Desde hace décadas, los científicos han tratado de descifrar qué factores influyen en la longevidad y el envejecimiento. Mientras que la genética, el estilo de vida y la alimentación son elementos bien documentados, estudios recientes han sumado un nuevo componente a la ecuación: el grupo sanguíneo. Según una investigación publicada en Planet Today y citada por Cadena Ser, las personas con sangre tipo B parecen mostrar una mayor resistencia al envejecimiento, gracias a una mejor capacidad de regeneración celular y adaptación a cambios fisiológicos.
Los hallazgos apuntan a que el grupo B, caracterizado por la presencia del antígeno B en los glóbulos rojos, posee mecanismos biológicos que favorecen la reparación de tejidos y la preservación de la juventud. Esta ventaja, sin embargo, no es una garantía de longevidad sin esfuerzo. Los especialistas advierten que mantener un estilo de vida saludable sigue siendo clave para maximizar estos beneficios. Como ya han señalado otros estudios en Japón y publicados en Experimental Gerontology, la combinación de predisposición genética y hábitos saludables es lo que realmente marca la diferencia en la esperanza de vida.
Más jóvenes pero mayor mortalidad
No obstante, no todo son ventajas para quienes poseen este tipo sanguíneo. Otras investigaciones, como la realizada por el Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU. en colaboración con la Universidad de Ciencias Médicas de Teherán, han evidenciado que los grupos sanguíneos distintos del O, incluidos el A, B y AB, presentan un mayor riesgo de mortalidad. En particular, estas personas tienen un 15% más de probabilidades de fallecer por enfermedades cardiovasculares, lo que pone de manifiesto que la genética puede jugar a favor en algunos aspectos y en contra en otros.
Por otro lado, la nutrición juega un papel fundamental en la manera en que el grupo sanguíneo afecta la salud. Algunos especialistas han indicado que las personas con tipo B podrían beneficiarse de dietas ricas en proteínas animales, productos lácteos y verduras, lo que mejoraría su metabolismo y fortalecería sus defensas ante enfermedades. Sin embargo, los riesgos cardiovasculares asociados a este grupo exigen un control adecuado de la alimentación y del estilo de vida para mitigar los efectos adversos en la salud del corazón.
