Tobarra no quiere que su tradición suene solo fuerte. Quiere que suene de manera eterna. Más de 400 personas —416 turnos de 15 minutos cronometrados al segundo— se preparan para el 'Reto 104H', una hazaña colectiva con la que este municipio de Albacete, de la mano de su incansable Asociación de Amigos del Tambor, busca algo más que romper un récord: dejar constancia de que el alma de un pueblo también puede retumbar.
Tobarra desafía al tiempo: 104 horas ininterrumpidas de tambor para escribir una nueva página en la historia de su Semana Santa
El desafío arrancará a las 16:00 del Miércoles Santo y no cesará hasta la medianoche del Domingo de Resurrección. Cuatro días y medio de redoble constante alrededor del Monumento al Tambor de Tobarra, un enclave que se convertirá en corazón palpitante de la localidad, justo en la intersección entre la avenida de la Constitución y la calle Reina Sofía.

El reto ha encontrado eco institucional. La Diputación de Albacete se suma con una aportación de 20.000 euros, respaldando no solo la gesta logística que implica coordinar más de 400 relevos sin que el tambor deje de sonar, sino también la raíz emocional y cultural que este tipo de iniciativas representa.
“Estamos donde debemos estar: al lado de las tradiciones que nos definen como provincia”, señaló Santi Cabañero, presidente de la Diputación, tras reunirse con representantes de la Asociación, encabezados por su presidente José Manuel Cano. Junto al vicepresidente Fran Valera, Cabañero reafirmó el compromiso institucional con una tradición que, generación tras generación, ha trascendido el folclore para convertirse en símbolo.
Porque como él mismo subrayó, “en cada redoble hay identidad. Hay historia. Hay una comunidad entera tocando al unísono para no olvidar quiénes somos”. Y en ese tambor, que no descansará ni un segundo, se resume el pulso de un pueblo que late a ritmo propio.

El ‘Reto 104H’ ya tiene todos sus turnos cubiertos y suena —literalmente— como uno de los eventos más singulares de esta Semana Santa en España. Un hito en el que lo turístico, lo emocional y lo patrimonial se funden en un único compás. Un tambor. Una historia. Y un pueblo entero decidido a que no se detenga.