La última evaluación de Euro NCAP no deja lugar a dudas: Tesla y varias marcas más están vendiendo un futuro de conducción asistida que aún no termina de llegar. El organismo europeo, que hasta ahora se centraba en medir la resistencia de los coches en caso de impacto, ha ampliado sus pruebas para comprobar si los sistemas de asistencia a la conducción (ADAS) cumplen lo que prometen.
El veredicto es claro: aunque hay coches que brillan, otros como el Tesla Model S o el Volvo EX30 se quedan a medio camino, e incluso podrían estar dando a los consumidores una falsa sensación de seguridad.
Un Porche como líder en el ranking
El Porsche Macan eléctrico se erige como el líder de esta nueva hornada de pruebas, con un 85% en competencia de asistencia y un 92% en respaldo a la seguridad. Le siguen de cerca modelos como el Kia EV3 y el Toyota Bz4X, que demuestran que los coches eléctricos más asequibles pueden ofrecer niveles de asistencia comparables a los de marcas premium. En el extremo opuesto, sin embargo, Tesla ha decepcionado a los expertos. Su Autopilot, que ha sido vendido como un adelanto de la conducción autónoma, resulta ser menos eficaz y seguro de lo que los vídeos promocionales dan a entender.
La crítica más contundente la formula Adriano Palao, director técnico de AD/ADAS en Euro NCAP, según recoge Motorpasion: “Tesla está engañando a los consumidores sobre sus capacidades de sistema de piloto automático simplemente a través de su nombre y marketing”. Según explica, un sistema bien diseñado debe cooperar con el conductor y proporcionar información clara sobre su nivel de asistencia. En cambio, el Autopilot de Tesla induce a error y obliga a apartar la vista de la carretera para entender cómo funciona, lo que contradice cualquier principio de seguridad activa.

El problema no es menor
Euro NCAP subraya que cuando los sistemas de asistencia no son claros o efectivos, no solo no ayudan a prevenir accidentes, sino que pueden convertirse en un factor de riesgo adicional. En un momento en que los fabricantes están llenando los coches de tecnología y asistentes que los usuarios ni siquiera comprenden, la necesidad de estandarizar la información y las funciones de estos sistemas se hace más urgente que nunca.