendo esta premisa, él y su esposa han creado una fundación que se encargará de distribuir su patrimonio en un plazo de 20 años tras su muerte. Fisher ha rechazado sumarse a iniciativas como The Giving Pledge, lideradas por Warren Buffett o Bill Gates, prefiriendo diseñar un mecanismo propio para que su dinero llegue directamente a quienes lo necesiten. En definitiva, Ken Fisher demuestra que la verdadera riqueza, según su criterio, no reside en la acumulación, sino en enseñar independencia, propósito y responsabilidad a quienes vienen detrás.















