Con Jurassic World: Rebirth, Mattel ha reabierto las puertas del parque temático más temido -y deseado- del cine moderno. Sí, aquí ya no hay cercados y recintos, pues la naturaleza ha tomado las riendas de las instalaciones de InGen.
En esta nueva colección, tres figuras destacan no solo por su ejecución técnica, sino por su carga simbólica dentro de la saga y su fidelidad (con licencias) a los reptiles del Mesozoico: el Mosasaurus, el Spinosaurus y una pequeña joya para coleccionistas: Dolores, el Aquilops. Cada uno representa una era, un estilo de juego y una filosofía de diseño distinta, y todos, sin excepción, nos invitan a sumergirnos -con ojos de niño y manos adultas- en un mundo perdido.
El Mosasaurus: la bestia marina que desafía las vitrinas
Con más de 60 centímetros de largo y articulaciones reforzadas en mandíbulas, aletas y cola, el nuevo Mosasaurus de Mattel es, literalmente, una figura que exige espacio. Sí, no es pequeña. Las anteriores versiones del reptil marino, estrella de Jurassic World, fueron uno de los juguetes más vendidos de la línea y aquí se ofrece perfeccionado e imponente.
La textura de la piel simula escamas rugosas con acabados húmedos, como si acabara de salir de la instalación secreta de InGen en la Isla de Saint-Hubert, justo para devorar a los incautos que se aproximan a sus inmediaciones.
El esqueleto articulado no busca la hiperrealidad, pero sí la expresividad: permite simular nados en curva, ataques desde abajo o simples flotaciones letales. De hecho, incluye un pequeño Dilophosaurus que puede ser engullido -y expulsado- con el botón de acción que abre sus poderosas -e inofensivas- mandíbulas.
Inspirado en el Mosasaurus hoffmannii, un lagarto marino real que dominó los mares del Cretácico superior, el modelo de Mattel estiliza el cuerpo más de lo que indican los fósiles -el original era más pequeño en tamaño y menos amenazador o reptil-, pero lo compensa con un diseño que transmite poder y masa. Es una translación directa de su homólogo cinematográfico. Podríamos decir que es cine hecho plástico, y en mano, impacta
Spinosaurus: el titán que desafió al T-rex en Jurassic Park y a los fans llega con una nueva versión.
Sí, pocos dinosaurios han generado tanto debate entre el fandom de Jurassic Park como el Spinosaurus aegyptiacus, y Mattel lo sabe. Esta nueva versión -de unos 45 centímetros, con una impresionante vela dorsal, cola articulada y mandíbula móvil- opta por una estética híbrida entre el diseño de Jurassic Park III y las últimas reconstrucciones científicas que lo muestran más acuatizado y casi cuadrúpedo. Sus patas delanteras tienen una movilidad notable y sus dedos largos permiten sujetar presas, mientras que la cola segmentada permite posados reptantes.
En la película protagoniza una de la secuencias más impresionantes, colaborando con el Mosasaurus para cazar a los protagonistas, que intenta extraer el ADN del reptil marino desde un barco. La versión de Mattel es muy fidedigna a la versión de la película, con una recreación muy exacta del cráneo de esta adaptación, sus rugidos -es un juguete electrónico- así como su imponente espina dorsal, espectacular.
La paleta cromática juega con marrones cenagosos, el negro y el naranja, recordando a los manglares y ríos del Cretácico, pero también al tono enfermizo del Spinosaurus cinematográfico, que siempre pareció salido de un laboratorio más que de la tierra. Aun así, en mano, la figura impone. Es menos un juguete y más bestia. Un acierto.
Dolores, el Aquilops: la ternura jurásica en forma de dinosaurio adorable
Y luego está Dolores. Sí, Dolores. Un Aquilops americanus de apenas 20 centímetros, con cabeza desproporcionada, expresión traviesa y articulaciones mínimas (boca, cejas y cuello). Pero aquí es donde brilla la línea Rebirth: no todo es colosal. Este pequeño ceratopsio, uno de los dinosaurios con pico de loro más primitivos, vivió en el Cretácico temprano y apenas alcanzaba el tamaño de un gato.
Mattel lo convierte en un caramelo para los pequeños de la casa, con detalles de pintura finísimos -el degradado de los cuernos frontales, la cola estriada y las manchas faciales lo hacen parecer un personaje animado- y un equilibrio entre realismo y diseño juguetón. Dolores no ruge -aunque hace sonidos muy divertidos, ya que se trata de una versión electrónica-. Dolores acompaña. Y eso, en una línea dominada por predadores, es una declaración de intenciones.
Un parque de texturas, pesos y recuerdos
Jurassic World: Rebirth no reinventa la rueda, pero sí pule sus radios. La línea de Mattel se mueve entre la fidelidad científica, la nostalgia cinéfila y la jugabilidad pensada tanto para manos pequeñas como para adultos con vitrinas temáticas. El Mosasaurus asombra por su escala, el Spinosaurus conquista por su ambigüedad evolutiva y Dolores se cuela como ese tipo de personaje secundario que acaba robando el corazón del espectador.
Tres figuras, tres formas de revivir el pasado. Y esta vez, el pasado se mueve, se articula y ruge en nuestra estantería. Y sí, el futuro es prometedor nuevas criaturas esperan en la profundidad de la selva.















