En España, el precio medio de una cajetilla de tabaco ronda los 4,60 euros, aunque esta cifra varía según la marca y el tipo de producto. No obstante, desde el pasado 24 de mayo, los fumadores en todo el territorio nacional —incluyendo Ceuta y Melilla— enfrentan un nuevo escenario económico debido a la actualización de los precios oficiales del tabaco, recogida en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y supervisada por el Comisionado para el Mercado de Tabacos.
Estos nuevos precios afectan no solo a las cajetillas convencionales, sino también a cigarrillos electrónicos, tabaco de liar y picaduras para pipa, con tarifas que se reflejan ya en los estancos y comercios de toda España. El precio es cada vez más alto y el Gobierno de España, que busca atacar a los vapeadores, busca ampliar la prohibición de fumar en terrazas y se preparan nuevas restricciones.
España aprieta el control del tabaco: nuevos precios en las cajetillas y ampliación de espacios libres de humo
El coste de los cigarrillos se sitúa ahora entre los 5 y 6 euros por cajetilla, dependiendo de la marca, mientras que los cigarros pueden oscilar entre 9 y 20 euros, alcanzando precios de hasta 195 euros por envase en determinados modelos de alta gama. En cuanto al tabaco de pipa, el precio medio ronda los 16 euros por unidad. Esta subida busca, entre otras cosas, desincentivar el consumo de tabaco, alineándose con una estrategia sanitaria más amplia.
En paralelo a esta actualización económica, el Ministerio de Sanidad está impulsando una reforma de la legislación antitabaco que introduce nuevas restricciones sobre dónde se podrá fumar. La medida, aún en trámite, prohibirá fumar en terrazas, marquesinas, campus universitarios, centros docentes, instalaciones deportivas y vehículos laborales, entre otros espacios públicos.
La intención es proteger la salud pública y “desnormalizar el consumo de tabaco en entornos compartidos”, según ha declarado la ministra Mónica García, quien destaca que el tabaquismo es responsable del 30 % de los cánceres en España.
Este paquete de medidas, que ya había sido planteado en 2021 pero quedó paralizado durante dos años, retoma ahora con fuerza el debate público. La aceptación social ha evolucionado notablemente: una encuesta de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) realizada en 2022 mostró que el 72 % de la población —incluidos muchos fumadores— apoyan la ampliación de espacios libres de humo, reflejando un consenso creciente a favor de estas políticas.
La reforma también equipara normativamente los cigarrillos electrónicos y dispositivos de tabaco calentado con el tabaco tradicional, imponiendo las mismas restricciones de uso en espacios públicos. Esta medida, que ya está siendo evaluada por la Unión Europea, pretende cerrar lagunas legales y asegurar una protección homogénea frente a la exposición al humo y los aerosoles. El proyecto debe aún superar el proceso de aprobación en el Consejo de Ministros y la tramitación parlamentaria, donde se necesitará el respaldo político suficiente para convertirse en ley.
