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Glen Powell sobre la adaptación de ciencia ficción de Stephen King 'The Running Man': 'Sales del cine y ves un mundo similar'

Vandal ha podido entrevistar al protagonista de 'The Running Man', la nueva adaptación del maestro del terror el 21 de noviembre.
Glen Powell sobre la adaptación de ciencia ficción de Stephen King 'The Running Man': 'Sales del cine y ves un mundo similar'
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Actualizado: 14:02 13/11/2025
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Glen Powell se ha acostumbrado a correr. Lo hizo como “Hangman” en Top Gun: Maverick, lo hizo entre tornados en Twisters y ahora literalmente huye por su vida en The Running Man, la nueva adaptación de la novela de ciencia ficción de Stephen King dirigida por Edgar Wright. La película, que llega en 2025 —el mismo año en el que transcurre el libro original—, recupera el formato de thriller distópico y reality show mortal con un enfoque mucho más fiel al texto de King que la cinta de 1987 con Arnold Schwarzenegger.

En esta versión, Powell encarna a Ben Richards, un hombre obligado a participar en un concurso en el que el premio son mil millones… y el precio es que todo el planeta pueda delatarte para que te maten en directo. El proyecto supone un paso más en la consolidación del actor como rostro habitual del gran cine comercial, pero él no termina de comprar la etiqueta que muchos le cuelgan. “Ahora mismo solo me lo estoy pasando bien”, responde entre risas cuando le preguntan si se considera el nuevo héroe de acción americano. “Siempre intento acercarme a lo que hago como si fuera parte del público: quiero que la gente no sepa nunca del todo de qué soy capaz ni hacia dónde voy a ir”.

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Powell explica que esa filosofía pasa también por no acomodarse nunca: “Intento sorprenderme a mí mismo. Me gusta entrar en películas que me dan un poco de miedo, entornos distintos que me obligan a desarrollar habilidades nuevas y a enfrentarme a partes de mí que no conocía”. The Running Man, admite, ha sido una de esas pruebas de estrés. “Nunca había estado al frente de una película así, ni me había sometido a un ‘guantelete’ físico como este, o emocionalmente tan intenso. Ha sido un entorno completamente distinto”.

Lo que me fascina es lo certero que fue King al hablar de nuestra relación con los medios.

Para alguien que encadena grandes producciones, podría parecer natural asumir ya la medalla de héroe de acción. Powell se resiste: “No me etiquetaría como héroe de acción, ni de lejos”, insiste. “Lo que sí siento es una enorme gratitud por poder moverme en este mundo, sobre todo bajo la dirección de Edgar Wright”. El actor habla de él como si acabara de descubrir una nueva versión del cineasta de Hot Fuzz y Baby Driver: “Ya le habíamos visto hacer acción en algunas de sus películas, pero creo que nunca había podido desplegar todo su potencial como lo hace aquí. En The Running Man lo ves en plena forma, usando todas sus herramientas”.

El gran legado de Stephen King y Arnold Schwarzenegger

La sombra de Arnold Schwarzenegger planea inevitablemente sobre cualquier conversación en torno a The Running Man. Powell no intenta esquivarla. “Arnold era uno de mis actores favoritos cuando crecía. He visto literalmente todo lo que ha hecho”, reconoce. Ya había coincidido con él en Los mercenarios 3, pero esta vez el vínculo es más simbólico: “Encontrarme de nuevo, aunque sea a distancia, dentro de su órbita, formar parte de su legado de alguna manera, es increíblemente especial”. El actor cuenta que una de las primeras cosas que hablaron al arrancar el proyecto fue, precisamente, hasta qué punto las dos películas eran diferentes. El propio Schwarzenegger ha repetido en público que esta era la única cinta suya que quería ver rehecha y que el remake le parece “increíble y muy creativo” en el terreno de la acción.

Powell resume así esa conversación con el veterano intérprete: “La peli que hicieron en el 87, narrativamente, tiene poco que ver con el libro de Stephen King. Tuvieron que tomar muchos desvíos para hacer algo más práctico de rodar”. Esta nueva versión se ha planteado siempre como un retorno al material original: “Nuestra película es mucho más leal a la novela. Ben Richards no está encerrado en una arena de televisión, sale al mundo real y literalmente todo el planeta le da caza. Eso la convierte en una historia mucho más grande, más cinematográfica, con una escala enorme”. De hecho, Powell menciona que llegaron a levantar alrededor de 170 decorados distintos para contar esa huida a través de un país en ruinas.

Que Wright y su equipo hayan decidido abrazar el libro también significa abrazar su mala leche. King lo publicó en 1982 bajo el seudónimo de Richard Bachman, imaginando un 2025 en el que la economía se ha hundido, la violencia va en aumento y la televisión convierte el sufrimiento en espectáculo de masas.

Cuatro décadas después, el año de la ficción y el año del estreno coinciden… y Powell tiene claro que las coincidencias no terminan en el calendario. “El mundo del que escribió Stephen King, todo lo relacionado con nuestra relación con los medios, los deepfakes, la IA, las noticias falsas, la forma en que nos relacionamos con los medios y cómo etiquetamos rápido a héroes y villanos… me parece fascinante”, enumera. “Como espectador puedes desconectar y vivir el viaje, este espectáculo enorme, loco, muy cinematográfico. Pero luego sales de la sala y piensas: ‘Ay, no… En realidad estamos en un mundo muy parecido’.

El mundo de The Running Man no está tan lejos de donde estamos nosotros”. El propio King ha llegado a describir la película de Wright como “una especie de Jungla de cristal moderna” y ha dicho públicamente que es “fantástica”, un aval poco habitual en un autor que no siempre se muestra satisfecho con las adaptaciones de su obra.

Por eso, Powell habla de The Running Man como algo más que una simple set piece de dos horas largas. “Es una película de acción que tiene muchísimo que decir. Eso no es algo que veamos tan a menudo”, subraya. “Para mí es una historia muy matizada, con muchos grises, que habla de cómo consumimos imágenes, de cómo nos volvemos cínicos o indiferentes ante el dolor de otras personas y de lo rápido que convertimos a alguien en un monstruo o en un santo según lo que nos enseñe la pantalla”. Entre carreras imposibles, explosiones y cazadores con estéticas casi cyberpunk, la cinta también juega a la sátira de la televisión basura y de un ecosistema mediático que recuerda tanto a ciertos realities actuales como a los algoritmos de las redes.

En lo personal, Powell parece más interesado en seguir probándose a sí mismo que en apropiarse de etiquetas. Insiste en que su brújula sigue siendo la curiosidad y la posibilidad de crecer con cada proyecto: “The Running Man me ha llevado al límite en muchos sentidos, pero también me ha dado la oportunidad de formar parte de una conversación muy grande sobre hacia dónde vamos como sociedad”. Y, de paso, le ha permitido correr —otra vez— hacia el estatus de estrella de la ciencia ficción que, le guste o no, muchos espectadores ya le están adjudicando.

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