El hombre más rico del planeta lleva años contando una historia poco habitual para su perfil: cuanto más crece su fortuna, más encoge su casa. Elon Musk, que hoy vuelve a encabezar el ránking en tiempo real de Forbes, sostiene su vida diaria en una vivienda muy modesta comparada con su patrimonio, una decisión que él mismo conectó con su idea de libertad y con simplificar posesiones para centrarse en sus empresas.
El giro comenzó en 2020, cuando anunció públicamente que vendería “casi todas” sus pertenencias físicas y que “no poseería ninguna casa”. Lo cumplió: en 2020–2021 se desprendió de siete propiedades en California —entre ellas la histórica casa de Gene Wilder, cuya venta condicionó a que no fuese demolida “ni perdiera su alma”— y de su último gran activo residencial en Hillsborough (la finca Guignécourt), que se cerró por unos 30–32 millones de dólares, según actas y prensa local.
Venta de mansiones y hoja de ruta
Desde entonces, Musk ha repetido que su “casa principal” es literalmente una vivienda de unos 50.000 dólares en Boca Chica/Starbase (Texas), que alquila a SpaceX, muy cerca del complejo donde prueba Starship. Su biógrafo, Walter Isaacson, publicó además una imagen del interior: una cocina y salón austeros en una casa de dos dormitorios que encaja con ese discurso de vida con lo justo. Es una estampa llamativa en contraste con los salones de baile y bibliotecas de cuero de sus antiguas mansiones.
Aquí llega el matiz más discutido: ¿es esa casita una Boxabl “Casita” prefabricada? La empresa insinuó que instaló en 2020–2021 una unidad “para un cliente de alto secreto” precisamente en Boca Chica, lo que alimentó la especulación. Pero el propio Musk aclaró después que, aunque le parece un producto “cool”, él no vivía en una Boxabl. En cualquier caso, el estándar de estas microcasas —cocina y baño completos en unos 34–35 m² y un precio de lanzamiento anunciado en torno a 49.500 $— ayuda a entender la escala de la vivienda a la que alude.
Especulación y estándares
La narrativa minimalista, no obstante, tiene zonas grises. Documentación judicial revisada por Business Insider mostró que, por seguridad, Musk compró discretamente una casa en Austin a través de una sociedad en febrero de 2022 y la utilizó con su familia al menos hasta finales de 2023; un dato que convive con su presencia habitual en Starbase y con el traslado del cuartel general de Tesla a Austin anunciado en 2021. Es decir, vida muy austera en Texas… pero con apoyos logísticos cuando la seguridad lo exige.
Más allá del personaje, la elección de “vivir pequeño” conecta con tendencias reales: la vivienda diminuta puede reducir materiales y energía, y estudios de análisis de ciclo de vida y proyectos demostradores reportan descensos muy relevantes de consumo y emisiones frente a casas convencionales (del 80–90% en algunos prototipos). En paralelo, la literatura sobre materialismo y bienestar sugiere que priorizar metas no materiales puede asociarse a mejor salud psicológica, aunque las evidencias sobre minimalismo y huella de carbono son heterogéneas y dependen del contexto (hábitos, externalidades, tamaño del hogar).















