El miércoles 12 de marzo, el presidente de Estados Unidos salió de la Casa Blanca, símbolo del mundo libre y de los valores democráticos, para hacer algo inusual: tratar de vender coches eléctricos de su amigo, un empresario extranjero no elegido, conocido por exprimir a sus empleados, recortar empleos, no subir los salarios, reducir el gasto público y generar controversia en todo el país: Elon Musk.
Expertos explican cómo el respaldo de Trump a Tesla podría perjudicar a la compañía de Elon Musk
Tesla, la compañía de Elon Musk que alguna vez lideró el mercado de los vehículos eléctricos, atraviesa uno de sus peores momentos. El valor de sus acciones han caído de forma drástica tras la reacción negativa de inversores y clientes ante la creciente implicación de Musk en la política.
Solo en 2025, la caída ha sido del 45%, y el lunes sus acciones se desplomaron más del 15%, situándose en 222,15 dólares. El hundimiento de Tesla, que coincide con el peor momento del coche eléctrico en España, llega después de que Musk asumiera un cargo en DOGE, un organismo creado para reducir la burocracia en agencias federales. Pero su presencia allí no ha sido bien recibida.
Muchos consideran que el magnate, quien donó 270 millones de dólares a la campaña de Trump, tiene demasiado poder y que su influencia debería limitarse. Su protagonismo junto al expresidente ha eclipsado incluso a figuras como el secretario de Estado, Marco Rubio, y al vicepresidente, J.D. Vance.
Pero la imagen pública de Musk ha terminado por salpicar a Tesla. Sus acciones y declaraciones, que han incluido gestos polémicos que desataron indignación mundial, han llevado a muchos consumidores a distanciarse de la marca. Ante este panorama, Trump tomó cartas en el asunto y, como si de un vendedor de coches se tratara, se plantó frente a la Casa Blanca para impulsar las ventas de su aliado.
Donald Trump just lashed out at Americans for not buying Teslas, saying they are “illegally” boycotting the company. pic.twitter.com/9nqv3nyxjl
— No Lie with Brian Tyler Cohen (@NoLieWithBTC) March 11, 2025
"Tesla se está convirtiendo en un símbolo político de Trump y DOGE, y eso es un problema para la marca", advierte Dan Ives, analista de Wedbush Securities. "Parece que están ayudando, pero en realidad están perjudicando", concluía el experto.
Las consecuencias han sido visibles en todo el mundo. Salas de exhibición han sido escenario de protestas que terminaron en incendios, destrozos y arrestos. Algunos propietarios de Tesla incluso han comenzado a colocar pegatinas en sus coches para aclarar que los compraron antes de que Musk se convirtiera en una figura política tan polémica. La frase más repetida: "Lo compré antes de que Elon se volviera loco". Trump, por su parte, ha calificado los boicots como "ilegales", aunque el derecho de los consumidores a elegir qué productos comprar sigue siendo completamente legítimo.
