Hay historias de fantasía que parecen imposibles de ver representadas de verdad, pero aquello que dicen de que la realidad siempre supera a la ficción suele cumplirse más habitualmente de lo que pensamos. Como recuerdan desde 3DJuegos, en 1865 una ballena de grandes dimensiones varó en las costas de Gotemburgo iniciando un pasaje en la historia de la humanidad que merece no ser olvidado jamás.
El cuento de Pinocho no es tan imposible: En Gotemburgo se podía comer dentro de una ballena hace años hasta principios del siglo XX
A mediados del siglo XIX una ballena azul, bautizada como la Ballena de Malm, llegó a costas de Suecia. Encontrada inicialmente por pescadores que tenía intención de despedazar al animal en busca de carne gratis, acabó siendo trasladada al Museo de Historia Natural de Gotemburgo gracias a August Wilhelm Malm, taxidermista que dejó su huella en la historia con este gesto que sirvió como estudio y reclamo turístico durante décadas.
August Wilhelm Malm mandó trocear al animal muerto para reconstruirlo posteriormente mediante una réplica, estudiando cada uno de los detalles de su cuerpo para crear una estructura exacta que sirviera para que el público pudiera conocer a esta criatura. Una vez disecada y conservada, la réplica se instaló en el Museo de Gotemburgo con una estructura de madera compleja y atractiva, con un mecanismo de cierre y apertura por la boca para que el público pudiera entrar dentro de la Ballena de Malm.
Con todo, fue una de las atracciones más queridas y solicitadas por los ciudadanos de Suecia, y hasta se aprovechó para realizar cenas entre la nobleza europea y eventos políticos de gran envergadura. Sin embargo, en 1930 una pareja hizo lo que no debía: mantener relaciones íntimas dentro de la ballena y eso llevó a que las "puertas" del animal se cerrasen para siempre, y es que un escándalo público como ese no se podía permitir y las autoridades no se lo pensaron dos veces, a pesar del éxito comercial de la Ballena de Malm.